Sasori, de la Arena

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11 de noviembre.
11:57 am

En el laboratorio, otra vez…

Hoy me desperté temprano a pesar de haberme dormido a altas horas de la madrugada y regresé al laboratorio. Aún no había podido descifrar completamente aquel veneno porque es demasiado complejo y está hecho a base de plantas que no son originarias de Konoha o están prácticamente extintas.

—¿Ha habido algún avance, Sakura? —me preguntó Temari entrando en el laboratorio en la noche. Respondí con una desesperanzada negativa.

—Tiene una composición química muy avanzada que no es difícil de descifrar una vez que localizas sus componentes, pero el problema es que la planta en la que, en parte, se basa este veneno, está extinta desde hace unas décadas —le expliqué mostrándole una foto de la planta en un libro de botánica de la biblioteca de La Aldea de La Arena.

—¿Cuál es el nombre de la planta, tatarigami? —preguntó inesperadamente la vieja Chiyo que entró en el laboratorio sin que nadie lo notara.

Aoi Kiburi —respondí con un poco de curiosidad por el interés de la anciana mujer en aquella planta en especifico. La vieja se quedó estática por unos segundos, como asimilando la revelación, y luego frunció el ceño.

—¿Qué sucede Chiyo sama? —preguntó Temari. La rubia estaba alarmada por el preocupado rostro de la anciana.

—Esa planta no está extinta, pequeña Tsunade —me dijo, y extrañamente, no se recogodeó de mi poco saber—. Los únicos especímenes que aún continúan vivos, se mantienen en el jardín privado de mi familia —sentenció haciendo que a Temari se le helaran hasta los huesos.

—¡Pero eso solo puede significar…! —exclamó la chica de ojos verdes asustada, pero Chiyo la interrumpió sin ninguna señal de terror en lo absoluto.

—Que mi nieto ha vuelto finalmente a La Aldea de la Arena —habló la mujer con un tono inmutable, que no admitía réplicas o asombros. Dirigiéndose a mí, me cuestionó entonces— ¿Crees que puedas crear un antídoto para ese veneno?

—Sí. Puedo hacerlo si tengo la planta —respondí completamente segura de mis propias habilidades.

Nunca dudaría de mis saberes, pues Tsunade fue muy estricta con mi preparación y entrenamiento como ninja médico activo en el campo de batalla. Una de las principales habilidades de un shinobi en mi área de trabajo era el conocer todas las formas de hacer un antídoto, veneno o inhibidor de cualquier tipo.

—¿Qué partes de la planta necesitas? —me preguntó nuevamente la mujer de mirada cansada, pero certera.

—Las flores y las raíces principalmente, pero no estaría mal tener una planta completa a mi disposición —respondí.

—Te traeremos la planta —me aseguró Temari— ¿Cuánto tiempo te tomaría hacer el compuesto?

—Dos horas. Mínimo, una hora si utilizo uno que otro truco —sonreí confiada. Yo era buena en mi trabajo y lo sabía.

La muchacha asintió y me dijo que hablaría con Kakashi para que solo me centrara en hacer el antídoto contra el letal veneno, en caso de otro ataque.

—Solo hay un número reducido de esas plantas y no las podemos utilizar todas, tatarigami. Solo te podré dar unas cuatro plantas a lo sumo —me habló Chiyo saliendo de la habitación.

REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora