Cap. 9 - La vida es lo más valioso que uno tiene

159 6 0
                                    

Cuando Taeko se aseguró de que Akane se había ido tras Kuta y se había olvidado de ella, empezó a buscar por la cocina. Según lo que Akira había dicho, Saiko había escondido la llave de salida en algún lugar del instituto. Quién sabe, tal vez estuviera aquí...

Tras una búsqueda bastante detallada, encontró algo en el fregadero. Taeko vio que era la llave para el aula D1. Al principio dudo, pero al final se dirigió al aula con la llave en la mano. Lo más probable era que la llave de salida estuviera dentro de un aula, cerrada con otra llave. Sino sería demasiado fácil.

Akira continuaba corriendo. No sabía si Akane le estaba persiguiendo. Al final se armó de valor y miró hacia atrás. Cuando vio que no había nadie, se detuvo. Se apoyó en la pared del pasillo y se relajó. Bueno, al fin un descansito...

- Mira quién anda por aquí...

La inconfundible voz de Ayato Aishi penetró en corazón de Akira como una bala. El chico se dispuso a correr de nuevo sin ni siquiera mirar atrás. Por lo que podía oír Ayato no estaba muy cerca, lo que bajaba el riesgo de que le atraparan.

Akira oyó un sonido extraño, como si algo estuviera volando por los aires. No pudo explicarse qué era, pero inmediatamente todo cobró sentido cuando el cuchillo que había lanzado Ayato se le clavó en el hombro.

- ¡AH! - gritó Akira y se agarró del hombro.

- ¿Qué pasa? ¿Te duele? - preguntó Ayato con sarcasmo sin dejar de perseguirle.

Akira continuó corriendo, pero ni la mitad de rápido que antes. Ayato se estaba acercando demasiado. Medio minuto más y ya todo acabaría.

En la mente de Akira apareció un pensamiento. Algo que parecía una locura. Seguramente era fruto de la minúscula esperanza de vida que aún no había abandonado el corazón del chico.

Akira cogió el cuchillo del mango y tiró con toda la fuerza que le quedaba. El dolor partió su alma por la mitad. Las lágrimas se le saltaron y comenzaron a rodar por sus mejillas como riachuelos.

Cuando sacó el cuchillo de su hombro, se giró hacia Ayato, apuntó con el arma hacia él y gritó:

- ¡Un paso más y esta cosa va a acabar clavada en tu pecho!

- ¡Woah! - Ayato se detuvo de inmediato. - Vale, me parece que podríamos hablarlo...

- ¡Lárgate! - la voz de Akira estaba llena de furia, ocultando así su miedo interior.

Al mirar a Ayato a la cara fue incapaz de no percatarse de que sus ojos brillaban en un color naranja extraño. Eso no ayudaba a Akira a recuperar su paz mental, pero estaba dispuesto a dejar pasar eso por alto si Ayato se fuera como un mal sueño.

- Pero bueno, con calma... - Ayato se giró y se fundió con la oscuridad.

Cuando desapareció de la vista de Akira, el chico recordó que se estaba desangrando. Era un poco ridículo que se le hubiera olvidado que tenía una herida del tamaño de los Estados Unidos en el hombro, pero eso no importaba. Tenía que encontrar una forma de no morir por la gran pérdida de sangre.

Akira se dio cuenta de que no podía dar ni un paso hacia delante. Se había quedado paralizado en su sitio por el dolor y el miedo, incapaz de moverse. Se tambaleó ligeramente y se cayó al suelo. No tenía fuerzas para levantarse. ¿Realmente esto sería el fin para él?

Equipo yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora