Capítulo veintinueve: Como me siento

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En la avenida B se encontraba el departamento no vacío, con nuevas personas viviendo ahí.

Ella, jamás iba a regresar a esa cafetería. El aún tenía la esperanza pero, nunca volvería.

Esto era lo que decia la nota "secreta" escondida en la cobertura del diario de Jennifer. Algo que con el paso del tiempo, Erick seguia leyendo.

"Esto es...raro. Estoy escribiendo esto antes de irme para siempre.

Nunca pensé en "terminar" pero, tenía tantas cosas que escribir que la libreta se llenó de a poco, aunque algunas hojas en blanco, son para ti. Apunta lo que desees, ya no es mío.

Erick, dejaré mi diario aquí y lo sabrás hasta que llegues al final o encuentres esta nota, no volveré a la cafetería, no creo volver a mi casa tampoco. Me quedaré en el mar de mis pensamientos y el sonido de mi lágrimas.

Tenía miedo de escucharte o de hablar sin saber que decir y nunca parar. Miedo de que los escenarios fueran reales y me dejaras sin más como los demás. Lamentablemente cada día se hacían realidad con más intensidad.

Tristeza por qué te amo pero, no se decirlo. Lágrimas que caen que has visto y que me da vergüenza admitir.

Odio a mí misma por no saber cómo explicar todo lo que me haces sentir, nunca te lo podré decir.

Estrellas que bajaban cada noche a la ventana de mi casa para recordame el sabor de tus labios. Rayos de sol, semejantes al color de tus rizos.

Erick, te amo, tu piel, tú y tus ojos marrones cubiertos por cristal de tus lentes, tu boina negra que utilizabas como uniforme en la cafetería, tu suave toque de las yemas de tu piel sobre mi rostro con lagrimas saladas. Amaba verte sin camisa cuando despertaba en tu apartamento.

Perdóname si no entiendes que sucede, perdóname la vida por hacerte esto. Preferí irme y no saber de nada, no pude hacerte feliz. Me gustas, te amo y no sabes cuánto pero, el café en exceso es dañino para tu salud.

Ojalá la felicidad se comprara como un disco de vinilo. O unas galletas recién horneadas destruidas en el suelo. Come una y haz un deseo.

Quería decirte con palabras salidas de mi boca lo que sucedía pero, no puedo hacerlo. Así que decidí dejar a propósito la libreta para que leas, como me siento."

Y así fue como los años pasaron y el diario y sus hojas se deterioraron un poco, Erick siempre limpiaba el polvo de la cobertura del diario para no olvidarlo.

Nunca se olvidó de Jennifer, guardo su número y mandaba mensajes al mismo con la esperanza de una respuesta. Un día le respondieron pero una persona diferente que ya había adquirido el número viejo de la chica.

Se rindió completamente. Siguió trabajando esperando ver otra vez a la chica de cabello corto de tonos rojizos, escuchar su risa de nuevo porque, poco a poco se le olvidaba el sonido de su voz.

Como me siento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora