Tiempo de Axel (2)

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Luego de haber tenido un día ajetreado, Darkness ya estaba devuelta en su hogar.

La mansión que pertenecía a Kazuma, aunque diferente al pasado. Ya que ahora su territorio era algo mayor, teniendo además un nuevo piso en su zona superior.

Esto se debía a los nuevos inquilinos que tuvo la mansión con el pasar el tiempo, teniendo ahora un total de 9 habitaciones ocupadas, siendo 15 en total.

Darkness entró al recibidor con un sentimiento de cansancio, aunque era más que nada mental.

Esto era debido a los constantes gritos y órdenes que ha tenido que dar durante las últimas semanas, sin poder buscar una forma de limpiar su estrés.

Habían pasado más de 3 meses desde la última ves que pudo dejarse llevar por su extraño fetiche masoquista, teniendo que tomar las riendas como feudal de Axel.

‘Esto va de mal en peor, cada ves más.’

Darkness solo quería echarse en el sofá y vaguear todo lo que quedaba del día, siendo atendida y mimada por las sirvientas que Kazuma había traído a la mansión.

Pero su mirada se volvió amenazante apuntó de echarse, viendo al sofá principal tomado por una persona.

La cual llevaba ahí desde antes de que siquiera saliera por la mañana.

-Megumin…

-¿Huh? Oh, es Darkness.

-¡Nada que : “Oh, es Darkness”!

-Déjame dormir, haces mucho ruido~.

Megumin se echo en el sofá, intentando cerrar sus ojos para tomar una siesta.

Aunque Darkness la sacudió bruscamente, buscando evitar que ella se echara la siesta.

-¡HEY!

-¡Nada de : “HEY”! ¿Qué diablos te esta pasando? ¿Dónde quedó tu determinación de maga poderosa?

-La perdí.

-¿Eh?

-Si, la perdí. ¿Alguna duda?

-¿Cómo…?

Darkness se sorprendió de gran forma por esto, ya que era como ver a alguien curarse del síndrome de octavo grado.

Megumin ya no tenía ganas de demostrar el poder de su magia explosiva, acción casi imposible.

-Sabes… cuando has visto lo que yo, ya no hay forma de querer competir.

Megumin comenzó a recordar mientras divagaba, dejando de la la consola portátil.

-Entendí que jamás seré rival al poder que están logrando los demás. Así que tomé una decisión inteligente, y me rendí.

-No puedes estar hablando enserio.

-Pues si.

-¡No puede ser así! ¡Mírame a mi! Yo también me estaba quedando atrás, y ahora me estoy acercando.

-¿Tienes algo que decir, señorita me regalaron una espada de la cual no sabía? Y que milagrosamente era parte de mi linaje familiar, una reliquia sagrada.

-…

-Veo que no, ahora déjame dormir. Vete a masturbarte mientras piensas en Kazuma o algo…

-… ¡¡!!

El rostro de Darkness se volvió tan rojo como un tomate, deduciendo que Megumin la había espiado.

En un repentino arranque de ira, Darkness terminó volcando a Megumin del sofá, haciendo que ella cayera encima de la alfombra.

Konosuba : ¡Bendito sea el Monarca! - Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora