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—no quería que le arruinaras la vida a kook...—trate de decir mientras el solo daba vueltas por el despacho molesto y desperado pero una risa salió de el—

—la vida de jungkook está arruinada desde que decidió meterse aquí

—pero sigue siendo su hermano de sangre namjoon...—justifique—por más imbecil que haya sido su acción es su hermano...

—yo soy el hermano de jungkook!—grito nuevamente dándose en el pecho—yo cuide de kook en la enfermedad, yo lo crié! Yo lo lleve a la escuela y estuve en su graduación! Yo estuve desde el inicio! Si alguien le diría algo por su maldita sexualidad sería yo! Y me importa una mierda lo que haga con ella!Porque un maldito que no estuvo le pega!? Eh!?—giré mi cara, tenía toda la razón—

Estaba en todo su derecho, y yo solo había metido la pata en tratar de meterme en sus asuntos y mucho más en su vida. Asentí y suspire. No tenía con qué justificar querer detener su locura, aunque tal vez si las tenía pero me las debía callar porque el estaba en todo su lugar. Pero esto no justificaba la manera en la que me estaba hablando, parecía que me hablaba el mafioso Kim namjoon.

—tienes razón Señor Kim, no volveré a meterme en sus asuntos íntimos—me paré de la mesa con esa mirada suya ahora confundida.—perdón por preocuparme por los sentimientos de uno de los tuyos...—lo mire y tome mi camisa en mano siguiendo andando. Debía saber mejor donde metía mi pico—

—señor kim?—se escuchó su voz confundida a lo que lo ignore—quédate ahí joder—me detuve sin saber porque detuve mis pasos—a donde crees que vas así?—me giré y lo mire, mire mi pecho y lo volví a mirar—

—a mi casa, irme con esto puesto—subí mi camisa manchada de sangre al aire—me traera más problemas en el camino que el que miren mis pechos...esos los hay en todos lados—me volví a girar para irme pero sus pasos rápidos se escucharon llegar a mi tomándome con fuerzas del brazo—

—ya es demasiado con esto, no me la pongas más difícil tú...—susurro entre dientes—

—pues no te compliques tú vida con migo namjoon—me safe de su agarre—resuelve tu problema con ese hombre, yo me saldré de aquí tranquila...—volví a tratar de marcharme pero su brazo ahora me puso contra la pared sacándome un gemido de dolor—

—no juegues con mis controles Susana—abrí mis ojos al escuchar mi verdadero nombre salir de su boca. Ahora fui yo quien lo empujó a él, no había forma que nadie supiera de ese nombre—

Este hombre sabía de un nombre que ni el mismo gobierno sabía porque mi padre se había encargado de esconder todo sobre mi. Pero aparentemente no me salvaba de la mafia. Trague duro negándome a creer que el sabía ese nombre, lo odiaba, era un nombre que odiaba con mi vida. Negué buscando palabras pero me rehusaba a pensar que el me había llamado de esa manera.

—que más sabes de mi?—aún con mi mirada perdida y de cierta manera molesta me acerque a él—

—oh por favor Susy—río—soy un puto mafioso que te crees? Que juego a matar gente porque me gustaban los videos juegos de matanzas?—debía admitir que comenzaba a sentir miedo—no cariño, soy mafioso, adoro ver a mi enemigo muerto del miedo, y mas cuando joden con los míos...mátare al que quiera y tú! Conoce tu maldito lugar, no te vuelvas a meter en eso...—juraba que sus palabras eran bastantes dolores pero tenía razón. Temía por mi vida, debía irme ahora o jamás saldría de la vida de esta bestia. Su mirada molesta cambió nuevamente a preocupada—

—no te preocupes, tengo bien claro mi lugar....—suspire finalmente abrí la puerta sin importarme que le molestara el echo de como estaba saliendo—

Debía irme, me quería quedar pero debía aclarar mi mente. Pero aquellos recuerdos de como me decía que se quedaría con migo me querían hacer detenerme. Al salir mi cintura fue tirada hacia atrás y nuevamente estaba al principio, la puerta se azoto y ahora su nariz rozaba con la mía, nuestras respiraciones chocaban. Sus manos tomaban con fuerzas mis caderas mientras mi mirada estaba perdida asustada mirando su pecho con mis manos arriba entre nuestros pechos.

—me temes....—susurro—lo siento....lo siento mucho...Susy...no te marches así...—lo mire y su mirada rogaba perdón pero yo estaba muerta del miedo debido a su enojo—no me mires así...no tú...

—no te miraría así si no me hubieras gritado así—susurré—déjame ir namjoon, ya basta de detenerme...

—lo siento...lo siento mucho, no pude matar a ese imbecil luego de que hirió el ego de el chico que me considera hermano mayor....y...y ciertamente me asusta que por mi culpa saldrieras herida....—trague duro. Solo estaba preocupado por jungkook pero no daba razón a haberme gritado o llamado de aquella forma —

—se te a olvidado lo de aquella noche...y me as hablado feo....quiero irme...

—vamos susy no seas así, e pedido disculpas...—me miro pero yo le evité la mirada—que te e visto ensangrentada joder...que a podido ser por mis problemas que pudiste haber terminado muerta, ten un poco de consideración....—lo observe. Pedia que le entendiera que tenía miedo a que me mataran por su culpa y me parecía tan gracioso y bonito en la forma tan extraña que eso había salido—si?

Me atreví y plantarle un suave beso y echarme para atrás arrepintiéndome de mi acción. Que diablos me creía? Que estábamos en una relación extraña y peleábamos como cualquier otra? Eres tan tonta Susy. Pero más tonta quede cuando una sonrisa apareció en su rostro y tomando mi barbilla me devolvió el beso ahora con más deseo y agresividad. atrayéndome a él con más fuerza enrolle mis manos por su cuello a lo que este tomó mi muslo con fuerza subiéndolo al nivel de su cintura acercando nuestras intimidades.

La calor entre ambos comenzó a aumentar y los toqueteos también. Sabíamos lo que nuestros cuerpos querían en especial lo que el mío quería aunque mi cabeza estuviera de ciertamente enojada con el. Desabroche aquella camisa oscura suya que lo hacía lucir intimidante y la lance a algún lado. Sus mano desocupada recorrió por mi pecho llegando a mi cuello echándolo para atrás para plantar besos con leves mordidas por el. Aquí íbamos de nuevo a hundir nuestros cuerpos en el deseo de uno por el otro sin importar lo demás y las consecuencias.

La abogada del diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora