Cien mil mundos.

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Teníamos un mundo afuera
y nos gustaba hablar de los peces,
de como pescar con lombrices,
de cuando subía la marea.

Teníamos un mundo afuera y nos gustaba escarbar cicatrices,
sacar las costras, verlas sangrar,
honrar las marcas visibles.

Y aunque parecíamos infelices,
vistos desde fuera,
un narrador testigo no acababa de comprender.

Teníamos un mundo afuera
y nos gustaba quedarnos a dormir,
vernos las caras, sentarnos a rezar,
mirar las velas consumirse.

Teníamos un mundo afuera
y dentro cien mil más.
Nos gustaba perder el tiempo,
quejarnos de la vida.

Tuvimos un mundo afuera sin explorar...
Los mundos dentro pudieron más,
siempre pueden más.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora