Cap. 6 - Taeko a la fuga y encuentro

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— ¡No, suéltame, maldito psicópata! – gritaba Taeko con todas sus fuerzas y trataba de soltarse.

— Ya, ya, cálmate – decía Ayato, pero él mismo no estaba demasiado calmado.

Había agarrado a su Senpai de la muñeca y trataba de meterla a la fuerza en el pequeño almacén. Había conseguido engañarla para llevarla al instituto, pero mientras iban por uno de los pasillos Taeko olió que algo iba mal. Ayato se sentía realmente avergonzado de no poder vencer a su compañera delgadita y débil. Además, era el que más había tardado en raptar a su Senpai. ¿Si él no podía apañárselas con una chica, cómo se la debieron arreglar Saiko y Akane?

En un momento Ayato logró meter a Taeko en el almacén y cerró la puerta. La chica comenzó a golpearla con los puños y a gritar lo más fuerte que podía. Ayato se apoyó en la puerta para evitar que Taeko pudiera salir. ¿Secuestrar a alguien siempre are tan estresante?

— Volveré en unos minutos – dijo él.

Taeko se calmó de golpe. Seguramente la tranquilizaba pensar que Ayato se iría.

El chico comenzó a alejarse del almacén, hundido en sus pensamientos. ¿Cómo iba a lograr que una persona que le odia de enamore de él?

Mientras, Taeko maquinaba un plan de escape. No sabía de cuánto tiempo disponía antes de que Ayato volviera, así que tenía que pensar rápido. ¿La red de ventilación, tal vez, como hacían en las películas? No, eso era ridículo. Ah, ¿qué había hecho ella para merecer esto?

Taeko le dio una fuerte patada a la puerta para desahogarse. Se llevó una sorpresa al ver que esta se abrió sin ningún problema. O es que Ayato lo había hecho a propósito, o es que no tenía ninguna experiencia secuestrando gente.

La chica salió del almacén y se dirigió a la puerta de salida del instituto. Cuando estaba a unos metros de ella, vio a alguien intentando abrirla desesperadamente.

— ¡Eh! – le gritó ella.

El chico se giró de inmediato. Parecía ser que estaba pendiente de una amenaza.

— ¿Akira? – preguntó Taeko al ver su cara.

— ¿Qué haces aquí? ¿Te ha secuestrado Saiko? – Akira se apartó un poco de la puerta y se acercó a su compañera.

— ¿Qué tiene ella que ver con esto? – Taeko arqueó una ceja.

— Ella me drogó y me trajo aquí – suspiró Akira.

— A mí me ha raptado Ayato... si es que esa chapuza se puede llamar rapto.

— ¿Qué? – exclamó Akira. – ¿Eso significa que hay dos psicópatas rondando por este lugar?

— Tres – dijo Kuta, acercándose lentamente. – He oído vuestra conversación. Yo tengo la misma historia, solo que con Akane.

— Genial – murmuró Akira.

— Tenemos que salir de aquí – afirmó Taeko.

— ¿Crees que no se me había ocurrido antes? – dijo Akira. – He intentado abrir la puerta. Está cerrada con llave. Por una nota que me ha dejado Saiko he sabido que la ha escondido en una de las aulas.

— ¿A qué esperamos entonces? – preguntó Kuta. – ¡Vamos a buscarla!

— Tal vez deberíamos dividirnos para cubrir más territorio – propuso Akira.

— Ni en broma me pienso quedar sola – dijo Taeko. – Iremos juntos.

Akira se lo pensó.

— Está bien – decidió él. – Pero debemos tener en cuenta que nuestros compañeros pueden ser extremadamente peligrosos. Ninguna persona en su sano juicio drogaría y secuestraría a alguien. Además, he visto que Saiko iba armada – Akira tembló al recordar en gran cuchillo ensangrentado de la chica. – Seguramente los demás también tienen algún arma.

— Yo tengo algo con lo que defendernos – Kuta mostró la navaja se Shinji. – Claro que una pistola o una ametralladora estaría mejor, pero supongo que esto también servirá.

Akira asintió.

— Bueno, vamos... supongo.

Y los tres se embarcaron en una aventura de vida o muerte.

Equipo yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora