Las flores de ChingxinHacía ya muchos siglos, antes de la guerra de los arcontes, una deidad menor, se había acercado a un pequeño niño de cabellera verdosa y mirada ámbar. A pesar de no parecer más que una pequeña cría humana, se movía y gruñía como una bestia y en su mirada, quedaban los rastros de los asesinatos que había cometido. No había piedad en su mirada, a su alrededor brillaba el aura de penumbra y la culpabilidad pesaba en el ambiente.
Era una existencia impía, un arma para asesinar, bajo las órdenes de un ser lleno de la misma crueldad. Por supuesto, Xiao recordaba bien esos tiempos, en los que no tenía auténtico control sobre sí mismo y solo seguía los mandatos de un Dios tirano.
Cuando la deidad mostró interés en el, se presentó como una hermosa mujer, cubierta por un manto blanco que se arrastraba por la nieve. La mujer se agacho a su altura y acercó su mano hasta su mejilla, en respuesta, el le había hecho una herida en la mano, y de esa herida brotó una sangre espesa y roja, que tiño el blanco de la nieve. Por primera vez, el niño se había sentido temoroso al ver chorrear sangre y se alejó de ella poco a poco.
-La sangre de una deidad. -Hablo tan pasivamente, que su voz resonó como una tierna caricia. -No es diferente a la de cualquier otro ser vivo. Aún así, todos parecen alterados cuando ven un poco de sangre. -Movio su mano en un círculo y de la herida, brotó una hermosa flor blanca. -Todo está en un constante cambio, incluso los ya muertos, siguen transformándose en otros tipos de vida. Incluso la sangre, puede transformarse.
Volvió a acercar su mano hasta tocar el cabello del contrario y colocó la flor entre sus hebras desaliñadas.
-Yo no tengo el poder para cuidarte, pero sé quién lo hará. Es un buen tipo, a pesar de ser un despilfarrador y algo inconsciente, se que él te dará un buen nombre. -Cuando su mano paso por su mejilla, el niño sintió un extraño sentimientos de relajación. -En agradecimiento, dale tú lealtad. -Su mano se alejó, y el niño se sintió vacío, en un arrebato, se tiro sobre el regazo de la mujer y se acurrucó en sus piernas, apretando el manto entre sus manos. La mujer le recibió con caricias delicadas y una suave canción. El frío del invierno se había calmado, y el peso de sus actos, jamás se sintio tan ligero.
Tal y como la Diosa había dicho, Rex Lapis le acogió y le dio un nombre, compañeros y una importante tarea para desempeñar, aún así el Adeptus con el físico de un niño, jamás pudo olvidar el recuerdo de aquella diosa que había ablandado su corazón y aunque sabía que Rex Lapis mantenía contacto con ella por una ocasión en la que el hombre le dijo "A ella le ha gustado tu nombre", nunca se animó a ir y verla el mismo.
Poco después del fin de aquella guerra. Un hombre joven, con una cabellera verdosa, una máscara y una lanza en sus manos, ahora con el nombre de Alatus o más conocido como Xiao; caminaba por tierras caóticas, en un paisaje apocalíptico. Sintió un olor característico, uno que olía como las almendras, se dejó guiar por el olor que resaltaba más que cualquier otro y encontró un manto manchado entre la tierra y el barro, el manto estaba en una posición extraña, como si hiciera un círculo protegiendo algo, y justo en su centro, cuando, con su mano retiro un poco la tela, encontró una flor blanca, que brotaba del suelo, pero mantenía una extraña energía.
Xiao no era tonto, sabía de quién era el manto y porque había nacido aquella flor entre escombros y cenizas. Tomó la flor y con un peso en su corazón, la cargo consigo hasta volver con Rex Lapis. Xiao no quería que aquella flor muriera y se marchitara, así que Rex Lapis le dio el nombre de "flor de chingxin" y tiempo después de que el desastre había sido cubierto por la tierra, la flor nunca antes vista, empezó a crecer en Liyue.
Ahora Xiao recordaba distante, el toque agradable y cálido de aquella deidad. Sentado en la baranda de la terraza de la posada Wangshu, Tenía los ojos un poco hinchados, Degustaba un buen platillo de tofu de almendras, con un sabor diferente al habitual. Había una razón por la que Xiao tenía los ojos así, y es que Verr Goldet descubrió, que el inexpresivo Adeptus, había llorado cuando encontró el sabor de la flor de chingxin; se había quedado estático apenas metió la cuchara en su boca, y después de unos instantes, las lagrimas por sus mejillas empezaron a bajar. Por supuesto, después de aquel acontecimiento, no permitió que el platillo de Xiao, llevará aquella flor.
Entonces ¿Por qué ahora?
Sabía bien que el guerrero yaksha, guardaba todos sus males para el mismo, inclusive soportaba el peso de las críticas temerosas de los habitantes de Liyue y la muerte y desaparición de quienes alguna vez lo acompañaron. Se veía frustrado a pesar de siempre estar serio. Pensando en que cosa podría hacer, agrego un poco de flor de chingxin en el tofu, aparte de usar dos pétalos como decoración. Xiao había comido y también había llorado, y su llanto, fue sorpresivo y también había sido un alivio. Escucho los sonidos dolorosos de los sollozos de Xiao, como sorbía su nariz, como a veces su quejido se entre cortaba y como las lágrimas no dejaban de bajar por su rostro.
El Adeptus, también podía llorar y por los cuentos que alguna vez escucho, lloraba por la deidad caída de las flores y los amigos que perdió.
-¡Disculpe! -El momento fue interrumpido por la voz algo estrepitosa de una mujer, y tres niños jalaban de su manga como si quisieran arrastrarla. -¿Po-podria por favor ayudarme?
-¡Saca de nuevo la flor! ¡Queremos ver magia de nuevo! -La muchacha sonrió algo nerviosa.
Había viajado desde Fontaine hasta Liyue, todo para poder conseguir Cor lapis de excelente calidad y así poder ir preparada a Sumeru e ingresar a la academia. No hacía mucho había conseguido su visión Dendro y antes de siquiera usarla como se suponía, había decidido volverse alquimista, extrañamente, desde que había nacido, aquella pasión por la alquimia solo había crecido periódicamente. Aparte de eso, también había tenido un extraño gusto por los shows de magia y lo usaba como un hobby cuando estaba aburrida.
-Esta bien, solo una más y ya ¿Si? -Los niños asintieron eufóricos y miraron atentamente su mano. T/N se puso de cuclillas y abrió la palma de su mano, para mostrar que no tenía nada, luego la cerró, dio un movimiento circular con su muñeca y cuando volvió a abrirla, una hermosa Cecilia apareció ante los ojos de los niños.
Los niños iban a decir algo, pero después de mirar atrás de la mujer, salieron corriendo despavoridos, ella no logro entender porque se habían marchado tan repentinamente, pero cuando giró para ver qué era, vio a un muchacho de cabello verde y ojos ámbar, sentado mirando atentamente su mano.
-¿También quieres ver? -Pregunto y el muchacho asintió. -Como desees. -Hablo suavemente, dejo la Cecilia a un lado y abrió la palma de su mano, luego la cerró, hizo un movimiento circular con su muñeca y al abrir su palma, una hermosa flor de chingxin deslumbró los ojos del contrario. -¿Te-te encuentras bien? -Los ojos del muchacho empezaron a humedecerse de nuevo. -O-oye ¿Xiao? -Se quedó muda ante sus palabras, ¿Por qué había dicho ese nombre? -¿Te llamas Xiao?
La mirada asombrada del ojiambar, le hizo vueltas las entrañas. No sabía porque, pero un sentimiento de nostalgia floreció en su pecho. Sentía que también iba a llorar, pero respiro profundo y sonrió amablemente.
-¿Quieres que te enseñe a hacerlo? -Tomo su mano y puso ambas flores en ella. -La materia siempre está en un constante cambio, incluso estás flores. Con un poco de ayuda, tu también podrás cambiarlas.
La sonrisa suave, las manos calidad y las flores en su palma. Xiao sintió un extraño alivio, y aunque no sonrió, Verr Goldet descubrió un pequeño rubor en sus mejillas, Xiao estaba genuinamente feliz de volver a ver a la Diosa de las flores.
✧
ESTÁS LEYENDO
Lovely Wish ~» Genshin Impact +18
FanfictionHistorias de personaje x reader sobre genshin impact. Este contenido es +18 y está escrita en contextos donde los personas ya son legalmente mayores. Los personas no me pertenecen, sus derechos estar reservados a Mihoyo. Escribo esto con el único...