Cap. 26 - ¡Hola, amigo!

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Sosteniendo la llave del aula D3, Akira sonreía satisfecho (o al menos lo intentaba). Como esa aula estaba cerrada, él estaba casi 100% seguro de que ahí podía encontrar una parte del código. Si Kuta se las había arreglado para encontrar los otros dos dígitos, dentro de nada estaría fuera, disfrutando del aire puro (contaminado) y la agradable brisa (desagradable viento) que le proporcionaba el exterior.

Al entrar en el aula, cogió la nota que estaba pegada a la pared. Era un tanto perturbadora. En ella aparecía Akira con la cabeza cortada. Su cabeza también estaba presente a unos centímetros del cuerpo decapitado. La palabra "matar" no faltaba.

Akira guardó el dibujo con mucho cuidado, sabiendo que le puede servir como un arma poderosa contra Saiko. Después se dirigió hacia la pizarra para comprobar cuál era el número escrito ahí.

Al darse cuenta de que no lo podía ver bien por la poca luz que había, se dirigió hacia el interruptor. Se sentía como un completo estúpido, pues eso no se le había ocurrido antes. Sabía que Saiko intentaría matarle sin importarle si hay luz o no, pero aun así sería mucho menos aterradora si el lugar estaba iluminado.

Presionó el interruptor. Con desagrado observó que nada ocurría. Lo intentó un par de veces más, soltando un suspiro nervioso. ¿De verdad el interruptor se tenía que romper justo ahora?

Dejó de probar cuando se dio cuenta de algo. El problema no era el interruptor. Saiko había cortado la electricidad a propósito. Pero eso no tenía sentido.

Sin electricidad no había luz.

Sin luz no había código.

Sin código no había llave.

Y sin llave no había salida.

Saiko no haría algo así. Ella le complicaría las cosas, pero nunca las haría imposibles. Algo ocurría.

— ¡Hola!

— ¿Es que no has aprendido desde la última vez? – gritó Akira y se giró rápidamente, usando el dibujo como escudo.

— Tío, calma, no voy a matarte, ya hay bastante gente que lo quiere hacer rondando por aquí – Kuta puso las manos en alto, como para mostrar que no llevaba armas.

— Vuelve a hacer eso y te mataré – Akira suspiró del alivio. - ¿Qué haces en este piso?

— Buscarte a ti.

— Es muy bonito que me eches de menos – Akira dijo con sarcasmo, poniendo los ojos en blanco, – pero creo que iremos más rápido con lo del código si estamos separados...

— No te echo de menos – respondió Kuta. – Simplemente en un aula había algo que creo que era un dígito del código, pero no lo he podido ver porque...

— Déjame adivinar, ¿estaba demasiado oscuro?

— Pero cómo lo has...

— Soy adivino desde hace un mes, ¿no lo sabías?

— Ya, seguro – Kuta soltó una risita sarcástica. – A ti también te ha pasado, ¿verdad?

— Verdad – Akira desvió la mirada de su compañero por un instante, tratando de no pensar en los treinta problemas que habían invadido su mente en esos momentos.

— ¿Y qué hacemos ahora? – Kuta arqueó una ceja.

Akira se lo pensó por un instante. En su cabeza había aparecido el recuerdo de una de las notas que le había dejado Saiko en el depacho del director.

— Creo que tengo una idea. Ven.

Equipo yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora