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Era la hora de descanso y a causa de los acontecimientos de la mañana, Sunoo pensó que lo mejor que podía hacer era ir a buscar a Jay. Sin embargo, no lo encontró en su aula, así que fué a la cafetería.

Él estaba ahí, no era sorpresa verlo en ese lugar.

Vendían elotes, era demasiado obvio que esa era la razón por la que Jay estaba ahí, así que se acercó a él.

-Hola Jay.

-Hola Sunoo.

Jay se veía impaciente por salir de aquella fila y conseguir su elote, cosa que Sunoo notó. Tomó la mano del mayor y se quedó a su lado recargandose un poco en su hombro, Jay solo lo vió y le sonrió.

Afortunadamente la fila avanzó rápido y fué su turno de ordenar, pero para su sorpresa, Sunoo se adelantó a pedir dos elotes y pagarlos, saliendo rápido del lugar.

-Yo podía comprarlo ¿Sabes?

-Lo sé, pero tú siempre me invitas, también yo debería.

-Tú pagaste mi almuerzo la última vez.

-¿Y qué? Eso es otra cosa.

Tomándose de las manos, caminaron al rededor de la escuela. El lugar dónde solían sentarse estaba ocupado, así que siguieron caminando hasta encontrar un lugar.

Estaba demasiado alejado de dónde se daban las clases, por lo que las personas no iban por ese lugar, era perfecto para ellos.

Se sentaron y comieron en silencio. A Sunoo le encantaba ver a Jay comer, puesto que al ser una de las cosas que más disfrutaba, se daba el lujo de tomarse el tiempo para aprovechar cada pequeña mordida.

El tiempo pasó, ninguno decía nada, hasta que Sunoo decidió iniciar la conversación.

-Jay, ¿Estás enojado?

-¿Por qué lo estaría?

Sunoo volteó a verlo, este no le dirigía la mirada y seguía comiendo. Eso le dolió un poco.

-Por lo de esta mañana, en verdad perdona, no quería que lo malinterpretaras.

Jay volteó a ver a Sunoo y pudo notar un pequeño brillo en sus ojos, pero no eran de felicidad.

-Está bien Sunoo, no estoy enojado ni nada, de verdad.

Le sonrió al menor, pasando su brazo por detrás y abrazándolo, haciendo que Sunoo se recargara en su hombro y siguieran comiendo.

Una vez que terminaron, fué Sunoo quien recogió la basura y la tiró. Aunque en un principio, Jay lo estaba haciendo.

Sunoo no quería que Jay se moviera siquiera de dónde estaba sentado, quería que esta vez, fuera él quien fuera atento con el otro y no al revés.

Cuando regresó, pudo notar que Jay aún tenía algo sucia la cara y rió por cómo se veía. Sacó una servilleta y se acercó.

-Ven, aún tienes comida en la cara.

Sunoo tomó con una mano la cara de Jay y con la otra la fué limpiando poco a poco, encargándose de no dejar rastro alguno de comida.

Mientras hacía esto, Jay no dejaba de mirarlo. Los ojos de Sunoo le encantaban, sumándole la hermosa sonrisa que él tenía, hacia que Jay se sintiera débil ante su tacto y cercanía.

Sunoo por obvias razones se dió cuenta de cómo lo veía su pareja, no pudo evitar que un pequeño rubor en sus mejillas apareciera y a Jay le pareció muy tierno.

Sunoo había terminado de limpiarle a Jay su cara, pero no se había separado de él. Sus miradas se encontraron.

Los ojos de Sunoo se posaron en los labios de Jay y pasó su pulgar acariciándolos. Su corazón se aceleró.

-¿Quieres algo?

-¿Qué?

Sunoo miró a Jay a los ojos, los dos estaban serios y nerviosos por la situación. Intentó separarse, pero Jay lo agarró de la cintura para impedírselo.

-Que si quieres algo.

-Sí, creo que sí.

-¿Esto?-. Jay señaló sus propios labios sin apartar su vista de Sunoo.

Sunoo volvió a dirigir su vista a los labios de Jay, acariciándolos una vez más, acercó poco a poco su rostro al de Jay.

-Sí, esos quiero.

Unió sus labios con los de Jay. Un roce muy sutil al principio, pero poco a poco dejándose llevar, comenzaron a besarse.

Aquél beso iba muy lento, como si quisieran disfrutar el momento y el sabor que sus labios tenían. Sus labios encajaban bien con los del otro y no necesitaban mayor esfuerzo para darse cuenta que solo un beso bastaba para sentirse tan cercanos como ahora.

Se separaban cada cierto tiempo para recuperar el aliento, pero volvían a la misma situación una vez que se sentían listos para seguir.

Sunoo tenía sus manos al rededor del cuello de Jay, en la parte de la nuca, con la finalidad de atraerlo hacia él mientras se besaban. Por su parte, Jay sujetaba a Sunoo por su cintura, para atraer igual su cuerpo hacia el de si mismo.

Amaban su cercanía, amaban tenerse uno al otro, amaban ese tacto que tenían entre ellos.

No era la primera vez que se besaban, sin embargo, había algo diferente en esta ocasión que la hacía especial para ellos a comparación de las otras veces.

¿Qué es lo que era? Solo ellos saben lo que sentían.

-Te amo, Kim Sunoo.

-Y yo a ti, Park Jay.

  

    

  

  

  

   

   

    

   

   

   

   

  

   

  

   

   

Cortito, lo sé. Pero vamos, esto es mejor a qué no subiera nada en un buen tiempo.

Mi semestre termina esta semana por lo que tengo entendido, así que está bien. Pronto estaré más a menudo por acá, lo prometo.

Sin más por el momento, me despido.

Dya!

We'll be together? [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora