—Me preguntó si íbamos a dejar de hablarnos. —Fruncí el ceño. Comencé a acariciar el lomo de Venus, que dormía sobre la mesa de la cocina muy plácidamente. Cuando despertara se iría a dormir a su cuarto.
—¿Por qué?
—No tengo idea. También le dije lo del bebé.
—¿Cómo reaccionó?
—Está confundida, no le dije que no es tuyo tampoco, tendría que explicar demasiadas cosas, pero no entiende bien por qué nos separaríamos si estamos por tener un hijo. Al menos eso es lo que ella me dice.
—Creo que hubiera sido mejor si nos hubiéramos divorciado antes de que quedaras embarazada. —Giorgia frunció el ceño y yo me levanté de mi asiento.
—Tú propusiste una relación abierta.
—Pero nos condicioné a no enamorarnos de otros.
—Dejé de amarte hace mucho y lo sabes. —Su tono fuerte y autoritario, acompañado de sus palabras, se sintió como una estaca en el pecho. Aun amo a Giorgia, tal vez no cómo la amo cuando me case, pero la amo como mi compañera de vida, aunque ella no me vea así.
—Tú querías libertad.
—Tú querías casarte.
—Yo quería que no te sintieras atrapada en una situación monógama.
—¡Quiero dormir! —Aquel grito me hizo darme cuenta de que ambos estábamos gritándonos, otra vez. Otra vez estamos peleando. Venus se levantó y corrió hasta su habitación. No vivímos en una casa demasiado grande, pero era cómoda, tal vez no tan privada por dentro. La gata de color café siempre esta haciéndole compañía, cuidándola cuando yo no puedo.
Entre las giras, los conciertos y componer se me hace muy difícil estar en casa. Lo odio sinceramente, a veces sólo quisiera haber estado los últimos diez años cobrando por los antiguos discos de la banda. Amo a mis chicos, tenemos una historia juntos, y amo mi trabajo, pero a veces sólo quisiera ser una persona normal. Quisiera que ser famoso mundialmente no fuera una de las tantas razones de mi divorcio.
Me siento atado a Italia. Amo mi país, pero lloro cada vez que me subo un avión para volar aunque sea Francia. Sufro cada vez que armo las maletas para sólo dos días. Me siento ausente en mi casa, ausente en todos lados y al mismo tiempo. Me siento una mierda cada vez que beso su frente como despedida con un bolso en mi hombro. Tengo miedo de que se caiga el avión y no volver a verla.
Tengo miedo de morir y que sufra mi muerte como yo sufrí la de mi Marlena. Por eso le regalé a Venus, su guitarra, sus discos. Me siento una mierda llenando mi lugar con cosas materiales, pero es todo lo que puedo hacer. Siento que mi amor por ella jamás es suficiente, ya no me importa Giorgia, sólo ella.
Traté de aguantar el sentimiento de vacío en mi pecho y caminé hasta su cuarto ignorando los gritos de la mayor. Soy un cobarde, y lo sé. Abrí la puerta despacio y me senté en la cama. Me observaba con sus grandes ojos café, iguales a los suyos, Venus dormía sobre su almohada encima de su cabeza. Respiré hondo.
—Quiero que sepas que te amo, y que soy muy afortunado de tenerte. —Ella sonrió y se incorporó para abrazarme.
—Yo también te amo. —Susurró.
—Ethan, —El de pelo largo dirigió su mirada hacia mí. —¿Cómo estás? Respecto a Marlena.
—No lo sé. —Con el tiempo había perdido el miedo a hablarme sin pensar, le costó un par de años de hecho, aunque no había dejado de ser un hombre de pocas palabras, no importaba con quién. Acomodé un mechón de mi pelo ondulado detrás de mi oreja y abracé mis rodillas un poco más cerca de mi pecho. —Lena siempre ha sido mi mejor amiga, no quería ser el único que recuerde sobre nosotros. —Asentí.
—Te entiendo, ustedes tienen una vida juntos, es distinto. —Asintió.
—Eramos muchos, y ella siempre estuvo para mí cuando nadie me prestaba atención. Siempre jugábamos juntos aunque tuviéramos tareas para hacer. De igual forma, todavía no comprendo cómo es que estamos teniendo esta conversación otra vez. —Se calló por unos segundos antes de suspirar. —Creo que terminaría por olvidarnos a todos... Y me duele.
—¿Tú cómo crees que podría haber acabado esto?
—Marlena era una persona muy fuerte, pero, sinceramente, creo que es mucho para cualquiera. Después de todo lo ha pasado...
—Me daba miedo verla caminando como si fuera un alma en pena que busca el camino a convertirse un ángel.
—Tal vez ya está en busca de ello y no lo sabemos. —Ethan tenía tanta razón. Incluso a día de hoy, sabía que decir con las palabras justas, ni una más, ni una menos.
—¿Cómo están? —Thomas estaba cambiando las cuerdas de su guitarra con extrema paciencia.
—Bien, ambas. Cada una centrada en sus cosas.
—Pero...
—Lo sé, ella es muy distraída. Es toda esta situación del divorcio, es una piedra en estómago para todos, incluso para Marlena. —Desvié mi mirada hacia mi celular, buscando una rápida excusa para romper el contacto visual. —¿Cómo están Ayla y Logan?
—Bien, el pequeño no da problemas, al menos por lo que Ayla me cuenta. —Terminó de anclar las cuerdas al mástil
y dejó la guitarra en su trípode. —Debo decir que me siento orgulloso de él. —Sonreí. Tomé un cigarrillo del paquete sobre la mesa y lo encendí. Eran las 7 de la tarde aquí en Los Angeles y las 4 de la mañana en Italia. Hacía un par de meses habíamos firmado un contrato para grabar el álbum aquí, ya que, en teoría, los estudios en este lado del mundo son mejores para ello.Nuevamente extrañaba mi casa. Ethan no tenía hijos, la rubia lo había pensado durante mucho tiempo. Thomas sí. Digamos que Logan llegó antes de lo planeado. De igual manera era bastante consentido por todos nosotros al ser el más pequeño.
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Torna a nostra Casa
De TodoDamiano siempre había considerado a Marlena su musa. Cuando esta comienza a desvanecerse, él hace todo lo posible por salvarla. Incluso si eso conlleva perderse a sí mismo en ello. • Damiano David fanfic. • Historia finalizada. • Esta historia es p...