24.- YES OR NO

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Luego de correr con su perro, se dejó caer en la banca de un parque cercano a su casa. Se sentía confundido y de alguna manera también triste. Algo en él creía que el rubio le correspondería al instante, pero jamás esperó que no fuera así. Si bien, era consciente que existía la posibilidad que obtuviera una negativa, no se sentía listo para soportarla. ¿Y si le insistía? Definitivamente esa no era una solución a su problema, resultaría ser todo lo contrario. De esa forma menos podría verlo de nuevo a los ojos, aunque era difícil que lo hiciera, al final las profesiones de ambos eran totalmente distintas.

El pecho comenzaba a dolerle, no estaba seguro si había sido la desilusión o el ejercicio. Sin embargo, esa sensación de pesadez lo invadía con demasiada frecuencia desde que supo que le gustaba ese chaparrito de lindos ojos.

¿En qué momento se había dado cuenta que lo que sentía por él no era solo atracción física? ¿En qué momento se dio cuenta que lo que los conectaba comenzaba a ser química? Ni siquiera estaba seguro. Probablemente fue en todas las noches que se quedaron acostados sin siquiera haber tenido sexo, tal vez fue cuando se sentaban a comer pidiendo cosas diferentes para compartirlas, o quizá aquellas noches que pasaron en vela hablando, los momentos en los que escuchaban la historia que el otro tenía para contar. Quizá se enamoró desde que lo vio acercarse y jugar con Bam. O tal vez, solo tal vez, desde que lo vio por primera vez al otro lado de la calle cuando iba saliendo de aquella librería.

Frotándose la cara y con demasiada derrota sobre sus hombros, regresó a casa. Al llegar notó que todo estaba apagado. Chasqueó la lengua seguido de un fuerte suspiro. Observó el reloj de su celular dándose cuenta que había estado fuera por más de tres horas. Estaba casi seguro que el rubio se había ido corriendo en cuanto no lo vio por la calle.

Su estómago rugió de hambre, pero su cansancio era más grande. Así que con pasos pesados se encaminó a su habitación. Cerró los ojos un instante y recordó todos los momentos que había pasado a lado de Park. Recordó como subían platicando, riendo, besándose, corriendo o incluso cuando lo cargaba como si se acabaran de casar. Quizá estaba siendo demasiado exagerado, ni siquiera habían estado tanto tiempo juntos. ¿Cuánto habría pasado? Se quedó pensando...

-Solo 4 meses, 3 semanas y 4 días. - se golpeó la frente en la madera -. Soy tan patético.

Abrió la puerta y se adentró a la habitación sin más. Aventó las zapatillas que llevaba en las manos y se sacó la camiseta de un solo tirón. Sin embargo, una tenue iluminación y un suave, pero delicioso olor a comida lo hizo voltear ligeramente espantado.

En el centro de la habitación había una gran y afelpada alfombra color rojo, alrededor de ésta, habían muchas velas encendidas. Sentado sobre aquel nuevo tapizado se encontraba Jimin mirándolo tan fijamente que le causó escalofríos por todo el cuerpo. Los pocos vellos de su cuerpo se erizaron y su corazón se aceleró tanto como si hubiese corrido un muy largo maratón.

-Creí que te habías ido. - intentó sonar rudo, empero fue todo lo contrario.

-Aún te debo una respuesta, ¿o no? - respondió con una tímida sonrisa.

-En realidad, no es necesario. - agachó la mirada.

-Ven. - estiró la mano para invitarlo -. Debes tener hambre, te fuiste mucho tiempo.

-Jimin, ¿Qué estás haciendo?

El rubio salió de aquel círculo de velas, dejando al descubierto su atuendo que constaba de una bata de seda color vino y nada más. Se acercó a él con cautela.

-Jeon Jungkook. - susurró con sensualidad.

-No me voy a acostar contigo si eso es lo que quieres. - retrocedió un par de pasos.

FÍSICA Y QUÍMICA. (KOOKMIN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora