Para Jeon Jungkook, la física y la química siempre han sido su pasión, por ello se gradua con honores de la Universidad Nacional de Seúl. Luego del escuela, sus antiguos maestros dan sus mejores referencias al director para que imparta clases.
Park...
—¿Estás seguro de esto, Yoonie? — preguntó con demasiada curiosidad.
—Aún no, pero es la única forma de estar con mi tigrito.
—¿Quieres hacerlo?
—Antes no estaba seguro, pero ahora sí. — dijo completamente convencido.
Se encontraban afuera de la propiedad Kim, sacaron una bocina de tamaño mediano, pero de gran potencia. Reprodujo la pista de "Serendipity" y Yoongi le indicó a Jimin que comenzara a cantar.
Taehyung escuchó la música y salió al balcón a ver que pasaba, al observar a su amigo cantar y a su ahora ex novio con un gran ramo de flores provocaron que su corazón se acelera y se encogiera de ternura. Min observó a su amado y elevó el ramo para indicarle que eran para él. Segundos después apareció su padre con dos cubetas llenas de agua con flotantes que parecían ser hielos, y se las vertió encima a los otros dos empapándolos al instante, la fuerza con la que cayó el agua fue tanta que las flores se le resbalaron de las manos y su mejor amigo puso una cara de sorpresa. El menor de los Kim reprimió una risa.
—¡YA CÁLLENSE Y LÁRGUENSE DE AQUÍ!
—¡¿POR QUÉ EL AGUA, SEÑOR KIM?! — gritó Park un tanto indignado.
—¡NO DEJAN DORMIR!
—¡SON LAS TRES DE LA TARDE!
—¡ES MI SIESTA VESPERTINA! ¡NO MOLESTES, JIMIN! — se peleó a distancia.
—¡AMOR! ¡POR FAVOR! — gritó Yoongi mirando a su amado con un puchero —. ¡Baja! ¡Hablemos!
—¡ÉL NO TIENE NADA QUE HABLAR CONTIGO, YA DÉJENNOS EN PAZ! — volvió a gritar el mayor de los Kim cerrando las ventanas.
—¿No crees que fuiste un poco brusco? — preguntó a su padre.
—Es un ridículo. — bufó molesto —. Encima trae al pequeño Minnie para causar lástima.
—Papá. — sonrió con ternura.
—¿Lo viste? — no se aguantó la risa —. Parecía un gato todo mojado.
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Los dos chicos llegaron a casa de los Min completamente empapados, donde la señora de la casa los recibió riéndose de ellos.
—¿Pero qué les pasó? — preguntó intentando reprimir una carcajada —. ¡Amor! ¡Ven a verlos!
El señor Min bajó casi corriendo las escaleras y cuando los observó, al igual que su esposa comenzó a reír con fuerza.
—No molesten. — murmuró el pálido enfadado.
—¡Ay, cariño! — lo tomó de las mejillas y las besó con ternura —. Pareces un lindo gatito que acaban de tirar al agua.
En esta ocasión le tocó a Jimin reírse junto a los progenitores Min.
