Capítulo 3: Segunda parte

6 2 14
                                    

Yazzel llamó a la puerta de la habitación de Paola. Al no haber respuesta entró muy despacio.

Podía ver un tono naranja bajo las cortinas señal de que estaba oscureciendo. Se acercó a Paola y delicadamente tocó su pecho para despertarla. Ante la sorpresa de Yazzel, Paola abrió plácida y lentamente los ojos; sonriéndole.

—Hola ¿Qué pasa? ¿Todo bien? —

—Despierta floja, ya está anocheciendo y nuestros invitados están por llegar. — Dijo mientras sonreía.

Paola se incorporó y Yazzel se acomodó plácidamente a media habitación sentada en posición de loto, encendió un cigarro, la miró y palmeo la alfombra con la mano, sugiriendo que se sentara junto a ella.

— ¿Quieres platicar? Siempre te sientas ahí cuando tienes algo importante que decirme. — Agregó Paola mientras se sentaba en la alfombra en la misma posición frente a ella.

—Sí, quiero hablar contigo y quiero que me digas toda la verdad, con confianza. — Paola sonrió, era obvio que a su hermana difícilmente se le escapaba algo.

— ¿Qué paso? — Yazzel no tuvo que hacer otra pregunta, la confianza que Paola le tenía la hizo hablar sin problema de todo lo ocurrido.

—Creo que me equivoqué, cometí un error, me puse nerviosa y... — Titubeó unos segundos con signos de nerviosismo en su voz. — Traje un humano aquí sin darme cuenta. De verdad ya no pude bajarlo. No pude dejarlo ahí a merced de los lobos, eran demasiados y él muy débil. Lo traje y luego cuando todos dormían me atreví a llevarlo a su hogar, pero él no vio donde estaba, lo dormí con un dardo para lobo y estuvo inconsciente casi todo el tiempo, no vio nada lo juro. —

Yazzel se echó a reír muy divertida. Su risa era jovial e inundaba toda la habitación, rebotando en las paredes. Escuchaba atentamente a su hermana y en su cabeza ya planeaba como reprenderla, hasta que escuchó lo del sedante y no pudo evitar la carcajada.

— Lo sedaste, pobre hombre. ¿Pero Paola te das cuenta? Si alguien los hubiese visto, él estaría muerto y tú recibiendo tu castigo. No lo puedo creer, oye ¿Es cierto que babean cuando están sedados? — Yazzel no parecía ella, estaba riendo descaradamente.

—No, no babeó y lo sé. Por favor, perdóname. Fue un error que no volverá a ocurrir. —

— ¿Perdón? No tienes que pedir perdón. Un error bajó presión es normal y no digas que no volverá a ocurrir porque no eres perfecta y menos adivina para saber lo que el destino te depara. En ocasiones, no podemos evitar ciertas cosas, por más que lo intentemos, pero vale ¿Dime cómo era? —

— ¿No estás molesta? — Preguntó Paola algo confundida y aunque no lo acepte, sé que pensó ¿Quién eres tú y que hiciste con mi hermana?

—No, para nada. Más bien me intriga saber qué fue lo que pasó ¿Por qué su ropa está aquí? Porque me imagino que es de él ¿Cómo es físicamente? Todo, al fin los humanos también son divertidos. — Contestó sonriendo.

— ¿No piensas que soy una tonta? — Volvió a preguntar mayormente confundida.

Su hermana no era la más comprensiva, de hecho, aunque no lo aceptara abiertamente, Paola sabía que Yazzel podía ser una perra desalmada y mucho más con asuntos en los que estuviera involucrado algún humano.

— ¡No! Jamás pensaría eso. ¡Cuéntame anda! — Yazzel parecía muy intrigada por saber de él.

—Pues, es un humano, todos son iguales. —

— ¡Oh no! No es así. Todos son diferentes. Algunos más desagradables que otros. — Dio otra calada al cigarro.

—Pues...— Se quedó pensando. Dibujando a Sebastián en su mente y sonrió con un gesto de picardía. — Él es hermoso. —

Hielo y Pesadillas ♠ Libro 1 - YazzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora