Ridículo.

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Moría pensando en los demás
en como ellos la veían,
sin importarle lo esencial
lo que el alma le decía.

Ellos no la conocian
no sabían de su historia.
Ella era fragilidad
y una muy buena memoria.

Recordaba cada golpe
que la vida le impuso.
Recordaba cada dolor
por más suave y difuso.

Pero un día su mente infantil
se iluminó con destello asombroso.
Es ridículo vivir para quienes
no conocen la verdad tras tus ojos.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora