Capítulo 10: Decisiones

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En mis más profundos deseos te anhelaba

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En mis más profundos deseos te anhelaba.

Imaginaba tu voz aun no audible para mí.

Delineé cada centímetro de tu rostro y bebí de tus manos la más dulce de las ilusiones.

Mil veces te soñé, mil veces me vi en tus ojos.

Otra tanta te dejé ir... solo para que fueras feliz.

Pero descubrí muy tarde que, aunque duela, tu felicidad para mi desgracia, no esta a mi lado.

**

En el paraje al que tanto lobos como vampiros denominaban "El valle de los fantasmas" Lugar donde, desde hacía años se había llevado a cabo la cruenta batalla en que perdieran la vida los padres de Yazzel y Paola, estaban ya reunidos un incontable número de lobos, apostados en todas las direcciones posibles, aunque aún con apariencia humana

Algunos se hallaban estratégicamente en las copas de los árboles, otros más tras los riscos o dentro de las pequeñas cuevas que formaban las paredes montañosas de la zona.

Aquel era un valle muy amplio, hundido en medio de colinas cubiertas de verdísimo pasto delgado y suave que cubría todo aquel extenso territorio de los límites de Preston.

Desde mucho tiempo atrás, este sitio había permanecido para todos como una zona neutral; aunque no completamente pacífica. Aquí se habían desarrollado muchos de los enfrentamientos furtivos entre los lobos y principalmente el clan de los Bruijas.

Aunque no era un lugar exclusivo de lobos y vampiros puesto que, las brujas y los hechiceros de las zonas altas, gustaban de llevar a cabo ceremonias de aperturas o cierres de ciclos lunares y todas esas cosas intensas que hacen ellos. Aunque a decir verdad, la mayoría eran mucho más discretos que nosotros.

Simplemente, el valle de los fantasmas tenía esa peculiaridad de tenerlo todo: zonas altas, el propio valle hundido y escabroso, bosques y paredes montañosas que lo delimitaban, planicie elevada, un rio que lo surcaba entero y salidas discretas para los que lo conocíamos.

Era perfecto para nosotros. Mortal para los humanos.

Yazzel y los demás se acercaron por el lado norte, donde se encontraba una de las laderas más altas. Había pasado ya del medio día, así que lo peor estaba por venir puesto que por la tarde, las concentraciones de rayos ultravioletas eran mucho mayores a las del resto del día. De nada les servía que el cielo estuviera prácticamente negro de colmada nubosidad, la energía ultravioleta traspasaba la barrera de las nubes, todos los Demesters y los Bruijas ahí congregados, tenían forzosamente que actuar antes de que el atardecer cayera, pues era prácticamente un suicidio el permanecer ahí para cuando aquel momento llegara. Ese pequeño detalle lo conocían los lobos y estaban dispuestos a utilizarlo a su favor.

Hielo y Pesadillas ♠ Libro 1 - YazzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora