Promesas de Justicia Eterna

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17 de julio.
4:01 pm.

En el hospital...

Tsunade regresó a su posición inicial luego de anunciar el fallecimiento de Kakashi. Se mantuvo fuerte e inamovible, incluso cuando todos sabíamos de la admiración que ella sentía por el joven y prometedor jounin de Konoha. En varias ocasiones, la Senju se había referido a él como El próximo Hokage, pero en ese momento, toda promesa que le hubiera sido hecha al que había sido mi sensei y mi amante, había muerto junto con él.

—Sakura, ¿estás bien? —me preguntó Neji mientras apoyaba su mano en mi hombro izquierdo a medida que me tambaleaba sobre mis propios pies. Pocas personas sabían de la relación que sostuve con Kakashi, pero Neji siempre fue demasiado perspicaz y lo notó todo desde un principio.

—Sí. Estoy bien —mascullé abriendo mis ojos. No dejé escapar ninguna lágrima y no quería hacerlo tratándose de Kakashi. Mi pecho se apretó al imaginar su rostro; al recordar todo lo sucedido entre nosotros, pero me obligué a recomponerme tan pronto como caí en mis sentidos. Él había muerto de la forma más honorable posible: salvando a su aldea y a su gente.

—¡Detrás de nosotros! —avisó la AMBU de cabello morado poniéndose de pie en un salto y adoptando una posición defensiva.

Ante su exclamación, y escuchando el temor en su voz, todos nos volteamos para descubrir una figura masculina que iba descendiendo en el aire, tal y como si estuviera levitando.

Era un hombre; uno relativamente joven y de un llamativo cabello naranja. La banda ninja con el emblema profanado y la capa negra con las nubes rojas, en seguida nos avisaron de que se trataba de un Akatsuki, más era uno que jamás nosotros habíamos visto, cosa que solo logró ponerme más alerta. Nadie desplegaba sus mejores luchadores en peleas pequeñas, pero en aquel momento, los mejores de Akatsuki habían dado la cara.

—Seis barras metálicas en su nariz, siete en cada oreja y dos bajo su labio inferior. Es el líder —notó otro de los AMBU mientras Tsunade, lentamente dirigió su mirada hacia el asesino de Jiraiya y de Kakashi, con una mueca de absoluta desolación en su rostro.

—¡Tú eres...! —intentó hablar la mujer mientras se ponía en pie y tragaba en seco.

Su rostro estaba fruncido y la mueca en sus labios me dejaban saber que Tsunade sabía quién era ese muchacho. La mirada de la mujer recorrió todas las fracciones del joven, como rememorando el momento en el que lo vio por primera vez.

—Ha pasado demasiado tiempo, Tsunade-sama —habló aquel hombre con un tono de voz contundente que hizo que se me erizara cada centímetro de piel. Efectivamente, tal y como sospeché, ellos dos se conocían.

—Eres la última de los Legendarios Sannin —sentenció el Pain con aquella estridente voz y su mirada violeta centrada en los ojos de la Senju—. Me gustaría un momento para platicar contigo...

—Tú eres ese chico... Yahiko —balbuceó Tsunade cerrando los puños de la rabia—. ¡¿Cómo pudiste...?! —exclamó acusadora mientras sus orbes rebosantes de mil emociones encontradas que iban desde desasosiego hasta temor.

—¿Lo conoce, Hokage sama? —preguntó uno de los AMBU.

—Jiraiya lo entrenó junto a sus otros dos compañeros —se sinceró Tsunade como recordando el momento en el que conoció a aquel muchacho. De alguna forma, también le enfurecía el hecho de que Jiraiya había sido asesinado por su propio discípulo.

REDENCIÓN (✔️) (Segundo Libro de la Trilogía Renacer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora