REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)

El Puente Tenchi

25 de noviembre.
9:08 pm.

En medio de la nada…

El 23 de noviembre llegó más rápido de lo que yo esperaba.

Nos marchamos de la posada tan pronto como amaneció el día del encuentro y partimos hacia el puente Tenchi. En el camino, Yamato sensei preparó una copia exacta de la marioneta de Sasori que me dio hasta escalofríos.

—¿Era así, Sakura? —me preguntó el hombre al ver mi rostro horrorizado. Pensó que algo iba mal con la réplica cuando, en realidad, estaba tan cerca a la marioneta original que hacía que mi mente se fuera directo al momento en el que la hice añicos con mis manos.

—Sí —respondí en un tono seco sin separar mis ojos de ella—. Es perfecto.

El hombre se fue delante de nosotros pues el plan siempre había sido que llegara solo al punto de encuentro por si el espía escudriñaba los alrededores.

De nuestra parte, todo se había planeado con extremo cuidado para evitar cualquier error. De hecho, primeramente Sai propuso hacer un simple jutsu de clones para personificar a Sasori, pero no conocíamos las habilidades del espía infiltrado en el círculo de Orochimaru y era imperioso no subestimar al contrincante. Por ese motivo, Yamato se había tomado el trabajo de hacer la trabajada marioneta y operarla desde adentro, tal y como lo hacía Sasori.

Llegamos al punto de encuentro unos minutos después que Yamato y nos dispersamos escondiéndonos entre las ramas de los árboles cerca del puente.
Esperamos casi una hora cuando una figura encapuchada se divisó a la distancia.

—¡Ya viene el espía! —avisó Sai con ayuda de los comunicadores que llevábamos puestos—. Parece ser un hombre joven de metro ochenta… no puedo ver mucho de su cabello o su cara, pero por el reflejo del sol, sé que lleva anteojos.

—¡Anteojos! —exclamé yo al escuchar el informe del chico.

—Sí, eso parece —reafirmó Sai— ¡Esperen…! Ahora que se acerca más, puedo ver unos mechones de cabello plateado cayendo sobre su rostro…

—Maldito —resopló Naruto al otro lado de la línea.

—¿Lo conoces? —preguntó Sai.

—Sí —respondí yo—. Es Kabuto…

Que Kabuto fuera el espía de Sasori realmente no tenía mucho sentido dado todo lo que el muchacho había hecho por Orochimaru durante nuestros primeros exámenes chunnin. Lo que realmente importaba, era lo difícil que sería atraparlo y llevarlo a Konoha, pues el chico había demostrado extremadamente escurridizo.

—Veo que lograste venir —le habló Kabuto a la marioneta cuando estuvieron frente a frente—  Pensé que tus amigos de Akatsuki no te dejarían asistir a nuestro encuentro.

—No faltaría por nada —respondió Yamato personificando a Sasori. Hasta la voz era idéntica.

—¿Te aseguraste de que nadie te siguiera? —preguntó Kabuto mirando a los alrededores. El chico estaba desconfiado y, a decir verdad, yo también tenía una corazonada que me dejaba saber que todo no era tan sencillo como se veía.

—¿Acaso crees que soy idiota, Kabuto? ¡Claro que nadie me siguió! —respondió enérgicamente Yamato— ¿Y a ti…? ¿La serpiente de Orochimaru no te tiene los pasos vigilados? —preguntó casi de inmediato.

El chico de los cabellos plateados sonrió mientras se acomodaba los espejuelos. Su gesto me pareció conocido. Lo había visto durante los exámenes. Primero, antes de que los shinobis del sonido hicieran un teatro delante de nosotros atacando al chico y, la segunda vez, había sido durante la prueba preliminar, justo instantes antes de retirarse.