Luz de Esperanza

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Valac miró seriamente a Mitsurugi.

Ya no podía tomárselo como un simple juego, no como a un simple humano.

En estos momentos ahora Mitsurugi estaba sintiendo la autoridad por primera ves en su vida.

Mitsurugi miró su cuerpo, notando con asombró su nueva apariencia.

'¿Qué es este sentimiento?'

Sentía que ahora era capas de ordenar, de dictar y de castigar.

Era un sentimiento similar al de volar en el océano, confundido por sus propios sentimientos.

Pero estos ya estaban claros en su corazón.

Con eso la mayor dificultad para usar la autoridad había sido erradicada.

'Yo ahora... soy fuerte.'

Mitsurugi apretó su puño determinado.

'No... debo serlo... ser fuerte.'

Su más profundo deseo dejo de ser una meta y paso a ser una necesidad.

Cuando esta estuvo clara, su armadura dorada brillo en tonos radiantes.

Mitsurugi miró a Valac.

-Valac...

Por ambos lados salieron Kaneki y Heracles, quienes cargaron con todo los que les quedaba en contra de Mitsurugi.

Pero este no se inmutó.

Los labios de Mitsurugi susurraron una palabra que resonaba en su mente.

-"Autoridad... del Gobernante".

De repente una ráfaga de presión fue enviada en todas las direcciones.

Una fuerza adyacente terminó tomando los cuerpos de Kaneki y Heracles, reteniéndolos en el aire.

Ambos sintieron una presión en todo su cuerpo, era como recibir el golpe de la caída de un meteoro sin fin.

¡Aplastar!*

Pero Mitsurugi no tenía intensión asesina.

En un segundo mando a ambos hacia diferentes direcciones.

La fuerza había sido la suficiente como para desmayar a ambos, dejándolos fuera de combate.

¡Pow!*

¡Sacudir!*

Mitsurugi volvió a mirar a Valac, sintiendo el odio que había en su corazón hacia el.

'Ya no más.'

Mitsurugi tomó aire en sus pulmones, expulsándolo de forma tranquila.

*Inhalar*

*Exhalar*

Una ves que había calmado su corazón, el odio se había alejado de él, hasta el punto de desaparecer.

Los labios de Mitsurugi se movieron en una petición sincera.

-Valac...

Valac miró con atención a Mitsurugi, atento a sus palabras.

-Te daré la oportunidad de rendirte.

Valac estaba impactado.

Jamás... En su larga eternidad había pasado algo como esto.

Un rival le había tenido la suficiente piedad como para pedirle que se rindiera.

Incluso aquellos seres que gobernaban sus universos y incluso multiversos, todos lo vieron como algo que se debía aniquilar.

Esta era la primera ves que pasaba.

Konosuba : ¡Bendito sea el Monarca! - Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora