Capítulo 12.- Eres inconfundible Matt.

118 10 1
                                    

Narradora.

Luego de aquel dichoso momento de felicidad pura, las puertas de la sala de urgencias se abrieron de par en par a espaldas de la chica, mostrando a una tan desesperada abuela, la cual preguntaba en gritos acerca de su marido.

-Adam, Adam Ramírez... Me llamaron, una señorita, me dijo que estaba golpeado, lo acaban de ingresar a urgencias. -la señora estaba muy nerviosa, temerosa de escuchar acerca del estado del señor.

Jade supo de inmediato que se trataba de la esposa del abuelo que acababa de traer, se limpió las lágrimas y se acercó con toda la intención de decirle a la señora lo poco, que hasta el momento sabia.

-Disculpé, mi nombre es Jade Amadeus, yo, yo traje -Jade fue interrumpida por la señora, quien la miraba angustiada.

-Señorita, usted, usted ¿sabe cómo está mi esposo? Estamos solos en esta ciudad, no conozco a nadie, no me quiero quedar sola, por favor.

Las palabras se atoraron en la garganta de Jade, en realidad sabía muy poco acerca del estado del señor, por no decir que en no sabía nada... Paso saliva repetidas veces evitando que la voz se entrecortara, no quería alterar más a la anciana.

-El estará bien, acaba de entrar a urgencias... Aun no tengo noticias, solo que él, -sintió sus ojos aguarse al instante, iba a ser débil. Esta muy golpeado, muy herido.

La señora llevo su mano hacia su boca, de sus ojos ya brotaban las lágrimas de dolor al imaginarse tal escena. Era una señora no tan anciana, pero si, débil.

Jade desconocía que tan fuerte iba a ser ante esta situación, pero se sentía capaz a pesar de no serlo.

-Pero tranquila, el estará bien... No lo vamos a abandonar, el saldrá adelante. -su voz se quebró.

Las piernas de la señora perdieron equilibrio, intento desvanecerse al instante, pero Jade, la tomo entre sus brazos haciéndola caer junto con ella al suelo, rápido la auxiliaron entre las y los enfermeros.

Se percató de cuan débil era ante las situaciones de riesgo por las que ella, alguna vez paso. El hecho de revivir todo su pasado, la volvía vulnerable, incapaz.

La abuela se desvanecía en sus brazos y para ella era, inevitable imaginar aquella escena, toda esa sangre, los gritos... Sus gritos, sus lágrimas, el sentimiento de pérdida, culpa, desesperación de sentir como la vida de aquella persona, se le iba entre las manos.

Jade salió del hospital apenas y una de las enfermeras le quito de los brazos a la abuela, decepcionada de sí misma, paso a sentarse en uno de los jardines de decoración del hospital, mientras clavaba su mirada en el suelo seguido de jugar con sus piernas.

- ¿Cómo está el abuelo? -grito aquella masculina voz.

Jade levanto la cara buscando por todas partes a aquel tipo.

-Acá arriba. -grito y ella levanto su mirada observándolo.

Daredevil estaba sentado en el borde de aquella azotea del edificio de enfrente, mirándole entre la oscuridad.

-No voy a gritarte cuál es su estado, pensaran que estoy loca. -dijo mientras giraba los ojos y llevaba de nuevo su vista hacia el suelo.

- ¿Es confidencial? -pregunto insistente.

-No, pero tampoco es normal que le grite a la oscuridad como es que esta el abuelo que acabo de arrastrar hacia dentro del hospital.

Un pequeño golpecito hizo eco en la oscura y vacía calle donde los dos estaban, mismo sonido que llamo la atención de Jade, una cuerda negra caía por la pared del edificio.

Sombra de Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora