Para Jeon Jungkook, la física y la química siempre han sido su pasión, por ello se gradua con honores de la Universidad Nacional de Seúl. Luego del escuela, sus antiguos maestros dan sus mejores referencias al director para que imparta clases.
Park...
—Disculpe, señor, ¿dijo algo? — preguntó el chofer.
—No, nada importante. Lo siento.
El resto del camino se la pasó inmerso en su teléfono, leyendo y respondiendo correos. Al llegar, pagó el monto y bajó del vehículo estirando los músculos. Con pesadez caminó hacia la entrada, y como bienvenida, una gran masa café se abalanzó sobre él haciéndolo rebotar en la puerta.
—¡Bam! ¡Espera, no seas pesado! — decían entre risas acariciándole la cabeza —. ¿Tienes hambre? — el perro meneo la cola con sumo entusiasmo —. Vamos a darte de comer.
Llenó el tazón de comida y también el de agua. Terminada su labor, ingreso a su habitación para quitarse aquel traje marino y cambiarse de ropa. Una vez más cómodo, avanzó a la cocina dispuesto a hacerse algo rápido, preparó todo y tomó asiento en el comedor, encendió su computador, y comenzó con un proyecto de investigación mientras comía.
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Llegó a la casa que compartía con su mejor amigo — o Soulmate, como solía llamarlo — Kim Taehyung.
—¿Cómo te fue, pequeño Minnie? — llamó cariñosamente al chico que ingresaba con molestia —. Por tu cara puedo deducir que del carajo.
—¿Quieres cerrar el pico por 5 minutos? O te juro que te lo voy a cerrar a gol...
—Al parecer alguien viene de muy mal humor. — dijo una voz ronca y sarcástica desde la cocina.
—¿Y tú no tienes casa? — lo miró con cara de pocos amigos.
—Si, la tengo, pero Tae quería verme, así que... — se encogió en hombros —. Tengo que consentir a mi bebé.
Jimin soltó un gruñido mientras rodaba los ojos. Cansado, enojado y estresado, se dejó caer en el sillón largo, mientras que su invitado tomaba asiento en el individual, al haberse acomodado, palmeó sus muslos y como si fuera un imán, Taehyung se sentó en sus piernas.
—¿Qué te ocurrió?
—¿Sabías que me grabaron besándome con esos tipos en aquel antro? — preguntó ocultando la cara en uno de los cojines.
—¡¿Qué?! — preguntó al unísono la pareja con los ojos bien abiertos.
—Lo que escucharon, y por si fuera poco. — giró la cabeza para verlos —. Namjoon se convertirá en mi maldita sombra.
—¡Uy! Jin hyung se pondrá muy feliz. — murmuró Tae aplaudiendo.
—Recuerdo haberte dicho que no hicieras estupideces.
—¿En serio, Yoongi? ¿Es lo único que tienes que decirme o seguirás atacándome? — se levantó respondiendo rápidamente a la defensiva.
—Oye, no te enojes con Yoon, él no tiene la culpa de que seas un caliente.
