XVII. Arriesgarse para probar.

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Nunca en mi vida vi a Peter enojado, es decir, siempre es tan alegre y todo arcoiris y colores, claro, con su lado masculino. En cuanto subí al auto de Peter, mi nariz se impregno de perfume masculino. Afuera mi amigo pateó la llanta de su auto y luego entró dando un portazo, para luego golpear con los puños el volante y hacier sonar el clackson. Yo me hice un ovillo asustada, ¿qué rayos le pasaba?

-¿Estás bien?

-Si.-dijo con un gruñido y yo pensé que no diría nada más, pero me equivoque.- ¡Cuál era el punto de mentir! ¿¡Porqué me mentiste!?

-Yo... no... Peter no te enojes, no lo hice por ti... no quería que nadie lo supiera.

Estuvo así gritando maldiciones un rato, pero luego respiro hondo y puso el auto en marcha. Vaya que era una suicida si no me negaba a que él conduciera en esas condiciones, capaz que no me lleva a casa, sino a un callejón obscuro a golpearme o algo así. Me calmo cuando diviso mi casa al final del camino y tomo mis cosas rápidamente para evitar la mirada de ira de Peter, pero cuando por accidente nuestras miradas se cruzan, ya al pie de la acera de mi casa, en sus ojos no veo nada más que tristeza, ahora sé que en realidad no está todo bien, de alguna forma esto le afectó.
-¿Enserio estás bien?
-Si, no te preocupes por ni Ade, cuidate.- dijo cabizbajo.
Me acerqué a él y le planté un beso en la mejilla antes de bajarme del auto, se le ilumino el rostro... y justo cuando estaba por salir, él tomó mi muñeca y me sentó de nuevo en el asiento.
-Recuerda que tu, niña traviesa, me debes una cita.
Él estaba notablemente sonrojado por el beso que le di, y su humor cambió repentinamente, demasiado, diría yo. Solté una risita y asentí, volví a ponerme el cinturon y por alguna razón me sonroje.
Peter me llevó a un museo, lo cual me pareció extraño. Es decir ¿Un museo? ¿Eh? El camino hacia allí estuvo lleno de risas y conversaciones divertidas, vaya que se había ido el ambiente incómodo. El museo de arte de la ciudad de México es un lugar hermoso lleno de pinturas y esculturas preciosas, yo lo había visitado cuando tenía como 13 años con mi abuelo materno, quien insistía en que yo era una niña de poca cultura, y era verdad, me era indiferente quién era Van Gogh, y ahora lo admiro como pintor y como persona ¿quien diría que estaba mal de la cabeza?
Entramos, nos registramos y me dieron un globo blanco, el cual Peter ató a mi muñeca divertido. Estuvimos dando vueltas por ahí hasta que se apagó la luz de la zona donde estábamos y se escuchó un gritito... Luego recordé que solo estaba con Peter y me ataqué de la risa. Una oficial regordeta y rubia apareció con una linterna frente a nosotros. Peter estaba abrazado a un poste. La mujer policía nos grito-a pesar de que estaba a unos cuantos metros de nosotros-que estaban por cerrar y que eramos los únicos ahí. Salimos entre risas y codazos, y más tarde nos sentamos en el césped a conversar como adolescentes.
-¿En un asilo de ancianos? ¿Encerio? ¿Que pasa por tu mente, Ade?
-No es tan grave.- dije con la cabeza gacha.
-¡Perdiste a tu hija en un supermercado! ¡Y la encontraste en un asilo de ancianos!
-Tenía tres años y medio...
-¿Ella o tu?
Le golpee el brazo con toda la fuerza que pude y el se quejó agarrándose la zona del golpe. Estuvimos así hablando un buen rato y riendo de viejos recuerdos. Cuando ya eran las doce de la madrugada, por lo que vi en mi móvil, no se lo dije, porque quería estar un rato más con él, a sabiendas de que si le decía que hora era sugeriría que nos fuéramos, y yo me negaba totalmente a irme de su lado en este momento, porque irme significaba dormir en el hospital con Daniel, irme supondría recordar que los momentos tan buenos como éste no duraban casi nada para mi, irme sugería recordar que ser tan feliz como lo soy en éste momento no es mi realidad... No, definitivamente no quería irme.
