V
Gritos desgarradores fueron lo que hicieron que Andy despertara sobresaltado. Eran los gritos desgarradores de una chica. "Amitt" fue lo primero que pensó alterado antes de contradecirse, seguramente estaría plácidamente dormida a causa de los calmantes. Se levantó con pesar de la cama, tallando sus ojos y su cara tratando de desperezarse por completo para luego buscar un jersey y colocarselo rápidamente y salir de la cama con sólo unos calcetines negros cubriendo sus pies para salir de la habitación y guiarse por aquellos gritos.
Los alaridos lo condujeron al ático. Subio los cortos escalones para conseguir la fuente del disturbio: la chica de ojos tristes.
La escena era cautivadora, viendo cómo se retorcía entre las sucias sábanas y luchando con los demonios que custodiaban sus sueños. Pero, por alguna razón, no le satisfacía su sufrimiento. Se acercó un poco más a ella, detallando a la chica. Su cabello rubio platinado sucio, enmarañado y grasiento estaba pegado a los costados de su cara, su muy esquelético cuerpo convulsinando y retorciéndose incontables veces. De su tobillo estaba encadenada a la pared y el metal se incrustaba en su piel haciendo que pequeños hillillos de sangre emanaran de ahí. Era horroroso, pero Andy había visto cosas mucho peores.
Sintió unos pasos a sus espaldas y se volteó a los hombres que estaban ahí.
— ¿Señor? Escuchamos unos gritos y lo vimos venir aqui.
— Llamen al doctor Watson. Ahora — ordenó Andy con voz firme y los hombres con un seco asentimiento, se retiraron.
Andy se volvió hacia la chica y quitó la esposa con la llave maestra que colgaba de su cuello. Con cuidado, coje al estilo matrimonial a la chica, esperando arañasos y movimientos bruscos. Pero sin embargo, la chica de ojos tristes se calma y se apoya más en su cuello, como lo hacía Amitt cuando era sólo una niña. Ese contacto, ese simple contacto, hizo que una muy pequeña parte de Shadow se estremeciera. Se sentía tan protector hacia la chica de ojos tristes. Un ángel, maltratado y torturado. Una perfecto ángel en el infierno de Dante. Tan pura, tan frágil, con aquellos gritos desgarradores que eran como un cántico celestial.
La llevó hacia su recámara y la recostó suavemente sobre las sábanas, para luego acomodarse en el marco de la puerta y la observaba atentamente, esperando alguna señal. Algún signo vital. O esperando el momento de su inminente muerte.
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Un suero se hallaba conectado a su antebrazo, junto con una trasfución de sangre y un contador de su pulso sonaba incesantemente, dándole jaqueca. El doctor Watson, una eminencia entre los doctores, acarició suavemente el cabello de la chica antes de reunirse con Andy en el marco de la puerta.
— ¿Y bien?— preguntó el chico con los brazos cruzados
— Sobrevivirá— suspiró el doctor Watson, frotándose los ojos con cansancio—. La chica estaba completamente deshidratada, con una grán pérdida de sangre y por eso la alta fiebre. Era una muerta en vida, Biersack. Si no la hubieras encontrado... estaría muerta justo ahora. No puedo creer que le hayas hecho eso a una chica inocente, Andrew.
— ¡Yo no le hice nada! Apenas la he visto en el último vez. Yo no sabía que la habían dejado morirse de hambre y drogada en aquel ático...
— No sólo le hicieron eso, Andrew— bajó la voz Watson—. Las contusiones alrededor de sus brazos, los arañazos en su cuerpo y las marcas hechas alrededor de su pelvis sugieren que la violaron, más de una vez.
Andy empezó a sentir cómo la furia crecía más y más en su interior. La habían tocado. Habían abusado de su propiedad. De su ángel torturado.
— Sólo... trata de no pasar de ella, Biersack. No creo que merezca todo esyo. Recuerdo que su música era simplemente... sublime
Y con ello, el doctor se retiró, dejando a Andrew con las preguntas en sus labios.
¿Música?
Lentamente, Adrew se situó al lado de la cama y se sentó al borde de ésta. Limpia de la suciedad, su muy pálida piel parecía resplandecer, y aquellos moretones y rasgaduras en esa hermosa piel se veían como una obra de arte. Pero él no había provocado esas marcas. Había sido alguien más. Y pagaría por ello.
En un impulso, tomó de su fría mano izquierda. Su tacto era suave, aunque en las yemas de los dedos se sentía callosas y rústicas. Era una intérprete. La chica de los ojos tristes había venido a redimirlo, a compadecerse de todo lo que había hecho en el pasado. Era su ángel.
— Eres mía ahora, mi ángel...

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The Shadow
FanfictionPorque él seguiría siendo una sombra, inmerso cada vez más en las tinieblas; y ella seguiría siendo un ángel, en busca de una forma de salir de la oscuridad. ADVERTENCIA: contenido explícito que requiere de la discreción del lector.