Capítulo 7: Segunda parte

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Yazzel llegó hasta Helewise y le pidió que le dijera dónde estaba Hillel. Ella la acompañó hasta un pequeño despacho en la parte trasera del salón, era una oficina un poco descuidada. Yazzel le agradeció y esperó a que Helewise doblara en el pasillo.

Inmediatamente sacó su teléfono y se alejó un poco hasta el fondo del pasillo para poder hablar sin que nadie la escuchara.

— ¿Dónde estás? — Preguntó inquieta.

— ¿Ya terminaste de jugar al noviecito? — Le respondió la voz ronca y grave de Jordan desde el otro lado de la línea.

— No estoy de humor ¿Dónde te veo? —

— ¿Y si te digo que luego de ver como el humano te manosea, no quiero volver a verte? — Volvió a contestar la voz agriamente.

— No te creería. No te alcanza la dignidad para tomar una decisión como esa, así que ya dime donde carajo te veo. — Contestó Yazzel frunciendo el ceño.

— Sigue derecho sobre ese pasillo dónde te dejó Helewise y vas a toparte con una bifurcación, dobla a tu derecha y entra a la única oficina que hay ahí, yo te alcanzo enseguida. —

Las indicaciones fueron precisas y Yazzel no tardó en llegar a una puerta de madera que más parecía un armario de blancos.

Entró sin problema y para su sorpresa se encontró con una pequeña oficina tapizada de blanco con vivos azules y sin más mobiliario que un librero de caoba, un escritorio, tres sillas forradas de piel y un sofá del mismo material negro. Sin ventanas y aparentemente sin puerta trasera.

Yazzel estaba a punto de sentarse a esperar cuando un remolino grisáceo se conformó frente a ella y la tomó de la cintura. Cuándo el cuerpo completo de Jordan terminó de materializarse, sus labios ya estaban sobre los de Yazzel y sus cuerpos enlazados en uno.

Yazzel no podía evitar que Jordan la reclamara a voluntad.

El solo hecho de sentir sus manos sobre ella, le hacía perder por completo la claridad de sus acciones, literalmente sus prioridades, sus razones y sus motivaciones cambiaban de extremo a extremo cuando Jordan la tocaba.

El pulso de Yazzel se aceleró con el sabor ferroso en la boca de Jordan, aún tenía en su saliva el sabor líquido de la vida de alguien.

Se excitó y le desgarró la camisa clavando los colmillos en su pecho.

¡Oh sí!

La sangre de Jordan estaba bien surtida de sangre nueva, sangre viva que recorria sus venas y lo quería todo para ella.

Desabotonó su pantalón y bajó su ropa interior dejando saltar a la vida ese pedazo de él que tanto le gustaba.

— Te traje un poco. — Gruño Jordan con esa voz tan varonil y decadente que lograba catapultar a Yazzel hasta el mismo abruptum, mientras recorría su cuello y la levantaba para sentarla en el escritorio.

De la bolsa de su traje, Jordan sacó una bolsa con sangre y la mordió de una esquina. Una gota roja brillante se deslizó por los labios de Jordan y Yazzel ya parecía estar hipnotizada, sus pupilas se dilataron y sus ojos cambiaron a un dorado ambarino.

Ella se llevó la bolsa a los labios y chupó desesperadamente. El líquido resbaló por su garganta y despertó todos los sentidos de su cuerpo. Sintió la fuerza despertar en ella, el oído, la vista y el deseo. Cada sensación palpitaba en ella y mientras bebía la sangre, Jordan la embistió sin piedad y comenzó a moverse dentro de ella con fuerza y enojo.

Yazzel seguía bebiendo de la bolsa mientras Jordan descargaba en su cuerpo sus ansias de placer. Jordan disfrutaba del cuerpo de ella a su antojo y ella no daba mayor importancia al sexo, como la que le prestaba a la sangre fluyendo dentro de su cuerpo.

Hielo y Pesadillas ♠ Libro 1 - YazzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora