Z E F E R
Durante los posteriores días Clematis había comenzado a tener fiebre. Trya dijo que era algo que debíamos esperar ya que su organismo no solo estaba en proceso de recuperación, si no que a su vez estaba adaptándose al nuevo órgano que era de un híbrido. Y aunque me aseguraba de que todo estaba saliendo bien, no podía evitar preocuparme.
Había pasado un susto de muerte al verla retorciéndose entre mis brazos.
Ser testigo de como alguien está muriendo entre tus brazos es algo que definitivamente no se lo deseo a nadie, y mucho menos si esa persona es alguien por el que tienes fuertes emociones.
Cualquiera que me conociera podría pensar que estaba actuando de forma errática e inconsciente, pero no era así. Los hilos de mi corazón habían comenzado a ser halados en su dirección ya desde hace algún tiempo atrás, pero me había negado rotundamente a aceptarlo por culpa del estúpido orgullo.
Me comporté como un patán únicamente porque fui criado de esa forma. Desde el momento en el que Giorgio fue la única figura paterna que me quedaba, siempre me inculcó la idea de que nosotros éramos los amos y señores de este mundo, y ellos, los humanos, únicamente nos servían como herramienta de trabajo o una fuente de alimento.
Soy consciente de que esto jamás podrá justificar mis acciones en lo absoluto. Pero tratar de dejar de lado lo que me enseñaron gran parte de mi vida y aceptar mis propias emociones fue muy difícil para mí. Y aunque traté de escapar de esa realidad todo terminó por descontrolarse aquella noche en mi habitación cuando ella ni siquiera era consciente de lo que pasaba a su alrededor por culpa de la fiebre.
Nunca había tenido un gesto de amabilidad con otra persona o ser vivo, pero al verla allí tan vulnerable no pude evitar hacer algo por ayudarla. Claramente al inicio traté de convencerme a mi mismo de que fue el remordimiento lo que guio mis acciones, pero al descubrir aquella sensación de paz y tranquilidad al estar junto a otra persona, terminó por hacerme desear vivir más momentos como esos.
Esa fue la primera vez que alguien me tocaba... sin esperar algo a cambio.
Durante esos días mi rutina cambió drásticamente: Por las mañanas me marchaba lejos y dejaba que los sirvientes se hicieran cargo, pero por las noches, siendo la oscuridad mi fiel aliado, volvía para recostarme junto a ella mientras entrelazaba sus dedos con los míos en medio del silencio.
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Extinción - Nuestra última esperanza [Saga: LVDLO #1]
Fantascienza[GRATIS NUEVAMENTE] Clematis Garyen sabe que su existencia es prohibida, pero en cuanto descubre los planes de su nuevo dueño, se volverá la última esperanza de la humanidad para evitar la extinción. ...