Renacer

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16 de enero
1:45 pm

En lo que figura como "mi habitación"...

Siempre me he cuestionado varias cosas. Hay misterios que se escapan de toda comprensión, pero saber qué sentían las personas cuando morían era la pregunta que siempre había danzando involuntariamente en mi cabeza. Supongo que siempre rondaba en mi mente desde el día que decidí convertirme en una kunoichi. Más importante aún, siempre había querido saber cómo me sentiría si algún día tuviera que sacrificarme por mis amigos y si mis primitivos instintos de supervivencia, serían más fuertes que mi integridad como una ninja. En aquella cueva, junto a Sasuke, Kakashi y Naruto, tuve la oportunidad de encontrar la respuesta para ambas preguntas.

Primero, estaba preparada para dar mi vida por mis compañeros y así servir un propósito mayor, justo como lo había hecho la anciana Chiyo al salvar a Gaara. Segundo, había averiguado como era morir.

Realmente, no se sentía nada. Solo el silencio y una oscuridad infernal se apoderó de mi mente luego de escuchar los gritos de Sasuke y ver la mirada de desasosiego de Kakashi. Mi Otro Yo no se aprovechó de mi debilidad en ese momento como lo había hecho antes, y, a decir verdad, estaba un poco temerosa de que algo como eso pudiera suceder. Estaba preparada para morir, por lo que acepté plenamente mi destino a medida que mis fuerzas se iban extinguiendo y yo caía en el suelo mientras la sangre que emanaba de mi espalda a borbotones, se esparcía por toda aquella caverna.

Cerré mis ojos con la tranquilidad de haber cumplido con mi misión en este mundo; con la desdicha de traerle sufrimiento a mis padres y a todos aquellos que llorarían por mi muerte. Lo último que imaginé, era que despertaría nuevamente y en unas condiciones demasiado nefastas para mí.

—Ha pasado más de un mes —escuché a una ronca y masculina voz a la distancia—. No creo que ella despierte —decía.

—No seas tan negativo, Juugo —intervino otro hombre. Su tono era menos grave y un poco más juguetón—. Lleva días respirando por sí misma y sus heridas ya sanaron por completo —dijo.

¿Acaso hablaban de mí?

No podía sentir mi cuerpo o abrir mis ojos siquiera pues no tenía la fuerza necesaria para hacerlo. Sabía que podía respirar, pero que alrededor de mi boca, una mascarilla con oxigeno le facilitaba el trabajo a mis débiles pulmones. A medida que mi conciencia regresaba, también mis funciones se estabilizaban y lo primero que intenté hacer fue abrir mis ojos. Poco a poco, comencé a abrirlos trabajosamente solo para descubrir que me encontraba en lo que parecía ser un laboratorio experimental, dentro de un tanque de agua, semidesnuda, con un respirador en el rostro y en posición fetal con dos hombres totalmente extraños en frente mío monitoreando cada uno de mis movimientos.

Traté de gritar y moverme, pero lo único que logré fue expulsar unas enormes burbujas de aire que explotaron en la parte superior del tanque. No tenía control ninguno sobre mi cuerpo, sino que este solo flotaba en el agua carente de densidad que me cubría por completo.

Los hombres que estaban frente a mí no me eran para nada conocidos. Uno era extremadamente alto y fornido, con un cabello de un peculiar tono naranja y ojos café dorado. Su rostro reflejaba una amabilidad que por momentos me recordaba a Yamato. El otro, sin embargo, era de una estatura regular y más bien escuálido. Su piel era demasiado pálida y parecía estar mojada, mientras que sus ojos tenían un extraño color violeta y su cabello era blanco.

—Avísale a él que ella despertó —habló el chico de cabello naranja sin despegar sus ojos de mí.

Era inexplicable el hecho de que yo pudiera escuchar su voz estado sumergida en un tanque de cristal, pero aquel líquido parecía tener propiedades muy distintas a las del agua regular.

REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora