UNO

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Harry

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Harry

Ahora mismo no podía quejarse de nada de su vida. Estaba sentado en una de las mesas de la cafetería de su padre con su mejor amigo desde que llegó a ese pueblecito hacía ocho años, Zayn, y su mejor amiga desde que le cambiaron de clase en su segundo año allí y le tocó sentarse a su lado, Isabella, y los novios de estos, los mellizos, Liam y Niall. A su lado el guapo y responsable delegado de clase Stan, al que también Harry llamaba novio desde hacía casi dos años.

No siempre le había gustado ese lugar, pues sus padres estaban separados, y aunque su hermana, Ginnifer, y él siempre habían tenido buena relación con su padre cuando su madre murió y tuvieron que mudarse a aquella desolada parte del mundo que parecía el escenario perfecto de una película de miedo lloró por tres días. Pero ahora al ver todo lo que había ganado no podía sentirse más feliz de haber compartido aquello con su padre en vez de con su tía Robbie, la cual tenía un apartamento pequeño en Nueva York, sí era Nueva York, y sí, se moría por estudiar allí, pero se hubiera perdido toda la gente que había conocido.

Desde que llegó allí con diez años había soñado con la vida adolescente perfecta, no la que vendían las películas, si no la que había tenido Ginnifer desde que llegaron. Ella encajó perfectamente en aquel fondo marítimo que en invierno no tenía nada que ofrecer más que cielos encapotados y una brisa que olía a mar y pescado, pero ella le sacó provecho, ella, solo dos años mayor que Harry, no solo había sido la más popular, si no que cada fin de semana tenía fiestas a las que acudir y cada San Valentín recibía miles de peticiones y flores. Fue la capitana del equipo de animadoras y la reina de su baile de fin de curso con su novio de aquel momento que estaba en el equipo de fútbol, el cual le había pedido de una forma muy romántica y pública si quería ir con él al baile.

Normal que fueran reyes.

Desde ese día sus planes fueron los mismos, quería cumplir sus sueños, ser el protagonista en el musical del colegio, en vez del grupo de animadoras, claro, y encontrar un chico que fuera capaz de pedirle de una forma muy cursi y pública ir al baile. Ese chico había conseguido nombre: Stan, pero la verdad dudaba de que él fuera a hacer un acto público y cursi, pues era un chico un poco serio, bastante responsable y un algo reservado, pero no tenía problemas con eso porque se querían.

Harry siempre había sido un romántico empedernido y siempre había luchado por tener algo importante en su vida, por ser el protagonista de la serie como lo era su hermana mayor. Pero la verdad era que su vida no era tan interesante, tenía a sus mejores amigos, a su novio y sí le invitaban a bastantes fiestas porque era el presidente del alumnado y el protagonista de la obra, cosa que lo hizo bastante popular.

Isabella, su mejor amiga, llegó a la mesa que compartían con una bandeja de sándwiches que el padre de Harry le había preparado para que merendasen mientras terminaban los deberes y la orden del día de la reunión del comité del baile, donde Harry había arrastrado al resto de sus amigos. Pero la verdad es que hacía mucho que no estaban haciendo nada de importancia, Zayn había pasado de sus deberes y tonteaba con Liam, su novio, uno de los mellizos, que a pesar de ser mellizos no se parecían en nada entre ellos, este por su parte tenía un lápiz en una mano y un rizo de la cabeza de Zayn en la otra mientras se decían cosas que no tenían sentido para nadie más que ellos.

Prom? {L.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora