Mʏ ʙᴇsᴛ ғʀɪᴇɴᴅ [𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬] {FINALIZADA}

31 - Pero logro aceptar

Abrió los ojos sorprendida, estaba en otro lugar. Un vecindario que no conocía o al menos nunca fue por ahí.

¿Y los chicos? ¿Naoko donde está?

No tenía heridas ni nada respecto al camión, juraría que sintió el impacto.

El sonido de una puerta abrirse llamó su atención, miro en esa casa frente a ella. De ahí salió la azabache que reconoció al instante.

— ¡Naoko! —Se acerco con preocupación.

Pero esta no la podía ver ni escuchar, además ahora que veía mejor, noto que ella tenía otra vestimenta y su mirada era más decaída.

Sin entender decidió seguirla. Esta bajo la mirada con nostalgia, ese acto sorprendió a la castaña.

~°~

De pronto el escenario cambió repentinamente.

Ahora estaba dentro de la casa, Naoko dibujaba sentada sola en la mesa mientras que su madre hablaba por teléfono lo más ocupada y el padre se despedía con un "Adiós" para ir al trabajo.

No tenía que ver más para saber que los padres de Naoko no le prestaban atención por sus trabajos. Era una hija sin atención.

<¿Es el pasado de ella?>

¿Es real?

Se acercó a su amiga para observar ese dibujo, era ella misma tomada de la mano por un personaje sin rostro u género, prácticamente un boceto.

~°~

El escenario volvió a cambiar en la escuela donde ambas iban.
En ese entonces ella aún no se cambiaba ahí, así que no conocía a Naoko.

Nadie se le acercaba ni saludaba, permanecía sentada en el mismo lugar donde la castaña suele sentarse. Sola dibujando en Soledad.
Ni siquiera la incluían en los grupos de trabajos. Cuando la llamaban para pasar a resolver algo, los demás murmuraban por debajo para después reír.

Naoko no tenía amigos...

~°~

Un cumpleaños en Soledad. Le rompió el corazón verla sentada sola con un pequeño pastel en la mesa. Ella dejó caer sus lagrimas por lo solitario que fue su día especial.

Quería abrazarla y decirle que no está sola...

~°~

Otro escenario mas, ahora vio como lanzó su celular cerca de ese árbol y salió corriendo de ahí. No dudo en seguirla.

Entonces... ese celular era el de Naoko.

~°~

Parpadeo al notar que cambio a ese lugar. Naoko estaba en ese acantilado donde ella lanzó su bicicleta.

Se alarmó he intento detenerla, pero su mano la traspasó.
Su amiga cayó desde esa altura en lo frío del agua dispuesta a acabar con su Soledad y sufrimiento.

— No puede ser...

~°~

Ahora yacia en el parque donde solía verse con ella. Unos pasos llamaron su atención; volteo encontrándose a esa azabache con una pequeña sonrisa.

— Naoko... tú..

— Mori hace tiempo.

Ella habló..

— Ha-hablaste...

— Nunca tuve razones para romper mi voto de silencio. Nadie me escuchaba, nadie me veía... no había razón para hablar. Aunque aún así, amaba a mis padres. —Comento bajando la mirada— desde que acabe con mi vida no pude descansar en paz. Así que deambule por la escuela, conocí a ese chico que también es un fantasma buscando su descanso.

Ese chico que la guió al celular. Todo tenía sentido ahora.

— Luego te vi, triste y sola. Pudiste verme y decidí ayudarte para que no termines como yo... evitando el mismo destino podía descansar en paz sabiendo que salvé a alguien. Alguien que se volvió importante para mí.

Dejo caer sus lagrimas apretando los puños, por eso todo este tiempo le daba ánimos para que se acerque a sus amigos.

— Entonces... ¿Por eso intentabas hacer que siga acercándome a ellos?

— Mikey y los demás son tus amigos, pero tu te quedaste callada y soportaste todo sola. Por eso quería ayudarte.

Se acercó para después tomar sus manos y sonreírle.

— No estás sola ____. Ellos están ahí. Yo también lo estaré desde arriba.

— Naoko.. —Su voz se quebró.

Y así se dieron un último abrazo.

— Gracias por ser mi amiga... ahora puedo irme feliz.

— Te quiero Naoko.

Todo volvió a oscurecer.