— Bueno, Elissu, cuéntame algo sobre ti.
— Esto no es una cita, capullo.
— Perdón, solo quería subir el ánimo del ambiente.
— ¿Sabes cómo lo puedes subir? Cerrando tu preciosa boquita durante cinco minutos.
— Oye, no hace falta que seas tan grosera, ¿sabes?
— Lo sé.
Se hizo un silencio incómodo.
Al principio Akira creía que se sentiría más seguro con Elissu buscando con él, pues ella tenía dos hachas afiladas con las cuales no parecía tener problemas para defenderse. Pero la chica era... cómo decirlo de una forma educada...
¿Grosera?
¿Desagradable?
¿Intimidante?
¿Irritante?
Vale, no había forma educada de decirlo.
Akira suspiró.
— Mira – dijo, – sé que estamos en una mala situación, pero creo que eso no debería impedir que nos llevemos bien.
— Oh, la situación no es el problema – respondió Elissu.
Akira permaneció en silencio durante unos instantes, esperando que la chica terminara de explicarse. Ella no parecía tener esa intención.
— Y entonces, ¿cuál es? – preguntó Akira.
— Tú.
— ¿Se puede saber qué he hecho mal? – preguntó Akira bastante molesto.
Había hecho todo lo posible por tener una buena relación con esa chica y ella le soltaba en la cara que él tenía la culpa de que no se pudieran llevar bien. Eso tenía que ser broma.
— Descuida, no has hecho nada. Lo que me molesta de ti es que eres demasiado... – Elissu permaneció en silencio durante unos instantes para pensar en la palabra adecuada – ...tú.
— Eres insufrible – rugió Akira.
— Gracias, es lo más bonito que me han dicho en todo el día – Elissu sonrió con inocencia.
¿Lo estaba haciendo a propósito?
— Entremos.
— ¿Qué?
Akira se dio cuenta de que estaba tan hundido en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de que habían llegado al aula B1.
— Ah, sí, teníamos que revisar las aulas, es verdad... – murmuró el chico.
— ¿De verdad se te había olvidado? – Elissu suspiró. – Estoy más que convencida de que si no tuvieras la cabeza sobre los hombros te la olvidarías en alguna parte.
— Yo nunca me olvidaría la cabeza – protestó Akira.
— Sí, claro, perdón, si te la dejas ¿cómo vas a lucir tu pelo?
¡DIOS! ¿Cómo es que esa chica era capaz de soportarse a sí misma?
— ¿Quieres que comentemos pelos? – Akira decidió intentar defenderse. – Pues el tuyo parece...
— Ni se te ocurra comentar mi pelo – le advirtió Elissu lanzándole la misma mirada asesina que le dedicó a Chihiro hace uso días.
— Sí, señora – Akira tragó saliva.
Elissu abrió la puerta con mucho cuidado, tratando de evitar el más mínimo ruido. Entró en el aula, seguida por Akira.
— Ahí hay una – murmuró Elissu al ver una nota en el fondo del aula.
Se acercó a ella y la despegó de la pared. La dobló en cuatro con la intención de guardarla en su bolsillo, pero se dio cuenta de que el maldito traje ridículo que Saiko le había hecho llevar no tenía ni uno. Elissu suspiró.
— Esto es una basura – dijo ella para sí misma.
— ¿El qué? – Akira se acercó lentamente a ella.
— ¿Cómo que qué? ¡Todo! Todo esto de los asesinatos, los demonios... – Elissu pensó durante unos segundos si era buena idea pronunciar en voz alta la próxima palabra que le venía en mente. – ...la desesperación.
— Eh... – Akira le puso una mano en el hombro. – Sé que es difícil. Esta no es la primera vez que paso por algo así. Es... chungo.
— ¿Chungo? – Elissu se rio. – ¿Estar atrapados en un instituto con una psicópata asesina te parece "chungo"?
Ahora era el turno de Akira de reírse silenciosamente.
— Tal vez no sea la palabra más adecuada para describirlo...
— No lo es en absoluto – dijo Elissu con una sonrisa.
Las miradas de los dos se cruzaron. Sus caras se volvieron serias y poco a poco comenzaron a acercarse...
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Equipo yandere
FanfictionTres yanderes. Tres Senpais. Qué puede salir mal? Respuesta resumida: todo. Respuesta alargada: muchas cosas, pero muchas más cuando los yanderes forman una siniestra alianza... ¿Qué pasaría si al final los seis acaban metidos en un macabro juego de...