Yang Jungwon, un chico de 18 años, con una vida normal, piensa que está Maldito, todo aquel que se acerca a él muere con el tiempo.
Decidido a averiguar sobre el pasado de sus padres vuelve al pueblo donde murió su madre, descubriendo consigo que er...
Todo lo que conocía era muerte, desde pequeño crecí en un ambiente alejado de los demás, mi padre siempre me dijo que debía cuidarme y no acercarme a los demás, debía ser cauteloso, nunca entendí cual era el peligro, probablemente solo estaba cuidando mis sentimientos, porque todo aquel que me rodeara terminaba en el mismo destino, la muerte.
Mi madre, la cual no conocí porque murió al darme a luz, es todo lo que sé, mi padre nunca me enseñó una foto ni me dijo su nombre, mi mejor amigo, murió tiempo después por un accidente, mi mascota también, mi padre murió cuando yo tenía 12 años, estuve en casas hogar, me adoptó una familia y vi como uno a uno morían en accidentes o enfermedades, incluso si llegan a decir que no es por mi, estoy seguro, estoy maldito.
A mis 15 años me dejaron hacer uso de la herencia de mi padre para poderme mantener solo, con la única condición de no salir de la ciudad hasta tener la mayoría de edad, ahora con 18 años, volveré a la ciudad de dónde era mi madre, volveré al Día uno para entender porque cargo con esta maldición.
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Por Fin iba camino a Eleven, la ciudad donde murió mi madre, la única información que mi padre pudo darme, su localización y el pequeño mapa los encontré entre las cosas que dejó tras su muerte, aún me pregunto ¿Por qué tener un mapa? ¿Acaso le daba miedo olvidar dónde vivía su esposa? Mi padre siempre fue un hombre bueno y amable, el tiempo que estuvo conmigo fue el mejor.
Habían pasado largo de 4 horas de viaje y por fin llegué a aquel lugar, era totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado, la gente se veía de campo, con sus casitas de madera, trabajando en sus pequeñas granjas, se respiraba aire puro, no me quedaba más que preguntar a los aldeanos donde podía encontrar la casa que tenía en el mapa.
- Disculpe señor - Dije mirando al anciano que yacía sentado en la entrada de su casa - Usted me podría decir que camino debo agarrar para llegar a este lugar?
El anciano al ver el mapa simplemente dijo que no sabía y se metió de nuevo a su hogar, pero ¿Cómo no iba a saber? ¿Acaso no vivía ahí hace años? De nueva forma seguí intentando con cada persona que encontraba en el camino y con todos la respuesta era la misma, se ponían nerviosos y poco les faltaba para enviarme al carajo, ya no me creía que no sabían, algo escondía aquel pueblo, pero estaba seguro de que por mi mismo llegaría.
Luego de unos cuantos intentos más decidí descansar un rato en el pequeño banco que había cerca de un río, realmente estaba en lo correcto al ir a ese lugar, tal vez mi padre me lo ocultó por alguna razón.
- Muchacho - Fuerte fue el susto que me llevé tras escuchar la voz del anciano detrás mío. -¿Qué estás buscando?
- Señor, ando buscando esta casa ¿Sabe dónde queda? - Su reacción fue la misma, nervios pero aún así no huyó como todos los demás.
- Sigues este sendero kilómetro adentro, verás dos grandes árboles, entra un poco y encontrarás lo que buscas - Señaló hacia dónde tenía que ir - Niño, no deberías meterte en lugares malditos.
