FÍSICA Y QUÍMICA. (KOOKMIN)

25.- BOCADOS, BESOS, MIMOS y LIMPIEZA.

El sol ingresaba en cálidos y tenues rayos por la abertura de las cortinas, mientras que el frío matinal los hizo juntarse aún más.

El primero en despertar fue Jungkook debido a su extensa rutina. Sin embargo, no fue capaz de levantarse al ver al rubio acurrucado sobre él. Lo estrujó un poco y el chico se removió.

—Cinco minutos más. — pidió adormilado.

—¿No quieres pasarte a la cama? — preguntó dándole un beso en la cabeza y otro en la frente.

—¿Qué estás sugiriendo, Jeon? — soltó con picardía, pero sin abrir los ojos.

—Que descanses más cómodo. — respondió divertido —. ¿En qué estaba pensando, señor Park?

—Estoy cómodo encima de ti.

El físico se divirtió y cómo pudo, se liberó para cargar al otro hasta la cama. Dio otro beso en su sien y cuando estaba por irse, el rubio lo jaló para tirarlo sobre el colchón.

—No te vayaaas. — dramatizó.

—Solo voy al baño.

—No te tardes, tengo frío. — se encogió en su lugar haciéndose un ovillo.

—Déjame taparte. — lo acomodó entre las sábanas.

—Eso no ayuda, quiero tu calor. — murmuró entre abriendo un ojo.

—Sigue durmiendo, cariño. — volvió a besar su frente —. Ya regreso.

Se fue y el rubio volvió a caer rápidamente en los brazos de Morfeo. Al verlo plenamente dormido, decidió tomarse su tiempo dándose una ducha, alimentando a Bam y por último, preparando el desayuno.

Abrió su refrigerador dándose cuenta que se encontraba casi vacío. Un cartón de leche, algunos frutos rojos, mantequilla y un par de huevos lo adornaban muy pobremente. Bufó ligeramente molesto y abrió la alacena en busca de harina. Sonrió ampliamente al encontrarla y decidió preparar unos hotcakes mientras preparaba la cafetera que se había ganado en una rifa en la universidad.

Había pasado cerca de una hora cuando pudo terminar. Colocó todo en perfecto orden dentro de una charola. Sin embargo, algo no le gustaba. Si bien, había organizado hasta la posición exacta de los panqueques para que ningún borde quedara fuera, sentía que se veía muy simple. Miró por la ventana y divisó algunas flores en el jardín de su vecino. Con una sonrisa pícara, observó como éste se iba y decidió se acercarse a la propiedad para cortar un par de lindas rosas blancas. Una vez todo verificado, tomó la comida y subió a paso lento, pero seguro.

Cómo pudo abrió la puerta y la cerró muy despacio con el pie. Creyó que para cuando subiera, Park estaría esperándolo impaciente, pero eso nunca ocurrió.

Lo encontró abrazando su almohada con un pequeño chorro de saliva. Escena que inmediatamente le causó ternura. Dejó todo sobre la mesita de noche y se dedicó a besar las mejillas del rubio que hacía tiernos pucheros.

—¿Qué haces? — preguntó adormilado.

—Intento despertarte, bello durmiente. — dijo complacido.

—No quiero. — soltó berrinchudo. Se giró para darle la espalda y tapó todo su cuerpo con la cobija.

—Vamos, Jimin-shi. — lo movió por el torso —. Es hora de despertar.

—¿Habrá algo importante? — asomó la cabeza por un pequeño orificio.

—Unos ricos panqueques con frutos rojos te esperan.

Soltó un gruñido en su escondite y salió de él levantando los labios. Jeon sonrió y se acercó para darle un pequeño beso.

—¡No me beses! — soltó escandalizado haciendo una cara de asco—. Aliento matutino. 

—Te he besado zonas del cuerpo que no se ven a menos que estés desnudo, así que ya no puedes darme asco. — le dio otro beso.

—¡JEON! — le dio un golpe en el brazo y se levantó corriendo hacia el baño. 

Luego de hacer sus necesidades y lavarse los dientes, salió con una sonrisa, para luego sentarse a horcajadas del profesor y buscar sus labios con fervor. Compartieron húmedos contactos hasta que el más alto se separó.

—Es hora de desayunar. — sentenció con voz estricta.

—Bueno, quiero desayunarte a ti. — dijo con picardía moviéndose sobre la pelvis del otro.

—Jimin-shi... — con voz áspera.

—¿Sí? — preguntó abriendo los ojos y con un rostro de inocencia.

Jungkook no dijo nada, y ambos se acercaron para continuar con aquella sesión de besos. Con lentitud el docente agarró la estrecha cintura de su compañero mientras que con la otra, y entreabriendo un ojo, tomó una porción de la comida para separarse y metérsela a la boca al otro.

—¡Hey! — murmuró con la boca llena —. ¡Mmmmh, está riquísimo! 

Pasaron el resto de la mañana entre bocados, besos y mimos. Cerca del medio día, y con demasiada pereza, Kook decidió levantarse a ordenar su hogar, y a pesar de que Jimin se opuso al principio jalándolo hacia la cama, se rindió cuando comenzaron una guerra de cosquillas que fácilmente perdió. Ayudándolo un poco a levantar los restos de velas y los contenedores de comida. 

Como todo buen amo de casa, limpió hasta el mínimo rastro de polvo colocando música popular en el proceso. Park lo miraba divertido y luego de unos minutos decidió sacar a Bam a dar la vuelta poniéndose una de las grandes playeras de Jungkook.

Estuvo alrededor de una hora realizando los quehaceres de la casa, sintiéndose ligeramente cansado. Caminó a la cocina por un vaso con agua y desde ahí gritó:

—¡¿Qué quieres pedir de comer?! ¡Mi refrigerador está vacío o si quieres algo casero puedo ir rápido a comprar algo a alguna tienda de conveniencia cercana! — al no obtener respuesta salió a observar los alrededores —. ¿Jimin-shi? 

Recorrió toda la casa sin rastros del rubio. Gritó también el nombre de su perro y este tampoco ladró en respuesta. Bajó las escaleras completamente confundido percatándose que la correa no se encontraba en su lugar. Su cerebro proceso rápidamente la idea de que habían salido. 

Llamó a su novio, empero este no respondió. Bufó con molestia guardándose el aparato en los bolsillo del pantalón, tomó su cartera y sus llaves dispuesto a buscarlos por el parque más cercano. 

Caminó por el lugar buscándolos. Estuvo cerca de 10 minutos hasta que a lo lejos divisó a su perro y al chico de sus sueños. Con una boba sonrisa en el rostro, avanzó hasta ellos...

—¡Jimin-shi! — gritó acercándose.