IX

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IX

Los dedos de Moira trazaban una perfecta linea vertical con sus dedos en su esquelético antebrazo, sus venas moradas azuladas sobresaliendo de su piel. Con cuidado, sitúa su mano izquierda en su antebrazo, colocando cada uno de sus dedos en sus cuatro venas, aplastando cada una de ellas e imaginándose la melodía perfecta en su cabeza. Mueve la cabeza ligeramente, liberando su imaginación y apretando sus venas en sincronía. Llega al nirvana de la pieza y sus dedos se mueven con fervor sobre su piel y terminar con un do mayor sostenido.

La melodía se esfuma y la realización de la realidad se asenta en su pecho como un puñal. Observa la fría habitación de su captor con una mezcla de horror y azco y no puede reprimir un sollozo que se escapara de sus labios.

No necesitaba nada de esto. No necesitaba estar conectada a sueros y miles de máquinas, no necesitaba los extraños cuidados de aquel chico tenebroso. Lo único que anhelaba con todas sus fuerzas era el tacto de las cuerdas entre sus yemas, el olor a madera, la presión del violonchelo contras la curvatura de su cuello y la presión de sus rodillas contra el instrumento. Escuchar y sentir las notas emergiendo de su instrumento como si fueran personajes de un libro.

Necesitaba la música como si fuera su sangre, su aliento. Sin la música, Moira era un instrumento roto e inservible, una marioneta con las cuerdas rotas. No era nada.

Nada.

- ¿Por qué lloras?

Una voz tímida la hizo sacar de su ensimismamiento, secando rápidamente sus lágrimas con rudeza. En el marco de la puerta, una melena castaña oscura se asomaba tímidamente, acompañados de unos penetrantes ojos turquesas.

- Y-Yo... N-No lo sé- dijo entre sollozos, tratando de sonreir.

Con pasos mecánicos y torpes, la chica se acerce hasta la cama y se sienta en ella, colocando sus piernas contra su pecho.

Las dos se sumergieron en un profundo silencio, mientras que Moira se movía incómoda antes aquellos relucientes ojos.

-¿Eres un ángel?- preguntó la castaña, ladeando un poco la cabeza.

¿Por qué todos creían que era un ángel en aquel tétrico lugar?

- Estoy lejos de ser un ángel, créeme- respondió, jugando con sus dedos en su regazo.

- Pareces un ángel- insisitio ella, sus ojos resplandecientes y cristalinos- Tienes un aura tan... blanca, pura...

Estaba completamente loca. Moira no quiso indagar más en el tema. Era como discutir con una niña pequeña.

- ¿Quién eres?- preguntó la rubia, mientras que la castaña se gateaba hacia ella, en parte curiosa y en parte harta de ser el centro de atención

- Él no deja que nadie duerma aquí- comentó la castaña, obviando la pregunta anterior y acercándose más, al punto que ya su aroma infantil llegaba a las fosas nasales de la rubia-. Él no deja a una chica viva por más de una noche. A veces, los gritos llegan a mi habitación, y si tengo suerte, puedo ver cómo si sangre corre por las escaleras... Y cada vez que cierro mis ojos... me imagino que es mi sangre, corriendo por las baldosas...

Ante la tenebrosa declaración, Moira mantuvo una expresión serena, impasible, aunque muy dentro de sí, su sangre se helaba y su respiración se acortaba. Había escuchado a algunos de los matones de Andy hablar sobre una "chiquilla chiflada" en una de las habitaciones. Al principio, creía que se referían a ella, y se había ofendido. Pero con el paso de algunos dias, escuchaba más murmullos y chismes de aquella chica y supo que se trataba de Amitt, la hermana pequeña de Andy.

- Amitt, no molestes a nuestra invitada- una voz las sorprendio y miraron la puerta, encontrándose con Aiden recostado casualmente del marco de la puerta, observando a su hermana pequeña con un pequeño brillo amable en sus ojos. Era extraño ver a su captor principal observando a alguien como si fuera la cosa más maravillosa del planeta.

- ¡Aiden! ¡Hice una amiga!- exclamó Amitt con un tono cantarín y una hermosa y amplia sonrisa adornando sus labios.

- Ya lo ví, peque- asintió el mayor, tomándola de la mano y acompañándola a la puerta- Despídete de tu amiga, tenemos que darte tu medicina.

- Sí, Aiden ¡Adiós, Ángel!- se despidió con la mano y salió de la habitación, dando saltitos y aferrada a la mano de su hermano mayor, dejando una vez más a Moira sola y su mente maquinando como la indetenible mecánica de un reloj.

n/a: Perdonen por la demora, estaba en los exámenes finales y no pude actualizar. Pero la buena noticia es que pasé mis materias y estoy totalmente libre para actualizar :D Y lo siento si el capítulo fue aburrido y termino terriblemente horrible, no sabía como cortar el cap XD XOXOJ


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