Cap. 31 - Y seguimos...

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— ¡No!

Akira se apartó bruscamente. Elissu le miró con cara de sorprendida.

— No. Lo siento, pero... no puedo – dijo el chico dando unos pasos hacia atrás.

Elissu suspiró.

— Tienes razón – asintió ella con la cabeza. – Este lugar nos está volviendo locos. No es apropiado. No deberíamos hacerlo...

Akira no estaba seguro de si debía decirle a Elissu el verdadero motivo por el que se echó atrás. Al final decidió callárselo porque se dio cuenta de que decirlo no ayudaría con nada.

Vio que la chica le miraba con una expresión un poco extraña que se borró de su cara en cuestión de segundos. Akira creyó que se lo había parecido.

— Bueno... ¿seguimos buscando? – preguntó Elissu con voz tímida.

— Eh, sí, claro – respondió Akira tratando de disimular lo confuso que estaba.

~~~

— ¡Voy a castigarte!

Kuta intentó contener la respiración para que esta no le delatara. Sintió la tentación de asomarse, pero decidió que no era buena idea. Permanecería oculto el mayor tiempo posible.

— Eh, no estás aquí...

El chico tenía claro que Saiko la estaba buscando por toda la biblioteca. No tardaría demasiado en encontrarle. Además, su voz se oía cada vez más de cerca. Tenía que irse de ahí antes de que las cosas acabaran mal.

Kuta se levantó del suelo y se asomó por el lateral de la estantería tras la que estaba escondido. Saiko estaba de espaldas, inmóvil, hundida en sus pensamientos. El camino hacia la salida estaba libre.

De puntillas, Kuta abandonó el lugar.

Mientras se alejaba lo máximo posible de ahí, pensaba en qué hacer a continuación. Había revisado absolutamente todos los lugares de ese piso en los que pudiera haber una nota mágica, pero no había encontrado ni una. Lamentablemente, se había gastado las dos que tenía por lo que no podía permitirse enfrentarse a Saiko.

"Ojalá Akira y Elissu hayan tenido más suerte."

Cuando ese pensamiento pasó por su cabeza, se le ocurrió que debería bajar a ver qué tal les iba a sus aliados.

Bajó las escaleras despacio y con cuidado como si tuviera miedo de que los escalones se rompieran. Empezó a caminar en una dirección al azar con la esperanza de encontrarse a las dos únicas personas de las que se podía fiar en ese edificio. 

Equipo yandereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora