Capítulo 40: Un bosque cualquiera, Londres

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Narra Itzi

Llegamos a aquel bosque y lo preparamos todo, la tienda de campaña y los hechizos de protección. 

Entramos en la tienda y preparamos el interior, en una parte había un colchón grande tirado en el suelo, con una manta y las maletas. En otra parte una cocina improvisada y en el resto de la tienda estaba todo lo necesario.

 Mientras mi rubio favorito cocinaba algo que habíamos comprado en París yo puse la radio. Justo en ese momento estaba sonando aquella canción que bailamos el día que decidimos dejarlo todo atrás, November Rain se había convertido en la canción que más me importaba. Fui hacia él e hice que parara lo que estaba haciendo para bailar nuestra canción. Me agarró firmemente de la cintura y comenzamos a bailar acompasados. Al terminar la canción, le agarré de la nuca y lo besé, él correspondió encantado. Nos separamos por la falta de aire y él me miró.

- Jamás pensé que lo que sentía por tí fuera a ser tan intenso. -habló él

- Te amo, en esta vida y en mil más. -continuó.

La noche se acercaba y con ella el frío intenso del invierno londinense. Teníamos mucho frío, pero no podíamos hacer más de lo que ya hacíamos. Saqué otra manta de la mochila y me la eché encima. Me acerqué al rubio, que estaba durmiendo tranquilamente como si no hiciese frío, y le quité una manta para echarle otra que abrigara más.

- No tengo frío, quédatela tú, por favor. -dijo

- No puedo quedármela, te congelarás.

- Te prometo que no, coge la manta, por favor.

Cogí la manta y me pegué más a él, así no tendríamos tanto frío. A las dos horas, conseguí quedarme dormida.

Desperté a la mañana siguiente y al lado mía, en el suelo, había una nota.

Estoy en "el salón", ponte la ropa de encima de mi mochila. No quiero que te congeles. <3

Me levanté y miré encima de la mochila . Allí habían unos pantalones de chándal, de pelitos, una camiseta térmica, una sudadera del equipo de Slytherin, unos calcetines de lana y unas botas. Me vestí y fui al salón .

- Buenos días, señorita tengo frío te robo una manta

- Buenos días, señorito no tengo frío coge la manta que quieras.

- ¿Cómo estás? ¿Has dormido bien?

- Estoy bien y más o menos. He tenido mucho frío por la noche, pero por lo demás bien.

- Espero que sigamos así. Te he preparado las tortitas que te gustan para desayunar. Come, por favor.

- Tranquilo.

Salimos de la tienda un rato después y estuvimos viendo nevar. A la hora de comer volvimos a entrar a la tienda. Estuvimos toda la tarde allí, yo leyendo y él escuchando música en el Discman que yo traía en la mochila. Cuando cayó la noche, volvimos a salir de la tienda, esta vez para ver el cielo y las estrellas. El cielo estaba sumamente precioso, las estrellas se veían perfectamente e incluso pudimos identificar algunas constelaciones.

- Esa es Orión -dije señalando un punto en el cielo.

- Y esa de ahí es Casiopea -dijo él señalando otro punto.

- Una de mis favoritas es Scorpius, pero hoy no se ve, al menos no en este momento. -dije yo.

Estuvimos viviendo tranquilamente allí hasta que llegó el principio de Marzo. El frío había reducido en gran parte y la nieve ya casi había desaparecido.

Estábamos desayunando tranquilamente cuando de repente se oyó un ruido a las afueras de la tienda. Salimos con varita en mano para ver que pasaba. En el exterior de la tienda nos encontramos con que unos mortífagos habían conseguido romper el escudo de protección. Uno de ellos me miró fijamente.

- Buenos días, señorita Nott. Coged todas las cosas. -dijo uno de ellos, cuyo nombre no recordaba, para después empezar a correr detrás de nosotros. 

Por instinto, comenzamos a correr para la otra dirección, corríamos bastante rápido, pero nada era suficiente como para escapar de aquellos tres tipos. Seguimos corriendo por el bosque, esquivando ramas y piedras que había por el suelo. Empezábamos a cansarnos, pero no podíamos parar, no ahora. Estábamos dando todo lo que podíamos y más, cuando de repente de detrás de los árboles por los cuales estábamos rodearos empezaron a salir algunos mortífagos más. Nos rodearon, ya no podíamos hacer nada, solo rendirnos. Escuché como alguien decía algo y después sentí dolor, mucho dolor. Aquello había sido un cruccio. Lo último que recuerdo fue ver los ojos grises de mi rubio.

Volví a mí cuando me tiraron sobre un suelo de madera que conocía muy bien, el de la mansión Malfoy. Caí fuertemente contra el suelo y me levanté lo mejor que pude. Al levantar la cabeza, lo primero que vi fue el rostro preocupado de mi madre. 

- Maldita niña estúpida -escuché decir a mi padre. Luego de eso volví a sentir aquella sensación, ya familiar, de dolor.

- Pare, pare por favor 

- Cállate, Draco. Deja que el señor Nott haga lo que debe de hacerle a esa traidora.

- Pare, pare por favor, se lo suplico, déjela en paz.

- Cállate, maldito Malfoy. 

El dolor se estaba haciendo insoportable y de repente, paró. Escuché un golpe seco en el suelo y miré en esa  dirección. Vi a Lucius maldiciendo a Draco y a Cissy llorar. Mi corazón y mi cuerpo estaban devastados. Sentía que me moriría allí mismo. Nadie estaba haciendo nada. Todo paró, sin yo darme cuenta, todo paró.





𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora