𝗔𝘆𝗮𝘁𝗼 [𝟯] +𝟭𝟴

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Se acomodaba su cabello recogido en un chongo con forma de flor. Se veía al espejo, y se daba cuenta que su vida había cambiado demasiado. Ya habían pasado dos años y medio, estaba a pocas semanas de cumplir sus treinta y uno, se sentía extraña arreglándose para salir a una cita. Aún más, se sentía extraña de salir con alguien seis años menor que ella.

¿Estaba ya demasiado vieja? ¿Era su imaginación o ya tenía líneas de expresión? ¿Serían las estrías de su embarazo un detalle desagradable? No lo sabía y eso mismo le causaba un cierto índice de ansiedad.

Ayato, con quién había empezado a salir desde hacía ya medio año, estaba resiente mente tan ocupado que no quería molestarlo con sus preocupaciones estúpidas. Él, quién era tan bueno y que se había encargado de ayudarla en todo el proceso de su recuperación, no tenía porque estar lidiando con sus problemas absurdos. 

Se acomodó su vestido, era una combinación entre un vestido ceñido con un yukata abierto de flores rojas. Con sus zapatos de plataforma medianamente altos y las joyas no muy llamativas que solía llevar.

Mientras se miraba preocupada en el espejo y se arreglaba una y otra vez. Su pequeña bebé, Tsukasa, se reía de su madre.

—¿Te estás burlando de mi? Que mala eres. —Acerco su mano para pellizcar dulcemente la mejilla de su hija, quién empezó a reír ante el contacto. Al lado de su hija, Haruka se encontraba profundamente dormido, esa mejor de ese modo, pues ya eran las seis de la tarde.

Terminaba de darse los últimos retoques con algo de perfume. Cuando ya se había asegurado de que todo estuviese correctamente, sonó su puerta. Rápidamente camino hacia la entrada, abriendo de par en par, vio a Thoma y Ayaka, quienes se habían ofrecido a cuidar a los pequeños en lo que ella estaba fuera.

Al abrir la puerta, allí estaban ambos jóvenes.

—¡Hola! —Ayaka fue la primera en saludar, algo torpe y sin los modales usuales, pues ahora en confianza parecía ser bastante menos tímida. Por otro lado, estaba thoma, quién si dio una reverencia corta.

—Buenas tardes, t/n. —Amablemente se saludaron, mientras t/n se hacía a un lado para darles el paso.

—Que bueno que llegaron, siento que ya se me está haciendo tarde. —Rápidamente se acomodó su ropa y guió a ambos hasta la habitación de los bebés.

Tanto Ayaka como Thoma estaban encantados con los gemelos, así que no se les hizo complicado cuidarlos por esa noche mientras t/n y Ayato se divertian. Por supuesto les indico lo básico, en donde estaban guardados sus pañales, a qué hora comían etc. Ayaka y Thoma rápidamente la despacharon a la salida, en donde la estaban esperando dos soldados que estaban bajo el mando de la familia Kamisato.  

Los hombres le saludaron cordialmente y la guiaron todo el camino hacia la ciudad. Por las calles luminosas de Inazuma, la gente miraba algo perpleja a la hermosa mujer.

Desde que la ejecución de su ex esposo se hizo pública, la gente no hacía más que mirarla y cuando entro en una relación con Ayato, se convirtió en toda una celebridad. La gente podía admirarla u odiarla, el resultado siempre era el mismo así que no le importaba. Al final del día solo deseaba vivir tranquilamente en su hogar con sus dos hermosos hijos. La relación con Ayato fue complicada al inicio, no estaba segura de nada y tampoco quería arruinarlo.

No creía que Ayato fuese un mal hombre, pero Kyumei tampoco fue un mal hombre al inicio. Sentía que ese amor desbordante se acabaría y la destruiría mientras se marchitaba, sin embargo después de muchos intentos Ayato logro convencerla. Le aseguro que el sería sumamente cuidadoso, que no la lastimaría y que le prometía estar a su lado. Afortunadamente después de que el enamoramiento desbordante se acabará, Ayato no cambio en lo absoluto. Aunque ya no habían esas emociones fuertes que le hacían doler el pecho por los nervios, ahora solo lograba encontrar comodidad en los brazos de Ayato.

Lovely Wish ~» Genshin Impact +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora