Capítulo 8: Cuarta parte

6 1 0
                                    

En el interior del ascensor Anna y Brad intentaban mantener una conversación civilizada.

— ¿No me vas a decir como fue que te hiciste esa cicatriz? — Le preguntó Brad, intentando establecer un puente de comunicación.

— No y no veo porque insistes en el tema. — Contestó algo fría.

— Es solo curiosidad. Es decir, si quedó cicatriz es porque te la hiciste siendo humana. Pero una cicatriz tan grande y sobre todo en esa zona del cuerpo es muy peligrosa. Seguramente perdiste demasiada sangre y lo más raro, es que en aquel tiempo cuando vivías siendo aún humana las condiciones médicas no eran aptas. Recuerdo que los antibióticos aún eran inexistentes, así que mi pregunta es: ¿Por qué sigues viva? — Anna lo miró fijamente.

— Brad, por tu bien, no te metas en mi vida. Esta cicatriz es un horrible recordatorio, no se si igual o peor que mi vida de humana débil y estúpida. — Le dijo, sintiéndose liberada cuando se abrió la puerta del ascensor.

No dijeron más y caminaron sobre el mismo pasillo hasta que Anna se detuvo frente a una de las puertas.

— Es aquí. —

— ¿Aquí qué? ¿De qué hablas? — Le preguntó Brad un poco impaciente.

— Escúchame bien. Tú solo sígueme el juego y todo saldrá bien. No me contradigas y trata de parecer convincente. Tras esta puerta está el chico que se robo el corazón de tu dulce Paola, en unos segundos lo vas a conocer. — La risa cínica de Anna no dejó lugar a que Brad replicara nada. Sin dar más explicación tocó a la puerta.

— Estas locas ¿De qué demonios hablas? ¿Cómo sabes que está aquí? — Cuestionó el chico.

— Te recuerdo cariño. — Le decía mientras volvía a tocar la puerta. — Que tengo el mejor olfato de todos, bueno algunos se asemejan, pero yo soy la mejor. El olor de este chico difícilmente se me podría olvidar y solo tuve que rastrearlo anoche. Esta aquí adentro, ahora lo vas a conocer. — Y efectivamente detrás de la puerta se oyó la voz adormilada de Sebastián.

— ¿Quién es? —

— Hola Sebastián, soy Anna. Necesito hablar contigo. — Contestó guiñando un ojo a su acompañante.

— Anna ¿Qué Anna? — Contestó abriendo la puerta.

Sebastián apareció detrás de la puerta con el cabello alborotado y una playera holgada. La miró tratando de identificarla, haciendo lo mismo con su acompañante.

Ella no estaba tan presente en su cabeza como Brad. Al verlo, de inmediato reconoció su rostro. Era otro corte de cabello y otro tipo de atuendo, pero sin duda el mismo chico que había visto en los recuerdos de Paola. El desdén se le escapó en la mirada.

Brad también lo observó desde que abrió la puerta. Tenía frente a él, al tipo que pretendía ganarse el corazón de su princesa. Anna divertida, miraba el pequeño duelo de miradas que se llevaba a cabo frente a ella.

— Dime Anna ¿En qué puedo ayudarte? — Preguntó Sebastián con una sonrisa encantadora.

— Solo vine aquí por solidaridad, siento que debes saber lo que pasó anoche. El vehículo en el que viajaba Paola fue emboscado y todos los que viajaban con ella fueron capturados por los lobos. Solo te lo digo para que tu tengas conocimiento de lo que está pasando. — Sebastián terminó de despertar cuando escuchó aquello, mientras que Brad prácticamente tuvo que morderse los labios para no reírse. No esperaba semejante ocurrencia por parte de Anna.

— ¿De qué hablas? — Preguntó Sebastián tratando de mantenerse cuerdo en medio de esa mezcla extraña de miedo e incredulidad. — Anoche que se fue estaba todo bien, es más, la que se supone que estaba perdida eras tú ¿No? — Preguntó levantando un poco la voz.

Hielo y Pesadillas ♠ Libro 1 - YazzelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora