Mʏ ʙᴇsᴛ ғʀɪᴇɴᴅ [𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬] {FINALIZADA}

24 - Su rostro...

Hoy era su día, y sin esperar nada salió de la casa. Deseaba verlos, así que planeo ir al templo donde hacen sus reuniones. Tal vez al menos pueda pasar unos buenos momentos como en los viejos tiempos.
Ese humo salía de sus labios a causa del frío, la nariz permanecía algo roja incluyendo las mejillas y dedos. Olvido ponerse guantes pero no importaba.
En las manos sostenía esa bicicleta a su lado, no tenía ganas de subirse. Prefirió caminar por ahora, disfrutando del ambiente.

La madre no estaba en casa cuando despertó, imagino que fue a beber o comprar más alcohol. Después de ese día deberá limpiar tirando las botellas que deja la mayor.

Llego a su destino y dejó la bici por ahí. Subió las escaleras esperando no resbalarse gracias al frío, lo resbaladizo podría herir a alguno de ellos, eso hizo que se preocupe por unos segundos.

Miro a todos lados buscando una señal de vida, logro llegar pero no había nadie, creyó que tenían reunión pues es domingo.

— Estaran, en sus casas...? —Murmuro mirando esos escalones.

Los copos de nieve comenzaban a caer lentamente, era una hermosa vista pero con todos sus problemas y la soledad ahí, era doloroso.

Suspiro para acto seguido bajar con intención de ir a visitarlos.

No quería imaginar que olvidaron su cumpleaños.

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No estaban, ninguno en su hogar. Al de Draken le dolió ir ya que ese lugar es donde paso todo lo malo. Pero sus conocidos y familiares decían que salieron.

Extrañada fue caminando más y más lento en ese frío sendero con su bicicleta andando sola gracias al impulso de sus manos sobre ella.
Los mechones de cabello pasaban por el rostro gracias al viento, bajo la mirada deteniéndose por completo.

Su celular quedó en casa, es probable que Naoko le haya enviado varios mensajes... quiso intentarlo, el volver a revivir esa hermosa amistad con ellos.

Pero la olvidaron.

Mordió su labio y subió a la bicicleta, arranco moviendo con rapidez las piernas. Cada vez más rapido; levanto la mirada con una sonrisa algo torcida y esas ojeras tan notorias.

Se dirigía hacia un acantilado que conocía bien. Con la bici que su padre le regaló en uno de sus cumpleaños.

Antes de llegar soltó unas palabras...

— ¡Será para la próxima! —Sonrio soltando de apoco su agarre.

Pero corazones, comenten o habrá menos probabilidades de que actualice jajajajajaja.

A mi me suele importar mucho los comentarios ya que puedo saber mejor que les provoco el cap