Las últimas semanas habían estado muy cargadas de trabajo. Horas de insomnio en el estudio, a veces ni siquiera trabajábamos realmente. A veces podíamos pasar la mitad de la noche los cuatro en silencio mientras fumábamos. No estoy orgulloso, pero sentía la tensión entre nosotros. El álbum tenía mucho que ver con Marlena, y Victoria se negaba rotundamente a hablar de ella. Si su nombre era mencionado, la canción era rechazada.
La mayoría de las veces volvía más temprano de lo que esperaba por haber discutido con ella. Eramos demasiado diferentes, tanto que muchas veces chocabamos. Aunque en realidad nos parecíamos bastante. Mi ángel, como cualquier persona, seguía un patrón con sus parejas.
Si yo gritaba, la rubia gritaría más fuerte. Siempre ha sido así. Lamentablemente para Ethan y Thomas no había lugar en la, ya habitual, discusión. El de pelo largo amaba a su prima con locura, no negaría su existencia jamás, le es leal a su decisión hasta hoy en día. El rubio no tenía mucho que agregar, no era que fuera tímido como el castaño para decirlo, simplemente prefería guardar sus opiniones sobre ella para él. Aunque siempre le ha rendido tributo de una manera feliz, no cómo yo.
Victoria se enojaba con ella. Thomas la celebraba. Ethan la admiraba. Y yo... le lloraba.
Eran las cinco de la mañana y el sol se colaba por la cortina. Me desperté por el frío en mi pecho. Parpadeé un par de veces hasta notar que estaba en mi departamento, y no en el incómodo sofá verde musgo del estudio. Estaba solo, y la sábanas hechas un desastre conmigo. La primera noche de muchas en la que me dormía con ella. La primera en la que hicimos el amor después de un tiempo.
Sonreí ante el recuerdo de Marlena deshaciéndose en gemidos contra el vibrador. O más bien el jueguete contra su punto débil. Con una mano sosteniendo una de sus piernas y con la otra manteniendo el vibrador sobre su clítoris. Variaba la velocidad y la presión que aplicaba sobre ella. Verla correrse una y otra vez me complacía de una manera inexplicable.
Caminé por el pasillo hasta la cocina, estaba en el balcón. No fue hasta que abrí la puerta de vidrio que noté que estaba desnuda. Fumaba uno de mis cigarrillos con la mirada perdida en el tímido sol. Sus ojos tenían un tono gris de alguna forma. La baranda era lo suficientemente alta como para que ningún vecino pudiera verla, aunque sabía que si se había atrevido a salir así, es porque en ese momento su inseguridad no le importaba.
Me coloqué con los codos sobre la baranda, igual que ella, y la miré. Ni siquiera se giró ahí, aunque no lo necesitaba, sólo admiraba sus facciones. Los chupones que había dejado por su piel la noche anterior. Su pelo revuelto, olía a sexo, y sinceramente, me encantaba. Aunque cuerpo demostraba el disfrute de la noche anterior, pero en sus ojos se veía el cansancio mental.
Peiné su cabello detrás de su oreja y besé su mejilla antes de incorporarme. Colocó el cigarrillo entre sus labios y aspiró al humo antes de exhalarlo. Se incorporó un poco y tiró la colilla nueve pisos abajo. La abracé por detrás, dejando varios besos sobre su cuello y hombros.
—¿En que piensas, amor de mi vida? —Tardó unos segundos en contestar.
—En Victoria y Giorgia. —Suspiró. —En realidad no sé...
—¿Tienes la mente en blanco? —Se incorporó antes de llevar el cigarrillo a sus labios.
—Algo así, estoy harta realmente de esto. Estoy harta de confundirme, de olvidar gente, Damiano.
—Te entiendo, mi amor. —Suspiró.
—No lo haces. Yo vivo en una constante burbuja en la que confío plenamente en tí mientras voy por la vida como si fuera un robot.
—A mí no me molesta, Marle. —Rodeé su cintura con mis brazos mientras acariciaba su abdomen.
—Pero lo hará, yo lo sé. Además odio esto, no sé quién carajo es Victoria. No sé quién carajo es Giorgia.
—Victoria es tu amiga y ex novia, y Giorgia es tu...
—Lo sé. —Me interrumpió. —No quiero que me lo digas, no quiero que me lo diga nadie, no quiero perder mi memoria como pierdo mis calcetines. Quiero saber quiénes son las personas que me rodean por recordar lo que he vivido con ellas.
—No sé que decirte sinceramente. —La menor lanzó el cigarrillo por el balcón, nueve pisos abajo, y suspiró el poco humo que quedaba en sus pulmones.
—Quiero recordar mis besos con Victoria, quiero recordar mi primera vez, mi primer amor. Quiero recordar quién es, no tener un relato de ello. Necesito mi memoria.
—Puedes besarla si quieres, e incluso tener sexo.
—Damiano, ahora mismo no me importa que nuestra relación sea abierta, no quiero coger con ella. No quiero con nadie, sólo quiero saber cómo fue según mi percepción, no la de Vic, no la tuya. —Asentí antes de incorporarme. Me recosté sobre la barandilla nuevamente y la miré.
—Tuve un sueño, el otro día en el estudio.
—¿Te quedaste dormido en el sofá otra vez?
—De hecho en la silla, con la acústica encima, Thomas casi me mata, pero ese no es el punto. Soñé que te cortabas, que volvías a recaer. Te encontraba encerrada en el baño luego de volver de trabajar en el álbum.
—No quiero recaer, pero cada vez se me hace más difícil.
—Lo sé, pero los cortes en tus muñecas y muslos no son bonitos, y no porque toda tú no lo seas. Sino porque odio saber que quisiste destruirte.
—De alguna manera lo sigo queriendo. —La abracé más fuerte contra mi cuerpo y ella me correspondió.
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Torna a nostra Casa
SonstigesDamiano siempre había considerado a Marlena su musa. Cuando esta comienza a desvanecerse, él hace todo lo posible por salvarla. Incluso si eso conlleva perderse a sí mismo en ello. • Damiano David fanfic. • Historia finalizada. • Esta historia es p...