Cuando llegaron al almacén, a Kuta ya se le había ocurrido qué tenía Akira en mente. Se quedó a vigilar en la puerta, mientras su amigo entraba y se acercaba al panel de circuitos. Akira vio una nota pegada a la pared. "Resuelve la conexión de circuitos". Comenzó a toquetear los interruptores y se dio cuenta de que no era tan difícil como esperaba. Cuando le daba a un interruptor, debajo de este se encendía una luz de color. Por lo visto tenía que darles uno después de otro a los interruptores cuyas luces brillaban en el mismo color.
Intentaba hacerlo rápido, pues sus intentos fallidos producían ruido. No era muy fuerte, pero el chico ya sabía que Saiko era capaz de oírte estornudar estando encerrado en tu propia habitación y escondido debajo de tu cama.
En el mismo instante en que restauró la luz, Kuta susurró desde la entrada al almacén:
— Оigo pasos acercándose. Tenemos que largarnos de aquí.
Akira asintió y salió.
— Tú vete al aula oscura del piso de arriba. Yo iré a revisar la de aquí. Cuando veas cuál es el dígito, ve a esperarme delante del despacho del director.
— ¿Y si la hermana de Saiko viene a por mí? – preguntó Kuta. – ¿Me quedo esperando a que me mate delante del despacho?
— Obviamente no – Akira puso los ojos en blanco. – Ya sabes a qué me refiero.
Kuta asintió y se giró, listo para irse.
— Espera – le detuvo Akira. – Si encuentras algún dibujo raro guárdalo, ¿vale?
— ¿Por qué? ¿Es que quieres crear una galería de arte llamada "Mi amada novia psicópata?"
— ¡No, estúpido! ¡Esos dibujos nos pueden defender de Saiko! No sé cómo lo hacen, pero la hacen mantener las distancias por unos cinco segundos. Podría serte útil si te encuentras con ella por casualidad.
— Bien, gracias. Ya he encontrado dos, los protegeré con mi vida.
Dicho esto, se fue.
Akira le observó alegarse durante unos instantes, tras lo que se dirigió hacia la D3.
Mientras caminaba, con desagrado se dio cuenta de que, a pesar de haber restaurado la electricidad, los pasillos del instituto seguían pareciendo los túneles de "Timore". Tal vez los únicos lugares en los que podía encender la luz eran las aulas.
Cuando llegó a su destino, lo primero que hizo al entrar fue cerrar la puerta con llave por dentro. Después le dio al interruptor y con alivio vio como una cálida luz iluminaba todo el lugar. Se apresuró a mirar la pizarra. No quería pasar demasiado tiempo ahí, porque estaba convencido de que esta aula, por ser la única iluminada, atraería atención que él sin duda no quería.
5XXX.
Bien.
— ¡AHÍ!
La puerta fue tirada abajo tres segundos después. Akira dio unos pasos hacia atrás y miró cómo Saiko corría hacia él. Sin decir una palabra sacó la nota y apuntó con ella hacia la chica. Como era de esperar, Saiko se detuvo ese mismo instante y cubrió su cara con sus manos. Akira aprovechó su despiste y salió del lugar, saltando por encima de los cristales rotos que habían quedado de la ventana de la puerta.
Dos segundos después ya podía oír los rápidos pasos de Saiko tras de sí.
— Corre, Senpai, corre – le aconsejó ella.
— Es lo que estoy haciendo – murmuró Akira, subiendo las escaleras hacia el segundo piso.
Saiko fue tras él. El chico sabía que Kuta no estaría muy contento por el hecho de que en ese piso ya habría dos locas, pero no se podía hacer nada.Cuando las escaleras terminaron, Akira vio que Kuta le estaba esperando delante del despacho del director. Por lo visto había logrado obtener el último dígito.
— Amigo, ¿me echas una mano? – gritó Akira, oyendo los pasos de Saiko cada vez más cerca. – Se me han acabado los papelitos mágicos.
— Sin problemas – Kuta sacó uno de los dos dibujos que tenía y lo usó para detener y cegar a Saiko por unos segundos.
Los chicos utilizaron ese tiempo para entrar en el despacho del director y cerrar la puerta por dentro.
Cuando el efecto del dibujo terminó, Saiko miró a sus dos lados, tratando de deducir por donde se habían ido sus víctimas. Ah, ¿por qué los dibujos que había hecho con tanto amor para Senpai se usaban contra ella?
— Y bien, ¿has conseguido algo?
Saiko se giró a la derecha y vio a Elissu acercándose lentamente.
— No. Los dos aún están más vivos de lo que me gustaría – Saiko suspiró.
Elissu observó su cara detenidamente por unos segundos. La triste expresión de Saiko en esos momentos, el profundo deseo que tu amor sea correspondido la hacían parecer casi humana... aunque Elissu con tristeza sabía que no lo era. Su amiga estaba muerta. Lo que tenía delante era muchas cosas, pero sin duda no era una persona.
— Hace unos segundos los tenía delante, pero he permitido que huyan – dijo Saiko. – No importa. Esta vez no escaparán. Lo tengo todo planeado.
Un escalofrío recorrió la espalda de Elissu.
— Saiko, ¿qué has hecho? – preguntó ella sin estar demasiado segura de si quería saber la respuesta.
Lo más probable era que no.
— No importa. Tú sigue buscando. Yo haré lo mismo.
Tras decir eso la chica bajó lentamente las escaleras.
Elissu miró en esa dirección hasta que Saiko desapareció de su vista.
Qué extraño era todo lo que estaba ocurriendo últimamente...
Elissu se giró de inmediato hacia el despacho del director. Habría jurado que había oído algo. Se acercó silenciosamente a la puerta y miró por el cristal. Los dos chicos estaban introduciendo el código. No tenían escapatoria.
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Equipo yandere
FanfictionTres yanderes. Tres Senpais. Qué puede salir mal? Respuesta resumida: todo. Respuesta alargada: muchas cosas, pero muchas más cuando los yanderes forman una siniestra alianza... ¿Qué pasaría si al final los seis acaban metidos en un macabro juego de...