Paz que Engendra Paz. Caos que Engendra al Mundo

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18 de julio
7: 21 pm

En el hospital... lo que queda del hospital...

La imagen de Pain oscureció el sol por un momento. Luego, se perdió entre la luminiscencia. A medida que levitaba sobre nosotros, la mancha que constituía su figura, se hacía más pequeña, y todos los otros Pains desaparecieron junto con sus invocaciones. Nuestros shinobis estaban tan asombrados como aliviados. Tsunade, sin embargo, estaba temerosa de lo que aquel hombre pudiera hacer.

-¡Vamos! -nos exhortó y saltó del edificio cayendo en el suelo sobre sus talones y tambaleándose en sus piernas. Tsunade estaba débil.

Todos la seguimos mientras que ella recorría histérica los escombros en los que se había convertido Konoha.

-¡¡Pain!! ¡¡¿Qué intentas hacer?!! -le gritaba a los cielos- ¡¡Pain!! -más no había respuesta alguna. Era imposible lograr ver que estaba haciendo aquel hombre, pero de algo estábamos seguros: sería fatal para nosotros.

-Tsunade-sama... -le dijo Katsuyu, pero la babosa enmudeció cuando vio que una peligrosa corriente de poder bajaba de los cielos.

-¡¡Katsuyu, protege a...!! -gritó Tsunade, pero fue incapaz de terminar su orden.

Sentí como los suelos se quebraron debajo de mí, y logré divisar con demasiada claridad como toda la ciudad de volvió árida a medida que los pocos edificios que quedaban de pie en la zona central, se convirtieran en polvo... polvo bañado con piel y sangre de los que habían muerto. Los únicos que sobrevivieron a la masacre, fueron los barrios que estaban más alejados del muro.

Mi cuerpo se bañó en una pegajosa sustancia azul, y me sentí inmóvil dentro de una densa capa gelatinosa que enseguida reconocí como el interior de Katsuyu. La babosa se convirtió en un escudo a mi alrededor y absorbía todos los golpes que el derrumbe le propiciaba sin mayor dificultad. Su constitución le permitía salir absorta de todas las heridas.

-Sakura -me habló la bestia con cierto temor en su fina voz-. Tantas personas han muerto...

-Katsuyu, mantén con vida a todo el que puedas -dije suprimiendo las lágrimas en mis ojos a medida que veía toda la destrucción y el caos creado por aquel hombre; aquel inhumano ser que se hacía llamar a sí mismo, un dios.

A través del cuerpo de Katsuyu, podía ver a la perfección todo lo que ocurría afuera sin que nada de ello me afectara físicamente. Veía como ella se aferraba a todos los aldeanos, incluso a aquellos que ya habían muerto, para que sus cadáveres no sufrieran más estragos, pero incluso así, bajo la protección de Tsunade, parecía como si no hubiese forma humanamente posible de salir con vida de aquel desastre.

Cuando la ola de poder liberada por aquel hombre se detuvo, y la azulosa babosa gigante supo que había mermado el peligro, al menos por el momento, expulsó con gentileza mi cuerpo de su interior. Quedé de rodillas entre los escombros, mientras que Neji, que también había logrado salir a mi lado, intentaba ponerse de pie.

-Katsuyu, ¿dónde está Tsunade?-le pregunté a la babosa, pues ella podría decirme la locación exacta de donde se encontraba la Hokage, para así poder asistirla.

-Katsuyu, ¿y Tenten? ¿y Hinata? -preguntó Neji preocupado por las personas más allegadas a él.

-Tenten y Hinata están bien -le respondió la babosa al chico-. Sakura, Tsunade-sama, está muy débil. Está a unos cien metros a la derecha de nosotros pero... -continuó, pero se detuvo de inmediato al creerse incapaz de decirme algo importante.

REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora