Capítulo 30: ...eso decían

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Narra Itzi

Habían pasado dos semanas desde que le dieron el alta a mi rubio favorito, él estaba bien, estábamos bien.

Salí de mi habitación y me fui al gran comedor, a Theo y a Blaise apoyado en su hombro. Decidí asustarlos. Me acerqué a ellos por detrás y le pegué a Theo en la nuca, él saltó en su asiento y despertó a Blaise, que había estado dormido todo este tiempo.

- Buenos días Theito, buenos días Blaisito

- Buenos días estafadora -contestó Blaise

- ¿Por qué soy una estafadora?

- Porque me dijiste que si estudiaba solo un poco aprobaría mi examen y no lo he aprobado, por tu culpa.

- Eso, yo tampoco lo he aprobado -añadió Theo

- No es su examen, no es su problema -habló Draco sentándose enfrente de Theo

- Claro, tu la defiendes porque estáis aliados -dijo Blaise

Mire a Draco y entonces hablé.

- Estamos más que aliados

Las caras de Theo y de Blaise no tenían precio.

- Explícalo bien -dijeron al unísono

- Que estamos más que aliados -respondió Draco

- ¿Eso quiere decir qué sois...?

- ¿Qué somos?

- ¿¡SOIS UNA PAREJA FORMAL!? -gritaron los dos

- ¿Desde cuándo? -preguntó Blaise

- Desde hace dos semanas más formalmente

- Yo sabía que acabaríais juntitos, ¿qué pasa Malfoy, no te has podido resistir a los encantos de la familia Nott?

- Jamás intenté resistirme. Bueno, solo al principio. 

Desayunamos mientras hablamos. Como era sábado, salimos a las afueras del castillo y fuimos al Lago Negro.

Una vez allí, Theo se quitó los zapatos y metió los pies en el agua, Blaise le siguió. Mi rubio y yo nos quedamos sentados sobre una piedra.

- ¿Sabes que te quiero, verdad?

- Yo también te quiero, Malfoy -dije mientras él se acercaba a mí. Apoyó su cabeza en mi regazo y empecé a hacerle mimos en el pelo.

- Siempre te querré, lo juro. No podría imaginarme una vida sin tu querida presencia, mi querida chica Nott.

- No existiría una vida en la que te quisiera, porque te amo, te amo, Draco Lucius Malfoy Black.

- No sabes lo mucho que te he amado todo este tiempo, Itziar Marlena Nott Sayre.

Estuvimos hablando un rato más hasta que fue la hora de comer, que volvimos al comedor. Al comer y hablar durante un largo tiempo, salimos y fuimos a nuestras habitaciones para cambiarnos, ya que teníamos planeado ir a Hogsmeade. Lástima que nuestros planes fueron interrumpidos por la llamada de Lord Voldemort. Mi brazo, más concretamente la marca, comenzó a arder y era insoportable. Fui al cuarto de Draco y me encontré con él en la puerta.

- Hay que hacerlo -dijo él

- Ahora. -le respondí.

Nos dirigimos a la sala de los menesteres y allí, del armario evanescente, salía una especie de humo negro. Abrimos aquella puerta y nos encontramos con varios mortífagos, Bellatrix, era de las pocas que no llevaba puesta la máscara. Salieron del armario, el último en salir fue mi padre, el cuál me miró desafiante. 

De la sala de los menesteres nos fuimos a la torre de astronomía, aquel sitio que se había vuelto un lugar seguro para mí, hoy dejaría de serlo. En la torre nos encontramos con nuestro objetivo, Albus Dumbledore.

- Os estaba esperando

- Expelliarmus -pronunció Draco, ocasionando que la varita de Dumbledore cayera de sus manos al suelo

- Hoy vas a morir -me atreví a hablar

- No sois asesinos

- No sabes las cosas qué hemos hecho

- ¿El qué, envenenar la hidromiel, traer el collar de Ópalo?

- No tenéis porque hacer esto, puedo ayudaros. -volvió a hablar

- No necesitamos tu ayuda, ¿o es que no lo entiende?, tenemos que hacer esto, tenemos que matarle. O él nos matará a nosotros. -en ese momento, los demás mortífagos entraron en la torre.

- Por lo que veo, no venís solos. Me alegro de verla, Bellatrix

- Hoy te matarán, ¿no está asustado? -habló mi madrina

- Matádlo -nos habló ella en el oído

Ambos le estábamos apuntando, pero ninguno tenía el valor. En ese justo instante, el profesor Snape entró en la torre.

- Buenos días Severus

- Avada Kedavra. -dijo Snape.

El profesor Dumbledore, cayó al vacío desde la torre. La imagen nos dejó paralizados por unos segundos, pero los mortífagos nos empujaron a bajar las escaleras. 

Íbamos por el castillo, mientras que Bellatrix lo rompía todo a su paso. Salimos a las afueras del castillo y Bellatrix le prendió fuego a la casa de Hagrid. En ese momento escuchamos algo.

- Sectumsempra -dijo Harry hacia Snape, aunque este lo esquivó.

- ¿Cómo te atreves a usar mis propios hechizos contra mí, Potter?

En ese preciso instante, encontré el propietario del libro que una vez vi en la sala de los menesteres mientras Draco estaba hospitalizado. Snape era el creador del hechizo con el que Potter lo mandó a la enfermería. 

- Ve a por la profesora de tu misión -me habló mi padre.

Entré de nuevo en el castillo y fui al despacho de la profesora. Llamé a la puerta y ella me dio paso.

- Perdóneme profesora -le dije

- ¿Por qué preciosa?

- Por esto

- Imperius -dije mientras unas rebeldes lágrimas escapaban de mis ojos. 

Hice que la profesora fuese conmigo hasta donde sabía que se encontrarían mi padre y Bellatrix. Una vez llegué, Bellatrix empezó a dar saltos.

- Vámonos -me dijo mi padre

- ¿Y Theodore?

- Está ya donde vamos. -dijo mi padre agarrando a la profesora y desapareciendo de allí, envuelto en un humo negro.

Bellatrix me agarró del brazo y sentí como si un gancho tirase de mi estómago y me diese vueltas sobre mi propio eje a toda velocidad. Aparecimos en el salón de la mansión Malfoy al cabo de unos segundos. Allí, al legar, Theo me abrazó e impidió que cayera al suelo. Me separó de Bella y me llevó a una esquina del salón, donde se encontraba Draco. 

- ¿Estás bien? -preguntó el rubio

- Ni un poco, ¿y tú?

- Supongo que todo lo bien que puedo en estos momentos.

Mi madre se acercó a mí y a Draco y nos llevó a la mesa central, allí nos hizo sentarnos y escuchamos como Lord Voldemort nos decía sus próximas intenciones. Cuando se fue de allí, mi madre me abrazó.

- Cariño, ¿estás bien?

- Ni un poco.

- Nos vamos -intervino mi padre

Sin hacerle caso, fui hacia Draco y lo besé, allí delante de todos esos mortífagos, delante de mi padre y delante del suyo. Él me agarró de la cintura y yo le agarré de la nuca. Nos separamos y lo miré a los ojos.

- Te amo, no lo olvides 

- Recuerda que te amo, recuérdalo siempre

Mi padre me agarró del brazo, y volví a sentir como si un gancho tirara de mi estómago y me diera vueltas sobre mi eje. 











𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora