XIV

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XIV

Los Seis de Belleville era uno de los casos que Xavier recordaba con perfecta claridad. Para aquella época, tan sólo era el "chico nuevo" en el mundo de la criminalística, como un siervo recién nacido aprendiendo a caminar. Vivía en un apartamento de mierda con olor a moho y tallarines viejos y trabajaba rondas nocturnas que lo dejaban completamente exhausto, y en realidad nadie lo tomaba en serio.

Ocurrió un día viernes, en el acto de graduación de la Academia Elementaria de Belleville. Recordó ver desde su oficina conjunta cómo los oficiales empezaron a correr por los pasillos, el incesante sonido de las líneas pitando hacía que sus sienes dolieran. Al notificarle la situación, su instinto curioso, aquel que atraía los problemas como un imán, se encendió como una chispa, haciéndolo mezclarse a la masa de detectives quienes se dirigian al lugar.

Tardó no menos de media hora en llegar a la Academia Elementaria de Belleville. El sonido de las sirenas, chillidos estridentes y gritos incompresibles le dieron la bienvenida al ingresar en las instalaciones. No tenía ni la más mínima idea de lo que se encontraría en el auditorio escolar.

Al llegar a la escena del crimen, oculto como pudo las arcadas y mantuvo su expresión serena, tratando de obviar el putrefacto olor a carne quemada. Justo al frente del escenario, seis cadáveres colgaban del techo, incinedaros y cada uno con una gran sonrisa dibujada con sangre en donde deberían estar sus rostros.

Xavier no había visto un homicidio tan perfectamente calculado en todo su entrenamiento: sin huellas dactilares, ni una sola pista que incriminara a nadie. Los cuerpos habían sido anteriormente disecados, y habían encontrado los órganos horas después en cada uno de los hogares de las víctimas, envueltos en cajas de regalos y grandes lazos en ellos. Un lindo toque. Los espectadores habían dicho que justo al abrir el telón, los cuerpos saltaron en perfecta sincronía, justo en el momento de iniciar la ceremonia. Cada uno de los cuerpos vestían como jugadores de fútbol americano y de porristas, haciendo más facil el reconocimiento de las víctimas.

Sin embargo, fue Xavier quien se dio cuenta del casi imperceptible del "bip" proveniente debajo de una de las vigas del escenario. Fue el único quien se atrevió a seguir el pequeño sonido. Quien descubrió una de las cinco bombas esparcidas por todo el instituto.

Lograron desalojar las instalaciones justo a tiempo cuando las bombas explotaron. No lo habían podido detener a tiempo y no pasó de sólo personas heridas y conmocionadas por los acontecimientos. Nunca pudo olvidar por completo las llamas frente a sus ojos, las cenizas manchando sus rostros y los gritos de horror haciendo eco en su cabeza.

Horas después, encontró una nota justo en el interior del cráneo de una de las víctima cuando realizaba la necropsia, en donde rezaba.

"Yo soy la herida y el cuchillo,

La mejilla y el bofetón.

Yo soy los miembros y la rueda,

Y la víctima y el verdugo

Soy el vampiro de mi sangre,

— Uno de esos abandonados,

Condenados a risa eterna

Cuya sonrisa es imposible

Y en letras negras y remarcadas, encontró el nombre de su destino, de aquel chiquillo que lo ascendería en su carrera, pero que haría su vida un infierno.

SHADOW

- - -

—Encontré algo— Leah se apresura a entrar en la oficina, sus tacones resonando a su paso y aquel  fuerte perfume penetrando sus fosas nasales.

Xavier levanta la mirada de las fotos de los cadáveres de Valerie Nolan y William Stevson, quitándose las gafas y restregándose los párpados como un niño pequeño.

— Soy todo oidos.

— Anoche se encontró un cadaver en uno de esos Pandemoniums en la Zona Roja de Las Vegas— la pelirroja tira una carpeta en el escritorio, cruzándose de brazos

— ¿Y eso implica que...?— divagó, observando el expediente del chico: Evan Taylor.

— Uno de nuestros informante observó a una chica rubia junto a Taylor minutos antes del asesinato. Luego observó como la chica fue arrastrada de la escena del crimen por un hombre que corresponde a las características de Shadow...

El detective alzó la mirada al instante, como un sabueso alerta.

— ¿Crees que la chica sea...?

—¿...Moira Novachek? Estoy un 85% segura— cruzó los brazos en gesto de superioridad, mientras que con su mano libre quitaba los mechones que salían de su desordenado moño—. Un equipo va en camino.

— Leah, preferirías que fueras una de las informantes. Esto es posible nuestro primer paso acertado luego de meses, y no quiero que un interno lo arruine ¿Puedo contar contigo, muñeca?

Leah asintió con firmeza, antes de dirigirse hacia la salida, no sin antes prometerle una reunión de "despedida". Luego de que la pelirroja cerrara la puerta, Xavier tomó las fotos y las incrustó en el gran mural de la pared, sonriendo como un lobo al ver la foto del expendiente de Andy Biersack.

— Te tengo.

n/a: me inspiré pues XD






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