El cielo estaba totalmente lleno de estrellas, y estaba precioso. Peter apoyó su cabeza en mi hombro y luego de varios minutos sentí como su cuerpo se relajó aún más y supe que se había dormido. Saque mi móvil de mi bolso y vi la hora, es la 1:30 de la madrugada. Una parte de mi me decía que despertara a Peter, y otra, la que estaba en lo más profundo de mi alma en un rincón obscuro que ni yo conocía, me decía que... Lo besara. »No, Ade, tienes que ser fuerte, es muy guapo y caballeroso, probablemente el hombre más perfecto que has conocido, pero te lo prometiste, que no te dejarías llevar por un tonto romance inmaduro« me dijo mi conciencia. Si mi conciencia fuera una persona y estuviera frente a mi en este momento, recibiría una buena paliza. Gire un poco mi cabeza para tener una mejor vista de Peter y se me escapó un suspiro de entre los labios al verlo así, tan inocente. El cielo se ilumino y gotas de lluvia cayeron repentinamente sobre nosotros a pesar de que estuviéramos bajo el árbol. Peter se despertó exaltado al sentir las gotas mojarle el rostro y la ropa, y en ese momento yo aproveche y me levante del suelo de un salto. Le ofrecí una mano y el la tomo para levantarse, con una sonrisa en el rostro.
-Está lloviendo.-dijo él y me hizo gracia
-Ya vi.
Caminamos/corrimos al auto de Peter y yo tuve que sacarme los zapatos ya que a cada rato se atascaban en el lodo. Cuando al fin cerramos las puertas del auto nos dio por atacarnos de risa, y es que en realidad la situación resultaba divertida.
-¿Me llevas al hospital?
-¿Segura? Te recuerdo que ahí veras al doctor...
-Peter soy una adulta, tengo que enfrentar mis problemas.
Él asintió y puso el auto en marcha camino al hospital con una sonrisa en el rostro, cosa que me puso algo nerviosa. Al llegar al hospital me quede estática en mi asiento, no moví ni un músculo, no quería bajar del auto... No me quería separar de él. Cuando regrese a la realidad tomé mi bolso y planté con ternura mis labios en su mejilla a modo de despedida. Su mejilla estaba fría. Afuera llovía con fuerza, tanto que hasta me atrevería a decir que las gotas podrían lastimarte. Cuando quedé frente a frente con Peter sus ojos estaban brillosos y se podría decir que si sonreía más su boca se separaría del resto de su cara.
Mi cara estaba a unos centímetros de la suya y pude percibir el olor de su colonia. Inhale profundo su olor y se que es extraño pero es inevitable. De verdad deseaba que esos centímetros que nos separaban se esfumaran y pudiera liberarme de mis propios miedos, miedos que no me han dejado enamorarme en estos últimos dos años. ¿De verdad soy lo suficientemente valiente como para olvidarme en éste momento de todo el sufrimiento que me causo mi ex esposo y dejarme llevar? ¿Puedo aceptar lo que siento por Peter y dejar de pensar en mi pasado?
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NOTA DE AUTORA:3
Holu!! Perdón, agh yo tanto que me quejo de que tarden en subir capitulo otr@s escritor@s, pero enserio no tienen idea de las muchas cosas que tengo que hacer últimamente, ensayos, tareas, proyectos, etc... En fin, gracias por la paciencia y todo.
Ahora para hablar sobre en capitulo, voy a hacer una "dinámica" : diganme que prefieren para el siguiente capitulo ¿Quisieran que bese a Peter? ¿O que se vaya y lo deje ahí? En fin, lo dejo en sus manos...
Les mando besos sabor a salsita verde deliciosa desde México colorido. Saludos a los de España :*.
-A.

En mi Burbuja de SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora