Capítulo 15

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Por otra parte, Doma iba caminando mientras pensaba detalladamente en lo que había sucedido, no podía creer que le hubiese terminado consintiendo ese capricho a Daki.

Pero lo peor no era eso, aquel beso le había provocado algo extraño, seguramente por sus aparentes y casi imperceptibles sentimientos que no sabía de dónde estaban saliendo.

Eso no le gustaba para nada, algo le decía que al encariñarse de esos hermanos empezaba a percibir algo, pero no quería dejarse llevar por ello, y menos por Daki.

Los sentimientos sólo lo harían vulnerable, no quería sufrir cuando estos hermanos se fueran de su lado.

Pasó cerca de las aguas termales y se dio cuenta de que en todo el tiempo que estuvo allí no se había metido en ninguna poza, pero tampoco es que le llamara la atención, siempre le decían que las aguas termales relajaban bastante pero a él jamás le habían hecho nada.

Se encontró con Ringo, la cual notó que estaba demasiado pensativo.

—Hola Doma —Le saludó con una sonrisa. Doma le devolvió el saludo con un ademán—. ¿Qué tienes?, te noto muy callado últimamente.

—No es nada, sólo estaba pensando un poco —Y ella asintió, ignorando por completo que la situación era un poco compleja.

—¿Ya probaste las aguas termales?, hoy están mejor que nunca —Habló, señalándole las pozas.

—En realidad no las he probado, sabes que no soy muy fan de las aguas termales, para mí es como meterme en una poza de agua común, no noto la diferencia —Habló, sonando indiferente y sin mostrar expresión alguna. Ringo pensó en eso, sabiendo que su insensibilidad le evitaba percibir el calor.

—Pero... deberías darles una oportunidad, hoy están buenas, hace un rato me di un chapuzón y resultó agradable, anda —Ringo le agarró el brazo mientras lo agitaba un poco, insistiéndole como si de una niñita se tratase, hasta poniéndole ojitos—. Hazlo por mí, por favor —Y le puso carita tierna. Doma hizo una mueca, intentando no reírse—. Si no lo haces te transformaré en gato y serás una cosita peluda y tierna hasta que yo decida devolverte a la normalidad.

—¡No te pases! ­—Y Ringo se echó a reír—. Aunque, se me ocurre una idea para usar esa técnica de sangre tan tierna, pero no sé si funcione tan bien, aunque nadie puede librarse de eso, ni el más fuerte, lo que es sorprendente, así que puede que sí funcione.

—¿Y a quién quieres transformar en gato? —Le preguntó. Doma lo pensó detenidamente, tratando de contener una pequeña risa.

—A la segunda creciente —Y eso sin duda la sorprendió.

—Sería divertido, ¿Pero crees que el señor Muzan te deje hacerlo? —Doma alzó los hombros, dándole poca importancia a eso.

—Él dejó que Akaza intentara matarme varias veces, convertirlo en gato no es nada peligroso para él, a menos que se atragante con una bola de pelo —Y ambos se echaron a reír.

—¡Hay que hacerlo!, ¡Tú me dices cuando y lo esperamos donde quieras! —Ringo lo abrazó y Doma asintió mientras le sonreía.

A él siempre le gustó Ringo, la veía como una hermanita pequeña, era la más pequeña del grupo y sus técnicas de sangre eran bastante adorables. Ringo era como una gatita pequeña a la que había que cuidar, pero también era muy traviesa.

Lo único que le preocupaba era que por su falta de crueldad, Muzan terminara descartándola de las lunas. Siempre notó su rechazo hacia ella por su actitud adorable y nada temible.

Él la cuidaba cuando era menguante, pero ahora era distinto, ya no podría protegerla de la ira de Muzan.

Sabía que unos años después, las lunas inferiores serían cambiadas en su totalidad, siempre era así y no cambiaría jamás.

Segunda oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora