No tengo idea de cuanto tiempo estuve sentada sobre el frío suelo de la entrada con la espalda recargada en la puerta. Pudieron haber sido horas, minutos o quizá solo un instante pero cuando me muevo tan solo un poco me duelen las piernas.
"¿Cómo rayos me voy a levantar?" pensé.
A lo lejos escuche un cristal rompiéndose y un portazo seco, lo cual me causo preocupación y me levanté de un tirón para que me fuera más fácil pero cerré los ojos con fuerza e hice una mueca cuando sentí hormigueos en ambas piernas y en todo lo que estuviera abajo de mi cintura. En ese momento, en el que ya empezaba a acostumbrarme a esa extraña forma de dolor, Daniela entró echa una furia a la habitación donde yo me encontraba con lágrimas en los ojos y una mano roja. Sinceramente me interesaba mucho saber porqué lloraba pero primero tenía que hacerle saber que podía confiar en mi, así que la abracé y sentí mi hombro mojado por sus lagrimas. Al principio dejó sus brazos caídos a los lados de su cuerpo, como si estuviera ausente y no supiera que la estoy abrazando, como estupefacta. Más tarde decidió rodearme la espalda con los brazos y soltó un sollozo ahogado al hacerlo.
-Rompí la foto de la mesa de noche... perdón.
Bueno, sobre su mesa de noche había una foto de su padre y ella abrazados cuando se graduó de la primaria, con su toga y su birrete azules y un rollo de papel en su mano. Yo le prohibí que quitara esa foto pero ella tenía tiempo queriendo quitarla de ahí y creo que esta noche al fin logró deshacerse de ella. La curiosidad me pudo y terminé preguntandole que era lo que la abatía como para destrozar la foto que más amaba hace unos años.
-¿Puedo saber por que?
-Escuche tu conversación con el tipo ese y...
-Cristopher... Christopher Jones.
-Bueno, Christopher, y me puse a pensar que nada de esto hubiera pasado si papá no se hubiera ido.
-¿Qué? ¡No! Cristopher es un... Lo que sea... Por naturaleza, no es culpa de nadie, ni siquiera de tu papá.- y dije eso ultimo casi susurrando, ya que hace mucho que no le decía así a Quique.
Ella rió con mi comentario y seguimos abrazandonos un buen rato, hasta que escuchamos como si abrieran la puerta corrediza de cristal que da al patio trasero. Y sé que ella también lo escuchó porque sentí como se sobresaltaba bajo mis brazos. Caminamos a la salita donde estaba el televisor y que era donde se encontraba la puerta pero me paré de repente cuando pensé que no era lo mejor que Dani no hubiera venido conmigo a ver que pasaba, pero ya no puedo hacer nada, si le digo que se vaya se negará y solo lograremos llamar la atención de lo que sea que haya entrado a la casa. busco con la mano el interruptor de la luz y le doy un manotazo al bulto que sentí para que la habitación se iluminara. Nada. Bueno, algo inusual si había: una letra de cartón color turquesa claro, una "s". me acerqué para tomarla y noté que detras tenía dos trozos de papel. En uno decía el número 9 y en el otro la palabra "cocina". La miré cómplice y ella entendió a lo que me refería, regresandome la sonrisa. Supe de inmediato que esto era como una caza del tesoro, con pistas y un código que descifrar. Pero no se me ocurría quién hubiera traído todo esto aquí ¿Peter?
Fuimos a la cocina justo como indicaba la nota detrás de la "s" y ahí encontramos sobre el refrigerador, una letra "e", la palabra "Baño de Visitas" y el número 5; y así estuvimos buscando y encontrando letras por todas las habitaciónes de la casa: Dani las sostenía en sus manos y yo seguía sus instrucciones...
Una "u" con un número 3 y las palabras Cuarto de Dani.
La letra "a" con el número 18 y la palabra Auto.
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En mi Burbuja de Soledad
ChickLitPensé que nunca me iba a enamorar después de él, o mas bien no quería, ya que hay una persona que me mantiene de pie y feliz... lo mejor que puedo hacer a cambio es evitar que sufra y hacer su vida feliz, ella es mi hija... Daniela.