Capítulo 10.- Soy tu mal.

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Matt.

-Estás loco, -soltó una risita nerviosa. Lo último que quiero es que las cosas se mal interpreten, que ellos pensaran que te tomé de la mano por que me... -se quedó en silencio a lo que yo sonreí.

Hubo un silencio necesario entre nosotros dos, Jade mantenía su mirada clavada en el suelo, sus mejillas ardían y el calor de su cuerpo la obligo a abrir la ventana de mi oficina, el viento golpeo su cara mientras ella lanzaba un suspiro de alivio apenas y el calor de sus mejillas bajo.

-Tus sentimientos son correspondidos. –susurre a lo que ella volteo a verme aun con el corazón latiendo aceleradamente.

- ¿De verdad? –se giró a verme, su tono de voz cambio rotundamente.

-Si Jade.

La puerta estaba cerrada agregándole un poco más de tensión a la situación, no pretendía para nada sobrepasar los límites que desde un primer momento me había puesto con Jade, no quería presionarla ni que sintiera que estaba tratando de hacerle algún daño.

Me encamine hacia ella, ya frente a su cuerpo, me detuve, Jade estaba nerviosa, expuesta a mi referente a todos esos sentimientos que había tratado de ocultar por miedo a que yo le rechazara, cuando era todo lo contrario, yo le correspondía.

-Nos conocimos en el peor momento de tu vida, no puedo negar que también la estaba pasando mal y que esta soledad me consumía, no por eso me acerco a ti. –acaricie su mejilla, percatándome de sus mejillas enrojecidas.

-Esto está mal Matt, sabes lo inestable que soy mentalmente, soy una adicta. –su voz se quebró a media palabra mientras apretaba sus ojos inundados en lágrimas. Soy tu mal, el de todos aquí.

Repose mi frente sobre la suya con la verdad pendiendo de mi lengua, Jade tenia al Diablo de Hell's Kitchen frente a ella, a sus pies, doblegado por este sentimiento que lo dominaba por completo. El diablo se había enamorado.

Me hacia el fuerte, las palabras se atoraban en mi garganta, yo mismo me obligaba a callarme todo lo que sentía por ella por miedo a que me rechazara, todo indicaba que sería así.

-Dame la oportunidad de sanar a tu lado. Te esperare todo el tiempo que sea necesario, me quedare a tu lado... Así pasen décadas. –rodee su cintura con uno de mis brazos pegando su cuerpo más al mío.

-No sanare pronto. Estoy muy lastimada. –paso su mano por mi nuca erizando al momento mi piel.

-Seré paciente Jade. –murmure centímetros cerca de sus labios, su respiración rozaba ligeramente mis labios.

Levanto la mirada observando detalladamente cada centímetro de mi cara, aprovecho la cercanía para verme a detalle, saco mis lentes mientras tocaba ligeramente con las yemas de sus dedos alrededor de mis ojos.

La ultima herida en mi cara por combate, le causo severa curiosidad, rozo mi mandíbula con toda intención de besarme, lo sabía por lo que yo no pude esperar más y tomé la iniciativa. La bese.

Narradora.

Los demonios internos de Jade cesaban su martirio apenas y Matt notaba a Jade. Las voces paraban, los recuerdos se ahogaban entre sí, Matt apagaba, tranquilizaba el alma tan atormentada de Jade.

Respondía temerosa ese beso, dudosa de que Matt quisiera propasarse, de que todo esto tuviera un solo fin, el cual sería enredarla hasta llevarla a la cama. Su pensamiento hacia este ángel y demonio era tan equivocado.

La magia de ambos seres se congeniaba entre sí, sus corazones se habían acostumbrado a latir tan a la par que ya no era extraño que estos, latieran una vez más como si fueran uno solo.

Tras la puerta, donde aquellos seres eran uno solo, se encontraba Karen siendo consumida por la intriga del porque estaban tan callados dentro de aquella oficina.

Se quitó los tacones y en medias, se encamino hacia la puerta con toda la intención de escuchar sin ser escuchada.

-Karen, ¿Qué estás haciendo? –pregunto Foggy con algo de molestia en su voz.

-Nada. –se incorporó al segundo apenas y escucho a su amigo.

- ¿Qué es lo que pasa contigo? Acabas de hacer una escena de celos hace unos minutos por que los viste tomados de las manos, ahora escuchas tras las puertas, -señaló. ¿Qué ocurre?

-Nada Foggy, solo se me hizo raro no escucharles. –mientras se encaminaba hacia su lugar, recogió los zapatos del suelo, algo que molesto al doble a Foggy.

-Tienes que parar, estas comprometida y Matt tiene derecho a rehacer su vida, luego de Elektra.

Karen volteo a verle, era cierto... Estaba siendo tan egoísta con Matt.

El problema no era que Matt conociera a más chicas, si no que ¿Por qué fijarse en Jade? Una maldita drogadicta, inestable mentalmente y casi, una zorra de la calle, eso, esos pensamientos tenia Karen acerca de Jade, misma quien, hipócritamente, alojaba en su casa.

Claramente, estaba celosa de Jade, poco le importaba su prometido en estos momentos o lo evidente que pudiera ser al estar celosa, inclusive le importaba poco que Matt se diera cuenta.

Karen estaba sumamente celosa de esa química tan espontanea que surgió entre Matt y Jade desde el primer segundo en que ambas miradas se cruzaron, Karen temía que ella dejara de ser tan importante para Matt como lo había sido desde que Elektra se había ido.

Ella quería seguir siendo la primera opción de Matt no Jade. No una maldita adicta.

-Me voy, estoy cansado y mi mujer me espera en casa. No hagas locuras. –indico Foggy mientras se encaminaba hacia la puerta.

No lo perdió de vista hasta que su teléfono empezó a sonar.

- ¿Hola?

Jade.

Mi cabeza nuevamente me traiciono, toda esa oleada de recuerdos volvió como una fuerte marea, mi corazón se aceleró más de lo normal, obligándome a apartar a Matt de un fuerte empujón.

El no entendía nada, mas no pregunto. Quise acercarme apenas y reconocí el entorno, me detuvo con su mano.

-Discúlpame, no quise hacerlo. –susurro sin darme la cara.

-No Matt, discúlpame tu... Todo esto es, es, nuevo para mí, necesito tiempo... -dije a pocos metros de él. Te dije que sería difícil, dijiste que me... -me interrumpió.

-Evita el disculparte Jade, fue mi error. Sentí la suficiente confianza para hacerlo, fui yo quien no te pregunto, lo hice sin tu consentimiento. Discúlpame tu a mí.

Fue seco al disculparse... No lo culpaba, actué mal, pero yo no podía frenar esto, no podía evitarlo, si pudiera, no sería la persona que soy ahora. Ambos nos quedamos callados, solo asentí y retiré de ahí.

Sombra de Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora