En la hora más oscura (parte 1)

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13 de noviembre
8:12 pm

De regreso en Konoha

Hace un día que estoy de vuelta, pero no he querido escribir nada porque no he estado de humor para hacerlo. Cada vez que anoto tres palabras, tengo que arrancar la hoja. Temo que si recuerdo lo sucedido, vuelva a vivirlo y definitivamente no quiero volver a pasar por ese horrible día. Sin embargo, no me puedo permitir olvidar a aquellos que me ayudaron… a quienes se sacrificaron por un bien mayor; por mí y por mis amigos…

El 11 de noviembre por la tarde salimos de la Aldea de la Arena para buscar a Gaara. Gai, Tenten, Lee y Neji los habían localizado no muy cerca de la ciudad y, al parecer, estaban protegidos por un sello dentro de una cueva.

—Explícame nuevamente como es ese sello, Neji —le pidió Kakashi al muchacho del cabello chocolate y los ojos plateados mientras corríamos de rama en rama, ya cerca del lugar señalado.

—Parece ser de cuatro puntos cardinales mientras que el sello principal está sobre la cueva en la que se esconden los Akatsukis —explicó el chico.

—La única forma de deshacer un sello de ese tipo es si se rompen todos a la vez —añadió Tenten.

—Exacto, por eso nos pondremos estos comunicadores —dijo Lee y le entregó uno a cada uno.

—Yo no necesito esa porquería, señor “Leotardo Verde” —le habló Chiyo a Lee despreciando el transmisor que le entregó el chico. Aquella mujer tenía una personalidad inquebrantable y una fuerza de carácter que yo, sinceramente, envidiaba.

—Está bien, Lee, no me separaré de Chiyo sama —dije yo colocándome el dispositivo que él me acababa de dar.

—Bien, el plan es el siguiente —nos explicó Gai haciendo una parada en el camino—. Mi equipo se hará cargo de los cuatro sellos dispersos. Según Neji, están a una distancia en la cual los comunicadores aún reciben la señal. Kakashi, Naruto, Sakura y Chiyo sama estarán en la cueva listos para hacerle frente a los Akatsukis hasta que nosotros los relevemos —habló el hombre.

Cuando asentimos y, después de haber sintonizado nuestros comunicadores en la frecuencia correcta, nos dispersamos. Kakashi iba al frente con Naruto mientras que Chiyo y yo estábamos un poco más atrás. El que había sido mi sensei no quería que la abuela se rezagara, así que me pidió que la acompañara y le marcara el paso. La realidad, sin embargo, era que Chiyo no era para nada una mujer fuera de forma y podía ir a mi paso sin ningún esfuerzo de su parte.

—Chiyo sama… ¿le molestaría si le hago una pregunta? —le dije. Aquella mujer tenía una mirada que me intimidaba un poco, la verdad.

—Para nada, Sakura Haruno. ¿Qué quieres saber? —me dijo. Ella había recordado que no me gustaba que me dijeran Tatarigami.

—Usted conoció a la Tatarigami de La Arena. ¿No es cierto? —me aventé a preguntar. Ella me mostró una sonrisa benevolente.

—Así que es eso —murmuró aún sonriente—. Claro que conocí a Natsuki —me dijo—. Ella era mi abuela —La sorpresa al escuchar su revelación se apoderó de mí por un segundo.

—¿Cómo era ella? —comencé a indagar—. Nunca he sabido nada de los Tatarigamis que han existido antes que yo porque hay muy poca documentación sobre ellas…

REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora