Tartaglia

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La vida en la catedral era todo lo que los huérfanos conocían. Una hermosa construcción gótica que se alzaba en el centro de la hermosa ciudad de Carlisle. Era pequeña pero sin duda una encantadora instancia para pasar las vacaciones.

Para T/N quien se crio en el orfanato y eventualmente se convirtió a la religión, a sus veintidós años permanecía casta y completamente entregada a su Diosa. Trabajaba arduamente con los huérfanos, una monja sin duda muy querida en la comunidad, nunca incumplia sus tiempos de oración, los ayunos y las misas inclusivo los sábados. Temprano caminaba por el mercado buscando ingredientes frescos para el desayuno de las monjas y los niños, así podía contemplar la pequeña parte comercial. Aunque en su adolescencia soñaba con mil y una cosas, T/N comprendió que lo suyo era servirle a Dios y eso era todo lo que conocería hasta el día de su muerte.

Abandonó la rebeldía de su cuerpo y aunque a veces miraba las montañas nevadas que rodeaban la ciudad, rápidamente giraba su cabeza y en cuanto llegaba, la monja de colocaba de rodillas ante la figura de su Diosa y pedía, súplicaba en silencio que esos pensamientos de querer huir se fueran para siempre.

Cada semana, desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, T/N estaba completamente activa. No podía cansarse de su vida que ella considero era perfecta para si misma.

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Lunes, nueve de la mañana, todos estaban agitados y se movían de un lado a otro. Las misas del fin de semana fueron sin duda complicadas. El padre se había enfermado de gravedad a duras penas uno de los acolitos pudo cubrir su falta hasta que llegara el reemplazo del padre.
Según lo que le habían dicho, el nuevo padre, un aprendiz que recién había terminado sus estudios, llegaría ese mismo día alrededor de las diez de la mañana. Aunque era un poco inexperto, tenía una ficha de comportamiento intachable, había hecho algunos pequeños viajes a pueblos pequeños para ayudar como misionero y enseñar la palabra divina de la Diosa.

Todos y todas estaban de los nervios, pues aunque sabían que era confiable, Carlisle seguía siendo una ciudad pequeña pero concurrida, millones de creyentes llegaban a las misas y la catedral podía llegar a estar tan llena que las personas podían estar sentadas a las afueras del templo o incluso esperando entrar para recibir la bendición del padre en largas filas que llegaban hasta la plaza que estaba justo al frente de la catedral. Mucho trabajo, tanto que el anterior padre debía siempre estar acompañado para suplir alguna necesidad a causa de la fatiga.

T/N se preguntaba si este nuevo padre podría dar la talla ante todos esos esfuerzos. Se quedó pensando un poco, con el palo de la escoba entre sus manos, esperaba que todo fuera de maravilla, no se imaginaba a su amada iglesia en el caos por culpa de la inexperiencia del nuevo padre.

Todo estaba listo, hasta las mínima mota de polvo fue removido incluso de los candelabros. Los niños estaban en sus actividades usuales acompañados de los ayudantes del padre y la mayoría de las monjas. Tan solo dos acolitos y tres monjas se quedaron a esperar al nuevo padre. T/N se encontraba jugando con los niños.

Uno de los más jóvenes, Kaeya, tropezó contra una roca, su impoluta prenda quedó manchada por el barro y la suciedad. Antes de que Kaeya pudiera quejarse T/N ya lo estaba levantando con rapidez.

—Ay mi vida ¿Te encuentras bien? —Tomo al niño en brazos. —Vamos a cambiarte esa ropa ¿Si?

—Dejamelo a mi, tu ve y trae una nueva camisa, mientras yo llevaré a Kaeya hacia el cuarto. —Noelle, una amable monja y también dedicada a su labor, Rápidamente extendió sus brazos para cargar al pequeño Kaeya. T/N no se negaría, al final, los dormitorios estaban del otro lado de la parte trasera de la catedral, le sería más fácil ir ella sola y volver rápido con la ropa.

Lovely Wish ~» Genshin Impact +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora