Capítulo 36: Santorini, Grecia

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Narra Draco

Salimos de una chimenea en un bar y el señor, creo que el propietario del local, vino hasta nosotros.

- Buenas jóvenes, soy el señor Henry. Soy un mago y el dueño de este local. ¿Qué los trae por aquí? -habló un señor regordete con un bihote muy grande en un inglés con un acento muy raro.

- Buenas, señor Henry. Somos Itziar y Draco. Y buscamos un lugar para hospedarnos. -contestó mi novia lentamente.

- Pues estáis de muy buena suerte, tengo una habitación doble libre en este mismo local. Os saldría gratis.

- Déjenos pagarle.

- No es necesario, me gustaría ayudar a unos jóvenes de no más de dieciocho años. ¿Cúantos años tienen?

- Tenemos dieciséis y diecisiete.

- Entonces no me pagaréis. Y no discutiré más, la casa es mía y se os ve de buen corazón. Os podéis quedar todo el tiempo que queráis, la gente no viene mucho aquí. Muggles. Salid a dar un paseo por la calle mientras preparo la habitación. Estará en una hora. Dejadme las maletas y váyanse.

Le dejamos nuestras maletas y salimos del local.

En lo primero que me figé al salir, fue en que todas las casa eran blancas. El sitio era sumamente precioso.

- ¿Por qué aquí? -pregunté

- He soñado desde pequeña que vendría a Grecia. Además, aquí no suele haber muca gente mágica que traiga problemas.

Pasamps por unas calles, llenas de casas blancas, hasta que llegamos a una pequeña playa. Nos sentamos sobre la arena.

- No deberíamos de habernos ido -habló ella

- ¿Por qué?

- Porque se enfadarán mucho y nos meteremos en un buen lío.

- No pasará nada, tómatelo como unas vacaciones. Aún no sabemos el tiempo que nos quedaremos y nos podemos quedar cuanto queramos. No saben donde estamos, y a estas alturas, han dejado claro que poco les importamos. Solo nos tenemos a nosotros.

- Solo nosotros.

Estuvimos en la playa tumbados hasta que al cabo de un rato nos levantamos y fuimos al local. Entramos y Henry nos llevó a la planta de arriba. En un enorme pasillo nos abrió una puerta blanca y entramos.

La habitación era grande, tenía dos camas, una mesita de noche, una puerta que daba a un baño y un armario. Encima de las camas estaban nuestras mochilas.

- Podeís juntar las camas si queréis -dijo Henry.

- Espero que os sintáis cómodos y que la habitación sea de vuestro gusto. Yo me voy.

Henry salió de la habitación y nos cerró la puerta. Itzi se dirigió a su maleta y empezó a colocar algunas de sus cosas. Yo hice lo mismo.

Entró en el baño y cerró la puerta. Al salir, traía puesto un vestido azul claro, suelto que dejaba sus piernas al descubierto. También llevaba unas zapatillas vans, una marca muggles, y el pelo recogido.

Narra Itzi

Después de preparar algunas cosas en la habitación, entré en el baño y me vestí de nuevo, esta vez con un vestido azul de florecillas que dejaba mis malditas piernas al descubierto. Debajo del vestido me puse unos pantalones, para no rozarme las piernas. Acabé poniéndome unas zapatillas tipo skate y recogiéndome el pelo en una coleta.

Salí de allí y me encontré con la mirada gris de mi rubio favorito. Me miró fijamente a los ojos y me dedicó una sonrisa.

- Eres preciosa. -añadió.

Después de decir eso, me agarró de la mano y salimos del local. Nos dirigimos a un bar de una calle cercsna para comer algo, ya que yo al menos no había comido nada en las últimas catorce horas.

Nos sentamos en una mesa redonda de madera y pedimos de comer. Mientras llegaba la comida, Draco preguntó algo.

- ¿Cúanto tiempo nos quedaremos aquí?

- El que sea necesario.

- No me gustaría vivir más en mi estúpida casa. Él siempre está allí y es sumamente horrible - dijo él

Una camarera nos trajo nuestra comida y cuando terminamos, pagamos con dinero muggles y nos fuimos a explorar la isla.

Salimos a la playa y allí cogimos un bote. Nevegamos por aquel mar de aguas cristalinas hasta que llegamos a una muy pequeña isla de prácticamente piedra. Allí soltamos el bote y nos sentamos.

De mi bolso, al cual le había hecho un hechizo expansor, saqué una cámara de fotos y empecé a sacarle fotos a casi todo. Las fotos caía y yo las recogía para guardarlas en mi bolso.
Al ver que Draco estaba distraído, no pude evitar sacarle una foto. La foto que hice me dejó anonadada. Aquel chico rubio por el que tanto sentía, despeinado y ligeramente arreglado con el mar de fondo. La foto era preciosa, la guardaría por siempre.

Él se dio cuenta de que le había hecho una foto.

- ¿Qué me has hecho? -preguntó

- Una foto

- Enséñame, la quiero ver

- Jamás

- Por favor, Itzi

- Nunca, rubio

Empezó a perseguirme por el pequeño sitio hasta que nos topamos con un muro y allí él me acorraló.

Sus brazos me sujetaban las muñecas sobre la piedra. Le miré a los ojos, él levantó las cejas y sonrió de lado, tal y como lo había hecho cuando en cuarto tuvo que bailar conmigo. Me soltó las muñecas y me agarró de la cintura, su cara se acercó a mí hasta que finalmente me besó. Instintivamente lo agarré de la nuca para profundizar el beso. Al cabo de unos momentos nos separamos por la falta de aire.

- Te amo como nunca he amado a nadie -dijo él

- Te amo como nunca imaginé que lo haría -respondí

Volvimos cerca del bote y merendamos algo que yo traía en la bolsa. Mientras estaba mirando el mar, escuché el sonido de una cámara, pero ya era demasiado tarde para detener a Draco Malfoy.

Lo miré con la misma cara que miraría un asesino en serie y habló.

- Te lo debía, además, sales tan preciosa como siempre -dijo él mientras guardaba la foto en un bolsillo de su pantalón.

Volvimos a Santorini como dos horas después. Llegamos al local y después de saludar a Henry, fuimos a nuestra habitación. Miré a Draco y ví que estaba muy colorado.

- ¿Qué pasa?

- Es que se me ha ocurrido una cosa

- ¿El qué se te ha ocurrido?

- Que podríamos juntar las dos camas para dormir más cerca, pero si no quieres no pasa nada, es una estupidez mía... -habló él y antes de que se disculpara, lo callé con un beso.

- Claro que podemos.


𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora