Ella

Latidos.

Estamos dominados por este sentimiento,
en cosa de segundos vamos a caer.
Tal como la tierra  es arrastrada por el viento,
volamos en el aire movidos a su haber.

Me despojo de mi sombría libertad,
para fusionarme con tu típica sonrisa
y todo lo que duele queda atrás,
dejandome a merced de tus caricias.

Y vienes como el huracán arrasador,
que golpea con furia en verano
y yo me rehúso a aceptar tu maldad,
púes sigo perdida en la piel de tus manos.

Somos aves destinadas al fracaso,
que viven un amor circunstancial.
Mi refugio primero son tus brazos,
tus labios la ventana de mi hogar.

Y nada puede ser más doloroso,
que un amor que se rehúsa a terminar.
Y nada puede ser más inquietante,
que tus ojos cuando dicen la verdad.

Mi cuerpo es tuyo desde entonces,
lo has tomado y vuelto de cenizas,
porque quemas cada espacio donde pisas.
En un contexto de cálido desastre,
mis roces son un acto de justicia.

Te deseo como el cielo que no llueve,
se muere por las gotas inconclusas.
Nuestras almas son trozos de silencios,
que arden al tiempo en que se juntan.

Dos manos enlazadas que se enfrentan,
porque sangra el amor cuando hace daño.
Mi conciencia se suicida en tus pupilas,
mi cordura fue atrapada por tus labios.

Somos llamados locos imprudentes,
por sentir con tal ferocidad
y es que al tener tu pecho junto al mio,
lo humano pasa a ser algo vulgar,
mas enternos son nuestros latidos.