22. ¿Crees en el destino, Juliana?

1.2K 175 8
                                    

Valentina llevaba un par de días sin dormir lo suficiente, y creyó que la falta de sueño había comenzado a causar estragos en su audición.

—¿Cómo... cómo dice?

—Eres Valentina, ¿verdad?

Ella asintió.

—Esta mañana creí que tendría que llevar a Juliana al hospital; estaba ardiendo, y parecía delirar. Pero, cuando volví a su habitación para comprobar su temperatura, la escuché. Se estaba retorciendo, y murmuraba tu nombre, entonces, reconocí los síntomas. Mi hija está en su calor. Esperaba que este día nunca llegara.

La mujer suspiró cansada y Valentina la miró perpleja.

—¿Cómo sabe... cómo sabe usted...

Apenas podía formular una frase completa. Aquella humana sabía que ella era un licántropo, y no parecía demasiado impresionada. Ella sabía lo suficiente de su especie como para conocer el calor y, más importante aún, había dicho que Juliana lo estaba pasando.

—Supuse que la parte mestiza de mi hija no habría despertado sola, necesitaba la influencia de un licántropo. Cuando la escuché murmurar tu nombre en sueños lo tuve claro.

—Pero eso es imposible, Juliana es un humano.

—Ella puede, pero su padre no lo era. Supongo que era mucho pedir que Juliana solo heredara su mal humor por las mañanas.

Valentina no podía reaccionar. Juliana, su alma gemela, su amor predestinado, estaba más cerca de lo que pensaba. Aquel descubrimiento alteró a su loba, que solo podía pensar en su pareja a unos metros de distancia pasando el calor. Su celo se acercaba.

—¿Cree que ella presentará como lobo?

—Lo dudo, no puede transformarse y, hasta ahora, nunca había dado signos de licantropía.

Valentina asintió. Quizá eso significara que podría marcarla y convertirla en su pareja de verdad. Su loba saltaba feliz en su interior.

—Señora Valdés...

Valentina no sabía muy bien cómo decir aquello, pero sentía que primero debía hablar con la mujer.

—No sé cuánto sabrá sobre mi... especie. Nosotros nos emparejamos una vez en la vida, cuando encontramos a nuestro compañero nosotros...

Valentina no encontraba las palabras correctas y la mujer se rio ante su nerviosismo. Llevó una mano al cuello de su gastada bata y lo retiró, mostrando la unión de su cuello y hombro derecho. Ahí, difuminado por el paso del tiempo y la falta de renovaciones, se apreciaba a duras penas el rastro de una mordedura.

—Créeme que lo sé.

Valentina miró asombrada a la mujer, sin saber qué decir. Había llevado a cabo la unión con un lobo siendo humana. Quería saltar de felicidad, aquello significaba que podría marcar a Juliana.

—Si tiene la marca... ¿dónde está su marido?

Las parejas unidas no soportaban estar demasiado tiempo separadas, y aquella marca era demasiado tenue.

—Murió, hace mucho. Su manada no aceptó que marcara a una humana y le aplicaron la ley de los lobos, lo trataron como a un traidor y lo condenaron a muerte. Yo acababa de quedarme embarazada de Juliana y tuve suerte de poder escapar.

El rostro de Valentina se ensombreció. ¿Cómo reaccionaría su manada cuando se enterasen de que la pareja de la alfa era una mestiza?

—Lo siento.

No sabía qué más podría decir.

—Si tuviera que elegir, me gustaría que mi pequeña fuera una humana más toda su vida. Su padre intentó abandonar la manada antes de morir, pero no se lo permitieron.

Alpha's Owner | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora